Un País sin Jóvenes ni profesionales

El Salvador de Qué se queda sin su mejor gente, por un lado tenemos a miles de desaparecidos y en el otro extremo están esos brillantes jóvenes profesionales que ante la insania que vivimos, prefieren enrumbar sus vidas hacia otros lares; una realidad demasiado triste.

Por: Francisco Parada Walsh*

Y no podemos olvidar a todos aquellos jóvenes inocentes, que su captura representa apenas diez dólares para un soldado del alma y un infierno para la familia del detenido. Increíble pero cierto. ¿Cómo un país tan pobre, casi inexistente puede darse el lujo de permitir que su mejor gente se marche? Solo basta entender que vivimos en El Salvador y tenemos la respuesta.

Me solidarizo con el joven, entiendo que es el alma del mundo, es el revolucionario por derecho sin embargo parece que ese espíritu combativo llegó a su fin, la lucha se transformó en miedo, el valor en cobardía, los sueños en pesadillas, la libertad en miles de capturas, en miles de sueños truncados; solo cuando se es pobre en un país tan pobre se entiende qué es estar en la cárcel, qué es perder un empleo, qué es no tener qué comer, qué es sentirse no salvadoreño sino apenas un extraño, un paria que se pone una cruz en la frente para que un estado ya no en mal estado sino en descomposición avanzada le apunte y le vuela los sesos a su gente; nada me extraña, nada y aun, los jóvenes sean nativos de la zona alta o profesionales jóvenes que alguna vez fueron mis alumnos y  con los que guardo entrañable amistad y me piden un consejo, soy claro, no les digo: “Luchen por su país, esta tierra les pertenece, son ustedes el futuro y bla, bla, bla”, al contrario, les desmenuzo la realidad por dura que sea, les hago ver las cosas a favor y en contra y que acá, no tienen nada qué hacer a menos que sean artistas del grafiti o hábiles patinadores ¡ eso sí vale! Poco importa si el joven ha ganado una medalla de oro en las Olimpiadas de Matemáticas, no, se le apuesta a la bazofia y no al talento.

Que un joven que creyó en el presidente muera vapuleado en una cárcel a causa del régimen de excepción es algo enfermizo, nauseabundo y es una realidad; que se gradúen profesionales de la medicina forense en ser diestros analizadores de fosas clandestinas solo me golpea la cabeza, no lo entiendo y que, un talentoso médico o ingeniero apunte su rumbo hacia “La tierra de las masacres” o poco les importe ir a lavar platos a España solo dice que este país aparte de vomitar a su mejor gente, ya topamos, no hay nada que hacer. Y falta.

Parece que no vemos las graves repercusiones de estas migraciones, desapariciones y detenciones sin embargo en esa panacea o espejismo que es el ahorro o cotizaciones que se supone que todos hacemos para tener cobijo en nuestra vejez tendrá un impacto mortal, no habrá quien alimente a un sistema de pensiones viciados como pocos, los que deberían llevar a cuestas la vejez nuestra, nos dejan por un futuro mejor.

Nuevamente, empieza una oleada de fugas de talentos, no lo dudo ni por un momento que el hambre aprieta y poco importa realizar la especialidad en el país, lo que es imperativo y lo único que los padres desean es que sus hijos se vayan, no sé si serán felices, no lo sé pero no los matarán por robarles un par de zapatos deportivos ni serán detenidos por el delito más desleal que pueda haber cómo es ser joven.

Pero ¿Qué es ser joven en estas agonizantes tierras? Es ser enemigo de un estado que ve en la fuerza, en los sueños y en esa esperanza que brinca y quizá sea la que nos mantenga con ánimos de lucha y debo aclarar o me deben contestar ¿Qué dicen los que un día fueron la luz de los cambios y de la revolución como son los estudiantes de la Universidad Nacional? ¡Nada! Silencio total.

Conozco el caso personal de un conocido que fue detenido hace un mes, su madre no tiene ni para los pasajes del bus y menos tendrá para comprar ese “paquete” de utensilios de primera, segunda y tercera necesidad y me pregunto ¿Quién estará tras la venta de estos productos? ¿Quién estará tras las compras de todo lo que sea comprable en el centro histórico de San Salvador? ¿Quién? “Pobrecito mi patrón, piensa que el pobre soy yo…”

*Médico salvadoreño

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