Un Tributo al Médico del Mundo

Por: Francisco Parada Walsh*

Este 14 de Julio recibí el regalo más hermoso que alguien me ha dado en toda mi vida como médico;  cuando leí detenidamente tal poema, lloré, lloré de alegría, de emoción, de tristeza, de dolor, de impotencia, de agradecimiento; fueron tantas emociones que atravesaron mi corazón que desde mi sencillez, dedico y comparto este hermoso poema con todos los médicos del mundo y particularmente con el Doctor Gerardo Huezo, “Gerardo Bone”, porque su partida al Cielo hizo un antes y un después en mi vida, me harté de ver morir a mi gente, no, eso no tiene perdón y fue Gerardo un referente de lo mejor que El Salvador de Qué ¡perdía! “Tengo un amigo, a quien admiro y quiero mucho, Él es médico… No trabaja en un gran hospital, las paredes de su clínica son las puestas del sol, y el ocaso. (El médico del mundo es amigo del mundo, de sus pacientes, del decoro, del respeto y de la ética por sobre todas las cosas; el médico ruso, chino, hindú o salvadoreño hablan el mismo idioma: El Amor a sus pacientes).

El techo, un gran sombrero del color, de la bandera salvadoreña. Su límpido azul y nubes blancas. (Cada médico tiene un gran sombrero de un color que solo Dios puede ver; los galenos del mundo demostraron que parecen ser seres humanos comunes pero no lo son; mientras la humanidad fue encerrada, fueron los médicos los únicos libres, prestos a luchar contra la muerte, sin importar el número de asaltos, no;  muchísimos perdieron la batalla ante la Santa Muerte dejando un vacío irreparable en una  sociedad a veces patoja, a veces errática y en sus familias; sin embargo, en su momento de partir solo ellos saben que van a un lugar reservado para las grandes almas, para los Médicos del Mundo).

Sus asistentes enfermeros y eternos compañeros, son los perros y gatos. (Cada médico del Mundo tiene personas que los asisten en sus consultas, en sus procedimientos; en mi caso personal tengo tres perritas y cuatro gatitas que ladran, mueven la colita y  miagan cuando ven al paciente recuperado y ronronean de felicidad  cuando lo ven marcharse a casa, feliz, sano, amoroso).

Este amigo atiende con la misma devoción y delicadeza, al párroco, al maestro, al jefe de la policía, o al más encopetado del pueblo, como al campesino más humilde. (Todos los Médicos del Mundo hemos atendido a personas de diferentes clases sociales pero el Médico del Mundo no tiene prejuicios por servir al rico o al pobre; no, en esa cálida atención nunca importa si se es rico, si se es pobre, es un solo rostro que vemos: El rostro de Dios dibujado en los enfermos, vencidos por la vida y recuperados por los Médicos del Mundo. Para mis Amigos Médicos del Mundo no hay distinción, todos los pacientes son iguales, todos confían sus vidas a estas mujeres y hombres abnegados que ya se les hizo tan común salvar vidas, vencer a la muerte. Dedico este poema enviado a mi persona a Gerardo Bone y debo aceptar que tengo un sabor agridulce ante el reconocimiento póstumo que se le hizo al Dr. Gerardo Rafael Huezo Sosa al nombrar el servicio de pediatría del hospital Saldaña con su nombre; es un reconocimiento a un gran médico del mundo, grande como solo él, un gran ser humano pero viene a mi mente aquello de: “En vida hermano, en vida”. Si valoráramos a todos los que nos rodean y les dijéramos nuestros sentires este mundo sería un paraíso, pero no, dejamos la grandeza de todo ser humano a un lado y luego, vienen los golpes de pecho, no, eso no es correcto y que sirva esto para reconocer a grandes médicos amigos que han enfrentado el Covid y viven en ese anonimato de los grandes ¡Que no sea demasiado tarde!).

Mi amigo no hace diferencia, entre un humano, un gato, un perro, siempre hará todo por salvarles la vida. (¡Salvar vidas! Qué hermosa tarea, todos los Médicos del Mundo luchan con denuedo, entrega y devoción por salvar una vida pues cuando se salva una vida se salva al mundo).  

Mi amigo es un ángel, que Dios colocó en ese pueblito aislado. (Todos los Médicos del Mundo son Ángeles que Dios les quitó sus  alitas para que nadie supiera su condición divina, su lugar de origen, su cercanía con Dios y que sea Dios quien intervenga para que todo el personal de salud masacrado reciba el seguro de vida que apenas son quince mil dólares y que un año después se les es negado, algo que es una humillación a la mejor gente que se nos fue).

Vayan para mi amigo Francisco Parada, todas mis muestras de cariño y admiración en su día. “Feliz día del Médico”. Este hermoso poema que me envió una amiga, Angelita es su nombre, ese nombre no es casualidad, ella decidió escribir una oda a mi persona, y mi persona son todos los Médicos del Mundo que día a día se visten de héroes para volar a luchar contra el mal; nuestra sociedad olvida pronto, no recuerda el infinito sacrificio que El Médico del Mundo realiza, somos olvidadizos y sabedores que es ese hombre común que una vez entra a su clínica, a su hospital se mimetiza con el dolor que aqueja al paciente; lucha, no hay hora en esa entrega, no, y deben servir estas líneas como un reconocimiento a cada uno de los médicos del mundo que sin aturrar la cara vencieron a un virus llamado hombre, a su propia especie; quedando demostrado quiénes son los buenos y quiénes los malos de esta película llamada vida.

Todo el respeto y admiración para cada Médico del mundo, donde se encuentre ¡where ever you are!

*Médico salvadoreño

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