Contra las hordas asesinas y ladronas de la religión trumpeana (segunda parte)

Por: Dan González-Ortega. (Comunión Mexicana de Iglesias Reformadas y Presbiterianas)

[Sr. Trump,] Soy el Secretario Permanente de la Iglesia Presbiteriana (EEUUA), la denominación a la que pertenece la congregación en Queens, Nueva York, donde usted fue bautizado. […] Como Presbiteriano yo reconozco mis antepasados ​​inmigrantes y mis nuevos hermanos y hermanas inmigrantes. También respeto el que llegamos sin ser invitados a una tierra ya ocupada por personas. Esto crea un sentido de humildad sobre mi ciudadanía que define mi punto de vista en cuanto a las personas que buscan un lugar aquí. Espero que esto le resulte útil. Especialmente espero que les sirva de información para sus políticas futuras.(1)

 

Con mejores intenciones que atinos, Max Weber logró presentar una crítica muy seria al calvinismo en su relación con el capitalismo. En su libro La ética protestante y el espíritu del capitalismo Weber interpreta al puritanismo como representante unigénito de la tradición calviniana donde: una suerte de ascesis laboral recalaba en la incesante actividad económica como medio para que cualquier creyente reformado sostuviera su creencia en la pertenencia a la comunidad predestinada de personas elegidas por Dios. Weber perdió de vista que la ética teológica calviniana descansa en la justicia social de la teología bíblica.

El sociólogo alemán estaba interesado principalmente en aquellas nuevas formas de actividad económica, poniendo en relieve los elementos psicológicos del puritanismo, pero dejando de lado un elemento esencial para entender el contraste de ideas en la época de la reforma: la visión de la historia(1). Un solo ejemplo basta para comprender cómo los protestantes del siglo 16 tenían una lectura bien diferente de la realidad, mediada por la historia, en comparación a los puritanos del siglo 18: en tiempos de Martín Lutero eran tantas las personas que salían de los monasterios, impulsados por las ideas libertarias de la reforma, que muchas de ellas cayeron en la indigencia; acto seguido, Lutero recomendó a los príncipes y nobles que las propiedades eclesiásticas fueran confiscadas y se convirtieran en propiedades comunales, para hacer de esos espacios y recursos en resguardo y medios de subsistencia para la gente marginalizada(2).

El conservadurismo y los fundamentalismos, como el de las hordas trumpistas, llevan esta premisa weberiana a un nivel caricaturesco (si lo leemos con mucho humor) pero a un terreno peligroso de arenas movedizas si lo asumimos con seriedad. Es el capitalismo salvaje, el neoliberalismo en su máxima expresión, lo que resultaría de ello. Un mundo ateo del Dios de Calvino: o sea, de un Dios de justicia y misericordia. Esto resulta en una circunstancia donde el dios principal es el mercado: y donde en el mundo no hay fronteras para las mercancías sólo las hay para las personas.

Ahora bien, evitando curarnos en salud, quienes habitamos en la otrora Abya-Yala debemos mirar el contexto político, social, económico y, culturalmente religioso con mucha atención. Personajazos de nuestro pasado reciente: Pinochet, Videla, Rafael Trujillo, Fulgencio Batista, Somoza, Ríos Mont; así como los más contemporáneos Álvaro Uribe, Mauricio Macri, Jeanine Áñez Chávez, Jair Bolsonaro o, las bancadas evangélicas en Brasil y Costa Rica, los movimientos “con mis hijos no te metas” (en Perú) y quienes promovieron el “¡NO!” durante el plebiscito a favor de los acuerdos de paz en Colombia, representan verdaderas “hordas asesinas y ladronas” que hacen descansar una buena parte del discurso legitimador de sus acciones en la religión y, particularmente, en el pensamiento cristiano-evangélico. ¡Nada más alejado de la espiritualidad y del pensamiento protestante!

Figuras como Donald Trump hacen que brote lo peor, pero también lo mejor, de las personas. Así como hemos visto la manera en que emergieron esas hordas que asaltaron de forma bárbara el Capitolio en Washington el año pasado; también hemos podido observar cómo las iglesias, protestantes en general y la PCUSA en particular (en la cual fue bautizado Trump), han sacado lo mejor de sí emitiendo críticas serias y pertinentes ante las aberraciones del trumpismo, lo que en la jerga de las religiones judeo-cristianas llamamos: “voz profética”.

Si Trump, y las hordas que le acompañan, leyeron la censura de Lutero a los campesinos revolucionarios de la incipiente Alemania del siglo 16 e hicieron eco de una interpretación distorsionada del puritanismo calvinista, acá estamos hoy para decirles que: deben leer mejor y en forma total las obras de Martín Lutero, pero además, es urgente reconsiderar en forma correcta la ética reformada calviniana que tiene como premisa invariable la justicia para todas las personas.

Así, basta decir que Trump es un ejemplo contemporáneo muy claro de lo que las “religiones abrahamicas” identifican como idolatría: dios hecho a la imagen y semejanza del faraón, de sus intereses más egoístas como perversos y, de un sistema de explotación instalado por ordenanza divina.

Expuesto lo anterior y en forma parcial (ya que quien escribe es protestante-presbiteriano) cualquier persona cristiana en general, protestante en particular y reformada en puntualidad está llamada a ser atea. ¡Sí, atea!: Atea del dios de Trump como de sus hordas asesinas y ladronas dispersas por el mundo.

Si Calvino consiguió, en tan poco tiempo, una influencia tan eficaz sobre la historia y sobre la evolución de la economía, en un tema del que los historiadores y los economistas se interrogan todavía hasta hoy (protestantismo y capitalismo), es porque su acción ha procedido de un método doblemente realista: reposando, por una parte, sobre una observación perspicaz y científica de los hechos materiales; y, por otra parte, sobre el conocimiento objetivo más profundo que se puede tener del ser humano, de sus fines y sus medios, el conocimiento que nos revela la eterna Palabra de Dios(3).

Referencias:

(1) Ver: Mario Miegge. 2016. Martín Lutero: La reforma protestante y el nacimiento de las sociedades modernas. Barcelona: CLIE.
(2) Cf. Walter Altmann. 2016. Lutero e Libertação. São Leopoldo: Sinodal.
(3) A. Bieler, 2015, p.70.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

A %d blogueros les gusta esto: