El poder político se basa en emociones

El autor del artículo “Acerca de la base emocional del poder político” es anónimo. Biblioteca Pléyades, que es un sitio que contiene material con derechos de autor encontrados en la internet, señala, que este artículo ha sido censurado bajo la excusa «investigación original”.

Por: José Guillermo Mártir Hidalgo

El artículo sostiene que el poder político se basa en emociones. Hay cuatro formas para que los subordinados obedezcan:  activar una emoción, prometer una recompensa, apelar a la ideología, al honor y al deber y combinar premios y castigos, es decir, la política del garrote y la zanahoria. La ideología manipula a través de la mentira, porque aceptamos sin cuestionar una explicación “racional”. Prejuzgamos la fuente, la aceptamos o rechazamos sin razonar. Si la fuente no es fiable, ignoramos lo que dice y si la fuente es fiable, permitimos que piense por nosotros.

Pero, debemos escuchar a todas las fuentes, oficiales y no oficiales, hasta escoger la información que se ajusta a nuestro mapa mental. Nos permitimos ser engañados cuando no razonamos por nosotros mismos. Razonar es escoger que creer, es buscar la verdad. Solo cuando uno está escogiendo uno esta razonando. Nosotros no razonamos cuando descartamos la nueva información. La nueva información no se conecta en nuestro rompecabezas, porque contradice algo que nosotros creemos. Debemos resolver la contradicción descartando la nueva o la vieja información. Al no resolver la contradicción, cohabitara en nosotros, una mente dividida.

Las emociones mueven al mundo. Hay dos tipos de emociones: aquellas que unen a las personas y aquellas que las separan. El poder político se ha basado en las emociones que separan a las personas: miedo, odio, culpa, vergüenza, todas expresiones del miedo. Los problemas crean sufrimiento y hacen a las personas dirigirse a sus líderes. Los problemas son la fuente de poder de los líderes políticos. Y estos no resuelven los problemas, por el contrario, los agravan con “soluciones” contraproducentes. Las soluciones contraproducentes no atacan la causa del problema, solo sus efectos y sus consecuencias.

Los políticos no hacen nada por eliminar el problema, ya que lo necesitan para justificar su existencia. Los políticos hacen creer que ellos están trabajando muy duro para resolver el problema. Los políticos buscan los problemas, hacen un diagnóstico falso y aplican remedios equivocados. Aquellos que causan el problema y los que trabajan en la solución contraproducente, simulan ser opuestos, pero son lo mismo. Por ejemplo, una solución contraproducente es aumentar los controles, dar más poder a los líderes y menos libertad a las personas. Tantas leyes, mandamientos y regulaciones limitan la libertad de las personas. Las leyes se aplican a las personas sin poder. Ya que los poderosos y sus amigos, tienen privilegios y salvoconductos que les permiten evitar esos controles.

Para reconocer si una solución es eficaz, hay que darle un tiempo razonable y ver si la situación comienza a mejorar constantemente hasta que el problema desaparece o casi desaparece. Un ejemplo clásico de una solución eficaz es la educación. Pero, los líderes políticos escogen soluciones contraproducentes a propósito, pues efectúan la sentencia: orden desde el caos. Es decir, crean el caos para luego imponer el orden a su conveniencia. Utilizan la formula problema-reacción-solución. La meta de los líderes políticos es el control para imponer su dictadura, ya que esta es la consecuencia del poder basado en el miedo. A cada crisis escogen una solución contraproducente. Nunca escogen soluciones eficaces y de esa forma van hacía la próxima crisis.

Nosotros no pensamos lo suficiente y escogemos creer en mentiras porque nosotros lo permitimos. La censura lleva a la dictadura. Y nadie vive feliz en una dictadura. No hay nada tan falso como la versión oficial de las cosas. Desde hace más de medio siglo se ha estado desarrollando la tecnología para rastrear a las personas y controlar las emociones. Y si el poder político se basa en las emociones, la actual tecnología permite controlar las emociones de la población. La novela “1984” de George Orwell, describe una sociedad basada en dos pilares: el miedo y la mentira. En dicha novela se usa la guerra para mantener a las personas en la miseria. La miseria se usa para mantener la desigualdad. La desigualdad se usa para mantener el poder. En la novela “1984” las personas en la miseria se preocupan solo por sobrevivir cada día y no se interesan por asuntos más importantes.

Necesitamos educarnos y aprender sobre lo que nos ha mantenido ignorantes. No debemos rendirnos al miedo. Debemos pensar, pensar más y pensar mejor. Debemos razonar, no debemos creer automáticamente todo lo que dice alguna autoridad. No debemos censurar ni permitir la censura. Siempre debemos de mantenernos en busca de la verdad. Ya que uno vive para aprender y hay dos maneras de hacerlo básicamente: entender lo que se está tratando de enseñarnos o experimentar en carne propia las consecuencias de no hacerlo. Personas dedicadas a dañar a otras personas por dinero o por poder, están proporcionándonos, inconscientemente, una experiencia educativa, para que aprendamos de las consecuencias de nuestros errores.

El poder es la última meta de la clase gobernante, no un medio para lograr algo, ni siquiera beneficios. Es sólo el poder por el poder, sin ninguna otra razón. Y los líderes políticos psicópatas, no satisfacen las necesidades de sus pueblos porque no sienten compasión, ya que no son totalmente humanos. Los líderes psicópatas proveen un sufrimiento enorme a grandes franjas de la población por dinero o por poder. Los líderes psicópatas sacrifican al pueblo y consiguen lo que desean a cambio de su ofrenda de sangre humana. Se recompensan en el daño a otros. Ese dinero o poder, está al servicio del daño.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

A %d blogueros les gusta esto: