En la Granja ¡No hay rebelión!

Soy un cerdo, soy un asqueroso cerdo y aun, en tal condición soy feliz, inmensamente feliz. Soy un cerdo, apenas gruño. Cuando nos llevan al tiangue y nos compran, uno no sabe  quién será mi amo. Nadie lo sabe. Soy un grasoso cerdo.

Por: Francisco Parada Walsh*

A pesar de mi grotesca figura, mi inteligencia supera con creces a quienes me compraron. Soy un cerdo, apenas gruño y rio. Mis amigos cerdos están felices, nos alimentan con mentiras y basura pero poco importa,  no se consideran marionetas y mucho menos un mugriento animal.  Soy un cerdo, apenas  gruño, rio y observo.

¿Quién dice que en la granja hay rebelión? Palabra huraña. No, no hay rebelión, hay sumisión, creo que me entienden, somos  únicos, nos putean, nos golpean pero somos felices; a veces nos destazan pero poco importa, somos cerdos felices. Nadie se imaginó conocer a cerdos felices, yo lo soy, soy inmensamente feliz.

Mis amos son muchísimos, no solo es el alimento que recibo sino todo lo que de ellos viene, no entiendo por qué les interesa comprar todas las porquerizas del país, ni sé por qué meten presos a tantos cerdos como yo, ni comprendo por qué mi lodazal es cada vez es más pequeño y  hay tantos amigos cerdos que prefieren huir a otras porquerizas. Soy un cerdo, apenas gruño, rio , observo y sufro.

Mucha gente pregunta por qué callamos, nadie sabe las razones. Nadie está molesto, a veces algunos marranos desaparecen, no los vuelvo a ver, no los vuelvo a ver; son marranos de gran tamaño pero se esfuman, como se esfuman los sueños de un país que no es mi país. Soy un cerdo, un cerdo panzón que ama la mugre pero hay otros que aman más la mugre que yo, ellos son mis amos, son poderosos, bueno, quizá el cuento de que nada apesta la población se lo cree, no pertenezco a la población, soy apenas un cerdo y la pestilencia es insoportable, pero a mis amos eso poco importa.

Soy un cerdo, apenas gruño, rio, observo y me flagelo, pero ¿Por qué me flagelo? Ante tanta estupidez.  Pero ¿Qué estupidez mis ojos pueden ver? ¡Ja, ja, ja! Todo lo que sucede en la granja es una estupidez, no lo sé, pero entre cerdos y amos, no hay diferencia y ¿Qué son nuestros amos? No son mejores que nosotros ¡son peores que nosotros! sus grandes colmillos me aterran y a pesar de ser uno de ellos, quiero ser un simple cerdo, gordo, juguetón y pensar en la nada o en el todo; nadie se imagina que un cerdo piense en el futuro, en la corrupción, en el bitcoin pero pienso en todo  y sobretodo  en el futuro  de mis cerditos, pero el futuro de mis crías no parece importar, a nadie.

Soy un  cerdo, apenas gruño, rio, observo, me flagelo, me odio (No siempre); mi cuero es el de un grasoso marrano que no tiene que perder y ¡Menos que ganar! Todos en la granja somos felices, a nadie nos importa si el amo nos da o no de comer, somos cerdos y somos respuestas. Todos mis amos son malos, son la nada pero mi barrigota es lo que molesta  a los dueños de la granja, al final nadie es dueño, todos somos  cerdos. Soy un cerdo,  apenas gruño, rio, observo, me flagelo, me odio, vuelvo a reír.

Soy un cerdo risueño, amoroso, soy la mascota ideal, pero al final no soy nada, mis valores poco importan y si, mis anti valores son los que marcan mi vida; soy un cerdo, la granja se llama El Salvador de Que, mis amos, son “los mismos de siempre”, mis amigos marranos, son, una sociedad embrutecida por la droga, por la pobreza, por la sangre azul y blanco.

*Médico salvadoreño

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