EL SALVADOR, MARCA REGISTRADA.

Por: MIGUEL BLANDINO*

Qué bárbaros!
Los diputados de bukele desaparecieron 14 de las 22 comisiones del parlamento de El Salvador.
Desaparecieron la de Cultura y Educación, la de Mujer e Igualdad de Género, Justicia y Derechos Humanos. Fusionaron la de Agricultura con salud y medio ambiente, porque según bukele ¡no sirven para nada!
De hecho, la reuniones de las comisiones van a ser virtuales.
Pero, cabe preguntarse ¿para qué?
El presidente del congreso ya fijó su posición respecto de la única diputada de la oposición: “nada que venga de usted va a ser atendido”.
O sea, no va a existir contrapunto.
En el periodo legislativo anterior fueron desechadas absolutamente todas las iniciativas de la oposición.
Los mil decretos que mando bukele los aprobó la asamblea bukelista con la complacencia de los partidos zombies no pasaron por comisiones; no fueron conocidos por ningún diputado; entraron directamente al pleno para ser aprobados y de inmediato fueron publicados en el Diario Oficial.
No hubo parlamento.
Hoy reducen las comisiones y van a “reunirse” por computadora.
Pero, tienen razón: no necesitan el único voto de la oposición, para “legislar” lo que les mandan desde la presidencia.
Además, la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia espuria no está ahí para verificar la constitucionalidad de nada, sino para bendecir todos los caprichos de bukele.
Y el Fiscal General no puede hacer nada porque va contra sus principios desobedecer al patrón. Eso lo aprendió bien desde que trabajaba para la Mara Salvatrucha como asesor legal y defensor de cabecera.
De hecho, si de para sirve ninguna institución republicana porque ya no existen ni la
República ni la Constitución, la pregunta que queda por hacerse es ¿por qué conservan esas ficciones jurídicas si ya no tienen la función para la que fueron concebidas?
¡Ahhhh! Porque necesitan la marca registrada “El Salvador” porque bajo esa denominación existía un país soberano, libre e independiente al que nadie tenía derecho de decirle que hacer dentro de sus fronteras.
Hoy cuando ya es una lavandería con todas las medidas reglamentarias, sería un error desaparecer las ficciones jurídicas que le permiten ser parte del concierto de las naciones.

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