Presidencia en la ilegalidad

La mayoría de personas nos avergonzamos de las faltas que cometemos, pues en general desaprobamos la ilegalidad.

Por: Luis Arnoldo Colato Hernández*

Por supuesto algunos actuamos desviadamente, naturalizando así el delito.

“Ah, Pedro Tal, – un nombre al azar – se mete a político para conseguir un hueso…”, es la común afirmación que hacemos sobre aquel que se involucra en política, pues asumimos que el político como la política criolla en general, son corruptos.

Empero la política, en términos de la apreciación clásica de esta, es el arte del bien servir a la comunidad, por lo que por principio no debiera ser corrupta.

Por otro lado, el hecho es que la mayoría de personas que se involucran con la política en nuestro medio, con algunas excepciones muy loables, son corruptos, pues carecen de la elemental ética que debiera moverlos a dar cuentas de sus acciones ante la historia, la República y sus conciudadanos.

Sin duda siendo consciente de ello, el actual mandatario de nuestro país, en medio de la rueda de prensa en la que refrendó su ilegal candidatura a la presidencia, aseveró: “…no quiero que me recuerden como ladrón…”.

Hay que considerar en este punto que tal aseveración está demás expresarla en cualquier circunstancia, pero las condiciones que ha promovido le imponen al mandatario verbalizarlo públicamente.

El mandatario se auto alaba porque sencillamente su gobierno es el mas corrupto que hemos padecido, lo cual no solo es referido por quienes señalamos sus delitos, también por sendos informes publicados por la banca multilateral [FMI, BM, el BCIE, BID, etcétera] en el que se desnuda la desmedida corruptela del régimen, o por los señalamientos de entidades observadoras internacionales [CIS, SICA, UN, CMRSV, GAFILAT, DIALNET, etc.] que miden el nivel de corrupción de los estados, o los retrocesos que en materia social acometen, y que para el caso particular de nuestro país, ha supuesto con el presente gobierno, un crudo y descarnado retroceso en términos sociales, políticos, financieros e institucionales.

Los resultados de tales mediciones son entonces tristemente vergonzosos e infames, por los retrocesos graves en todos los marcadores sociales reconocidos internacionalmente que además nuestro país ha asumido mediante los debidos acuerdos celebrados con las entidades internacionales que los promueven.

Esto podemos apreciarlo al observar cómo durante la presente gestión, teniendo control absoluto de la total institucionalidad mediante su cooptación política por intermedio de la imposición de elementos partidarios en todos sus niveles, ha contratado más créditos que la totalidad adquirida en los últimos 30 años previos al presente gobierno, negándose porque sí a dar cuentas por estos, sin tampoco haberse construido la infraestructura que respalde tanto su adquisición como manejo transparente.

Entonces y en el marco de la ilegalidad que adelanta el actual mandatario – pues su candidatura está prohibida por la Constitución en 7 diferentes artículos – afirma un contradicho, pues este régimen ilegal y golpista es la definición del presidencialismo y nada se hace sin su expresa voluntad, por lo que todos los delitos que acumula son su entera responsabilidad jurídica.

También el latrocinio.

*Educador salvadoreño

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