El Salvador es una “bomba de tiempo”

Ivania Cruz, abogada del Comité de Familiares de Presas y Presos Políticos de El Salvador, aseguró que el descontento popular es creciente.

Por: Vinicio Chacón*

Según un informe reciente del Observatorio de Derechos Humanos de la Universidad Centroamericana José Siméon Cañas (UCA), en El Salvador se han reportado 4,060 personas como desaparecidas durante los últimos dos años.

La abogada Ivania Cruz, vocera del Comité de Familiares de Presas y Presos Políticos de El Salvador (Cofappes), ofreció ese dato para empezar a describir la magnitud de la ofensiva contra los derechos humanos que el gobierno del derechista Nayib Bukele lleva a cabo con el pretexto de luchar contra las pandillas -o maras- a través de un régimen de excepción.

¿De qué hablamos hoy en día cuando hablamos de las pandillas en El Salvador? ¿Qué tan poderosas son? Lo que se percibe es que el tema de declararles la guerra ha servido a Bukele para impulsar su popularidad.

Todo esto que nos ha llevado a tener ahora el régimen de excepción, a tener ahora presas y presos políticos, detenciones arbitrarias, producto del fenómeno de las pandillas.

Bukele era un empresario, precisamente su especialidad era el marketing y dentro de eso ha generado su política. Ahora bien, el Plan Control Territorial que crea Bukele no fue un plan exitoso en el sentido de “cero homicidios” etcétera, etcétera; sino que por el medio de investigación periodística El Faro, se demostró que existía una tregua con las pandillas. ¿Cómo era posible que solicitaban fondos a Estados Unidos y otros para generar el plan, cuando ahora sabemos que lo que se estaba haciendo era enriquecer a las pandillas para que dejaran de cometer homicidios a la luz del día?

Sin embargo, las extorsiones seguían, seguían los desaparecidos. Ya no era un tema de más homicidios, ahora era más de un desaparecido en fosas clandestinas.

¿Las pandillas entonces estaban extorsionando hasta al propio Gobierno?

Exacto. Estamos hablando del año 2020, precisamente el motivo por el cual Bukele entra a la Asamblea Legislativa con las fuerzas armadas fue lograr los fondos para el Plan Control Territorial y estamos hablando de la Asamblea Legislativa anterior, donde sí existía un contrapeso. Hoy en día existe una Asamblea totalmente a favor de Bukele.

Si bien es cierto democráticamente se escogieron esos funcionarios, eso no significa que tenían que cometer arbitrariedades en contra de la Constitución: le dieron golpe a la Corte Suprema de Justicia, sustituyeron al Fiscal General para poner gente afín a Bukele. Actualmente en El Salvador vivimos una dictadura. A los magistrados de la Corte Suprema de Justicia los sustituyen y ahora con una nueva ley sobre la carrera judicial ya no solamente (controlan) a los magistrados, si no a los jueces de los casos que a ellos les interesaba sustituir, como el caso de (la masacre de) El Mozote.

Cofappes entra a partir de 2021 por los primeros casos individuales; hoy, 2022, hablamos de capturas masivas.

En el 2021 hablamos de capturas a cualquier oposición, comenzó su discurso con los partidos opositores, FMLN y Arena, pero después pasó a cualquier crítica: hay siete periodistas exiliados, existe la ley mordaza según la cual los periodistas ya no pueden hacer publicaciones sobre las pandillas. Es una limitante a la libertad de expresión y al periodismo en El Salvador.

¿Es exacto decir que el tema de la lucha contra las pandillas ha sido instrumentalizado como el caballo de Troya para el establecimiento de una dictadura?

Exacto, es un mecanismo institucionalizado precisamente para generar el populismo. Eso no significa que porque Bukele sea popular que las cosas se hagan bien. Hitler era popular.

Lo que ha generado ahora es que antes la gente emigraba por las pandillas; ahora emigra por las pandillas, porque sigue siendo extorsionada, pero también por la policía y las fuerzas armadas que hacen detenciones arbitrarias.

¿Ha logrado Bukele debilitar a las pandillas?

Realmente sólo en el tema de homicidios, en todas las demás estructuras criminales, no.

Las extorsiones siguen, no te sientes seguro en un en un bus porque te van a robar, siempre siguen asaltando. Ese fenómeno es mentira que ha podido erradicarlo, lo único que ha debilitado es el hecho de que no hay homicidios a la luz del día, porque algunos están capturados otros están dispersados.

Este caballo de Troya para llegar precisamente a la próxima campaña, lo ha generado con el tema del régimen de excepción, pero cuando un gobierno opta por estos mecanismos está demostrando que es débil e incapaz, porque no puede generar políticas de seguridad, si no es por el hecho de vulnerar el derecho humano a todas las personas. Actualmente en el país, hay más de 100 muertos a manos del Estado dentro de los centros penales por el régimen de excepción, pero la gente a veces cree que esos muertos son pandilleros, pero la mayoría son personas civiles, o jóvenes que fueron muertos por riñas dentro de una celda en la que estás metiendo a gente inocente mezclada con pandilleros.

¿Hasta qué punto sucede como como en Colombia con los falsos positivos, en que los militares mataban personas y luego mentían diciendo que eran de la guerrilla?

Es exactamente lo que estamos viendo en El Salvador. Están metiendo a personas inocentes (a las prisiones), pero no comprobando hechos delictivos sino para alcanzar una cuota, para llegar a esa presunción de 60 mi personas detenidas y que todas son pandilleras. De esas 60 mil, hablaban de un margen de error de 1% y han liberado 800 personas de detenciones arbitrarias.

Las organizaciones civiles y sociales hablan de un 40% de detenciones arbitrarias.

Todas esas cosas que habíamos superado antes de los Acuerdos de Paz, lo estamos reviviendo. Hay tres casos emblemáticos, alcaldías, el mecanismo de Bukele es el siguiente: solamente ha agarrado algunos casos (de corrupción) y ya no ha seguido. El tema de lucha contra la corrupción se dirige sólo a gente de otros partidos.

Cualquier voz crítica es normalmente atacada, por ejemplo la UCA con el padre (José María) Tojeira (director del Instituto de Derechos Humanos de esa Universidad), ha sido víctima de toda la persecución.

En lo particular el mismo comité que yo represento, nadie quería tener la voz. Soy la menor de cuatro hermanos y soy la que da la cara por la familia. Mi hermano detenido, mis otras dos hermanas tienen que salir del país con sus hijos porque ya no hay vida allá en El Salvador: tener que estar yendo a un lugar y saber que me están tomando fotografías, que está un vehículo sin placas.

Antes este prácticamente del régimen de excepción, se hablaba de fosas clandestinas como de 2.000 personas. Ahora con el régimen de excepción, más allá de no saber tus familiares ni siquiera dónde estás detenido, lo consideran como que estás desaparecido.

El mismo gobierno está desapareciendo también a nuestros familiares, ya no sólo hablamos de las pandillas, cuando es el Estado el agresor genera obviamente que las organizaciones internacionales se vayan a pronunciar y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) hoy por hoy está tramitando la primer denuncia del Salvador de los 68 muertos, pero según los datos que manejamos las organizaciones sociales son 116 muertos.

¿El tema de detenciones arbitrarias y demás se ha enfocado en el trabajo de las organizaciones sociales?

Son más de 50 presos políticos, me refiero a líderes comunales, personas que han defendido el derecho al agua, sindicalistas, empresarios.

El trabajo que hago tiene todos los riegos, porque en mi país no existe institucionalidad: si te vas a la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos en la Procuradora es afín al gobierno de Bukele, tía del jefe de fracción del (partido oficialista) Nuevas Ideas.

Por ser voz crítica te detienen, te fabrican un proceso o tienes que ser exiliado, a eso nos enfrentamos. No existe una defensa (judicial) clara porque también hay limitantes (desde) las mismas administraciones. Estamos hablando de corrupción en el tema de la administración de justicia.

Viendo este proceso de consolidación de un ejercicio autocrático del poder que tiene no poco combustible de parte de la popularidad de la que goza Bukele, ¿qué soluciones se vislumbran para El Salvador?

Existe un movimiento fuerte denominado Bloque de Resistencia y Rebeldía Popular, que aglutina a más de 35 organizaciones y trabaja con la Coordinadora de la Salud, entre otros.

La debilidad más fuerte es que no existe un perfil político que realmente genere esa competencia a Bukele para generar el cambio. Al no existir ese perfil político, entonces a la llegada ante una reelección que él pretende en contra de la Constitución, nos vemos bastante delimitados.

La única esperanza que tenemos es debilitar la Asamblea Legislativa, que ya no tenga la mayoría, generar un contrapeso y recuperar un poco la institucionalidad de los magistrados de la Corte Suprema de Justicia.

Bukele se encargó de debilitar a las organizaciones de la Universidad Nacional, a los partidos de oposición, a costado crear estos movimientos nuevamente a dar la lucha.

¿La situación económica y social en el país juega a favor o en contra de esa aspiración autocrática de Bukele?

Esto es una bomba de tiempo, no va a poder sostener sus mentiras a largo plazo precisamente por el costo de la vida tan alto en El Salvador, el hecho de que no le haya apostado a la agricultura. Los “paquetes de solidaridad” que se dieron en la pandemia fueron adquiridos en México, en Sinaloa, no a los productores de nuestro país y a un precio tres veces mayor.

Todo esto va generando poco a poco descontento en la población y debilitando la popularidad de Bukele.

*Fuente: Semanario Universidad

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