Libro | Psicoanálisis de la sociedad contemporánea

Erich Fromm fue un destacado psicoanalista, psicólogo social y filósofo humanista de origen judío alemán. Escribe “Psicoanálisis de la Sociedad Contemporánea: hacía una sociedad sana”, en mil novecientos cincuenta y cinco. En esta obra, intenta demostrar que el hombre moderno, ha sido liberado de la mentalidad medieval, pero, no ha alcanzado completamente su libertad.

Por: José Guillermo Mártir Hidalgo*

En el primer capítulo, examina los progresos de nuestra civilización y el mal uso de ellos. Enfatiza las perversiones patológicas en los modos de vida democráticos, las cuales son manifestaciones de una profunda insatisfacción existencial. En el segundo capítulo, Fromm presenta la tesis de psiquiatras y psicólogos que, una sociedad, no puede estar psíquicamente enferma. Los problemas son individuales y su solución es la adaptación personal a la sociedad en que vive.

En el capítulo tres menciona que, en el hombre, existen leyes sociales y morales propias de una naturaleza que supera la animalidad. La razón, la fantasía y la voluntad hacen trascenderla. Todo esto crea una dicotomía: no puede librarse de la razón y se ve obligado a luchar, a superarse, a temer y confiar. La cual se ve agudizada por su conciencia de la muerte. Una sociedad sana, responde a las justas necesidades del hombre. Mientras que, una sociedad enferma, intenta engañar al hombre con respuestas insuficientes.

Hay cinco necesidades básicas de la existencia humana. La primera, relación contra narcisismo. Uno puede relacionarse con los demás de forma desequilibrada: sumisión (masoquismo) o dominación (sadismo). Solo el amor puede hacer sentir al hombre unido con el mundo y tener una sensación de integridad e individualidad. La maduración puede no estar acompañada de esa sensatez, propiciando un narcisismo patológico. Caracterizado por encerrarse en sí mismo, no tener contacto con la realidad y ni con los demás.

La segunda, trascendencia: creatividad contra destructividad. Los seres vivientes crean vida, solo el hombre es consciente de ello. Puede crearla activamente mediante el amor. La respuesta contraria, destruir la vida, aparece cuando no se satisface de manera conveniente la fuerza creadora.

La tercera, arraigamiento: fraternidad contra incesto. Al crecer, se alterna el vínculo materno por otras relaciones. Pero el individualismo, al no trasformar la libertad de en libertad para, se convierte en la raíz del totalitarismo. El nacionalismo y el culto al Estado son síntomas de una regresión a la fijación incestuosa.

La cuarta, sentimiento de identidad: individualidad contra conformidad gregaria. El hombre necesita un sentido de identidad, que viene de fuera, pero con frecuencia, degenera en gregarismo, anulando la individualidad.

Quinta, necesidad de una estructura que oriente y vincule: razón contra irracionalidad. La razón es un instrumento para llegar a la verdad, la inteligencia, un instrumento para manipular el mundo. Cualquier sistema de orientación, debe tener en cuenta la razón y la inteligencia.

En el cuarto capítulo, Fromm insiste en la naturaleza humana que, se realiza en la sociedad. La estructura social condiciona la maduración de la persona y puede producir en ella resultados patológicos. Ni el capitalismo, ni la doctrina de Freud, son capaces de producir una sociedad sin neurosis. En el quinto capítulo dice que, los individuos se adecuan unos de otros, al mismo tiempo, se ajustan a un carácter social que depende de las ideas políticas, filosóficas y religiosas.

Contribuyendo la educación familiar, la educación escolar y métodos pedagógicos a ello. El carácter social, son cualidades o circunstancias compartidas por una colectividad que, distingue su modo de ser u obrar, respondiendo así, su papel social a desempeñar. En el capitalismo del siglo diecisiete y dieciocho, los hombres libres vendían su trabajo al capital. En el capitalismo del siglo diecinueve, la empresa alcanza el predominio sobre el hombre. En la sociedad del siglo veinte, hay un triunfo del mercado y el desarrollo de la técnica ha favorecido el aumento del capital. Todos quieren consumir y los gustos se han estandarizados.

La idolatría, reverencia del hombre ante el trabajo de sus propias manos, es otro tipo de alienación además de la económica. Las personas se juntan por intereses egoístas y para usarse mutuamente. El conformismo, modo implícito de obediencia a férreas leyes para acomodarse al grupo en el que se vive, es otro tipo de alienación. Consecuencia del conformismo es la sumisión a una autoridad anónima. En la sociedad capitalista afloran la inteligencia instrumental, la conciencia amortiguada y silenciada, abundantes manifestaciones religiosas y crecientes idolatrías. El artesano medieval estaba satisfecho ante el producto acabado. El trabajo anónimo y dividido del obrero industrial o post industrial, es menos querido y suscita rebeldía. Antes, el problema del sufragio universal impedía la participación democrática a las masas. Hoy los ciudadanos no participan en la vida y en las decisiones políticas.

En el capítulo sexto, la decadencia de la civilización, es una de las críticas a la sociedad capitalista. Diferentes pensadores profetizaron la transformación del hombre en máquina y los regímenes autoritarios. En el capítulo séptimo, Fromm analiza las idolatrías autoritarias del nazismo y el comunismo. Rosa de Luxemburgo advertía la necesidad de hacer una elección entre democracia y burocracia. Fromm simpatiza con el socialismo, pero señala algunos errores a Marx como posponer la descentralización del Estado a la Revolución del Proletariado y creer que, la emancipación solo era de tipo económico.

Esta simplificación condujo al olvido del factor moral, a las vías autoritarias y a la socialización de los medios de producción. En el capítulo ocho considera que el trastorno psicológico es, por el conflicto con las exigencias naturales de la persona humana. La solución está en el socialismo comunitario: mejoradas condiciones de trabajo, participación en decisiones, participación de bienes y valoración de aptitudes. Así como en la necesidad de una base ética común. Sugiere pequeños núcleos de personas que, puedan reunirse periódicamente para tomar decisiones. Y nombrar representantes para aquellos problemas que, deban ser resueltos más arriba. Además, pide la unión entre educación teórica y práctica. Invoca a la formación permanente de los adultos. Otro elemento importante de la vida social del hombre son los ritos, ya que presumen participación y actividad.

Quinientos años antes de Cristo, aparecieron la ideas que iban a transformar al mundo. La Iglesia Católica convirtió a la Europa bárbara. El hombre ilustrado se encontró solo con su conciencia y razón. El poder de la técnica, difundió la esperanza de la disposición de los bienes a todos. El hombre había encontrado la libertad e intento huir de ella, para entregarse a poderes totalitarios. Los esfuerzos de crear una sociedad sana, cambiaron a una sociedad que conduce a la neurosis y a la autodestrucción.

*Psicólogo salvadoreño

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