Brumoso horizonte

El Banco Mundial dibujó esta semana un sombrío panorama donde pronostica que la economía global sufrirá una severa caída, tanto en los países desarrollados como en las naciones pobres, y serán muchos los que entrarán en una etapa de recesión con un grave impacto en la calidad de vida.

Por: Guillermo Alvarado

Varios son los factores que inciden en esta situación, entre ellos las consecuencias de la crisis sanitaria causada por la covid-19, el acelerado encarecimiento de los precios de combustibles, alimentos y otras materias primas y la guerra en el este de Europa.

El informe Perspectivas Económicas Globales, presentado por la entidad multilateral de crédito, precisa que el crecimiento para este año rondará apenas el 2,9 por ciento, muy por debajo de los 5,7 puntos registrados en 2021 y menor a los cálculos hechos por el Fondo Monetario Internacional en abril.

China, que ha encabezado las estadísticas a nivel mundial en los últimos tiempos, estará en 4,3 por ciento, por encima de Estados Unidos y Europa que rondarán los dos puntos y medio.

En las naciones en vías de desarrollo, eufemismo para designar al mundo pobre, este negativo fenómeno se traducirá en un dramático incremento de la pobreza y la miseria, lo que profundizará el malestar y la protesta social.

Si bien el documento apenas lo toca de refilón, no todo será dolor y sufrimiento, porque hay sectores de la economía que están viviendo una época dorada, entre ellos las grandes corporaciones petroleras, las farmacéuticas transnacionales y las firmas que controlan la venta de alimentos.

La pandemia fue una mina de diamantes a flor de tierra para los grandes laboratorios, que ganaron miles de millones de dólares con la venta de las vacunas, sin que les importe un comino que en el mundo subdesarrollado apenas el 14 por ciento de la población esté inmunizada.

Como decía en un comentario anterior, en medio de este mundo sumido en el caos, cada 30 horas un adinerado acumula la suma de mil millones de dólares, muchísimo más dinero del que alguien necesita para vivir, aún en la más insultante opulencia.

El Banco Mundial habla de los daños de la guerra en Europa del Este, pero no dice que las sanciones occidentales contra Moscú tienen que ver con el desabastecimiento de combustibles y alimentos. Una buena parte de los problemas del Viejo Continente vienen de las mismas políticas anti rusas.

Se calla, así mismo, que la venta de armas ingresa cifras estratosféricas al complejo militar industrial estadounidense.

Ciertamente el mundo va a sufrir, excepto aquellos que nunca pierden, los grandes grupos oligárquicos que viven del dolor ajeno.

Fuente: Radio Habana Cuba

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

A %d blogueros les gusta esto: