Salvadoreños entre la espada y la pared

Entre nuevos Inviernos y Viejas tormentas

Por: Miguel A. Saavedra

El Salvador, un país que ya enfrenta una serie de desafíos políticos, económicos y sociales, ahora se ve amenazado por un nuevo enemigo: el cambio climático. La larga y extenuante periodo de sequía y luego los inviernos cada vez más intensos y las tormentas más devastadoras están causando estragos en la nación centroamericana. El impacto de estos fenómenos climáticos está poniendo en riesgo la seguridad alimentaria, la infraestructura y la vida de miles de personas.

En El Salvador, se está consolidando un escenario político preocupante, donde el poder se ha centralizado por completo en manos del grupo en el poder. A través de leyes y decretos que benefician sus intereses, se busca asegurar la hegemonía económica, política y social de este grupo y proteger a sus aliados. Entre las medidas que se vislumbran, se encuentra la eliminación de cláusulas fundamentales de la constitución, la extensión de los mandatos presidenciales y municipales, y la estandarización y alternancia en los procesos electorales.

El Salvador se encuentra en medio de una situación preocupante y llena de incertidumbre. En los últimos dos años, más de diez mil personas han sido liberadas después de ser detenidas indiscriminadamente, pero aún queda una decena de miles más tras las rejas. Además, se han registrado cerca de trescientas muertes en circunstancias no esclarecidas, tanto dentro como fuera de los centros penales. Esta situación plantea interrogantes sobre la prevalencia de los derechos de las personas detenidas y la falta de reconocimiento del derecho internacional del «Habeas Corpus».

El gobierno, en su llamado «Segundo Mandato» con promesa de prórroga indefinida, continúa gobernando de manera autoritaria, sin transparencia ni rendición de cuentas. Además, el país se enfrenta a un escenario económico tormentoso, con una deuda externa que supera los millones. El endeudamiento gubernamental ha aumentado en diez mil millones durante los últimos cinco años, lo que plantea dudas sobre la sostenibilidad de las finanzas públicas.

Ante la falta de políticas públicas efectivas por parte de los organismos estatales, los voceros no oficiales del gobierno sugieren medidas drásticas para sobrevivir económicamente, como aumentar el impuesto al valor agregado (IVA) en al menos tres puntos porcentuales, pasando del 13% al 16%. Sin embargo, esto plantea preocupaciones sobre las reservas internacionales y el agotamiento de los fondos estatales.

El rescate económico del país parece depender únicamente de la creciente dinámica de endeudamiento y de seguir las recomendaciones de los organismos financieros internacionales como el FMI, el Banco Mundial y el BCIE. Mientras tanto, se observa un crecimiento en la apertura de grandes supermercados cada dos meses y la llegada de plataformas extranjeras ligadas a las criptomonedas al país, lo que contrasta diametralmente con la baja y caída de la producción de alimentos básicos y el aumento constante de los precios que golpea a la población con un alza acumulada del 25 al 30% en los últimos 3 años. Y la ausente política de protección al consumidor «que no pasa de una noticia cada fin de semana revisando bolsitas de harina y latas de jugo» en los supermercados de sus socios políticos de co-gobierno.

Otro tema alarmante es el planificado despido masivo de trabajadores municipales, a partir de mayo de este año ,como parte de la reestructuración de los distritos integrados. Este grupo de empleados que en la mayoría de los casos ha sido apoyador del régimen ahora tendrá su turno , y sin que haya institución u organismo alguno en su defensa.

Ya consumaron en los últimos años , en autónomas e instituciones públicas, más de 25 mil empleados afectando a sus familias y sus condiciones de vida , Lo controversial en estos casos es que esos despidos bajo el argumento de plazas innecesarias han sido cubiertas rápidamente por seguidores del partido oficial ante la ley y ante las instituciones que velan por los derechos , no ha pasado NADA , la institucionalidad creada constitucionalmente para defender a los trabajadores NO FUNCIONA , está muda , ciega y parapléjica..

En el sector agrícola, la producción de alimentos básicos como frijoles, maíz, arroz, hortalizas y verduras ha disminuido considerablemente en los últimos dos años, lo que ha llevado a un aumento en los precios y a una situación insostenible en términos de seguridad y soberanía alimentaria .

Políticamente, el poder se ha centralizado por completo y se han implementado leyes y decretos que favorecen la hegemonía económica, política y social del grupo en el poder. Además, se vislumbra la eliminación de cláusulas importantes de la constitución, la prolongación de los mandatos presidenciales y municipales, y la estandarización y alternancia en los procesos electorales. Esto ha llevado a una anulación política de otras fuerzas y a una mayor concentración de poder en el lado gobernante.

En el teatro político de El Salvador, las marionetas danzan al son de intereses ocultos. Las elecciones, como un juego de sombras, revelan una paradoja: solo el 42% de votantes del padrón dentro del país acudió a las urnas, y el 80% selló su destino con un voto de continuidad. ¿Por qué? El miedo, como un fantasma acechante, susurra en los oídos: “Si no votas por él, los pandilleros serán liberados”. La disyuntiva es cruel: ¿la seguridad o la democracia?

En este escenario, la política se reduce a una sola opción. Las alternativas, como espejismos, se desvanecen. La población, atrapada entre la espada y la pared, donde una parte del pueblo «no elige ,sino vota por el miedo psicológico». Pero, ¿a qué precio? El poder se concentra, las voces disidentes se ahogan y la democracia se tambalea. ¿Quién pagará el tributo de esta elección forzada?

El Salvador, entre la anulación y el pánico, busca un camino. ¿Habrá luz en la oscuridad? Solo el pueblo, con su voz colectiva, puede romper las cadenas y tejer un nuevo destino.

La opacidad en el manejo y rendición de cuentas públicas es una constante en el país. Además, se observa una impunidad sacrosanta en las medidas y leyes que se están imponiendo. Cualquier intento de denuncia, protesta o inconformidad es reprimido por el aparato represivo del Estado, compuesto por las fuerzas armadas, los cuerpos policiales y un sistema judicial alineado ciegamente al mandato presidencial.

El país es reconocido por tener una legislación que permite paraísos fiscales y favorece el lavado de dinero a través de criptomonedas. Además, presenta los mayores índices de presos por cada cien mil habitantes y se ubica en los últimos tres lugares en la prueba PISA, que mide las capacidades cognitivas y matemáticas a nivel mundial.

El Salvador se encuentra sumido en una crisis política ,económica y social, caracterizada por la centralización del poder, la ausencia de oposición política efectiva, la opacidad en la gestión pública, la represión de la disidencia y la impunidad. Estos problemas plantean serias amenazas para la democracia y el desarrollo del país.

La vida social del país se vislumbra de una forma opaca, donde prevalece lo mismo de siempre. Existe poca transparencia en el manejo y rendición de cuentas de los fondos públicos, así como una impunidad sacrosanta respecto a las medidas y leyes que se pretenden imponer. Cualquier intento de denuncia, protesta o inconformidad se enfrenta a un aparato represivo del Estado listo para usar las fuerzas armadas, cuerpos policiales y un sistema judicial ciegamente alineado al mandato presidencial.

Dada esta situación en este pequeño país, que de existir un premio por «aguantar y complacer «ya lo habría ganado en múltiples ocasiones. El Salvador, tierra de contrastes, alberga secretos oscuros. Sus leyes permiten Paraísos Fiscales y facilitan el lavado de dinero a través de criptomonedas. Mientras tanto, los índices de presos por cada cien mil habitantes se disparan, y la educación languidece en los últimos 3 puestos a nivel mundial de la prueba PISA, de medición de capacidades cognitivas y matemáticas a nivel mundial. ¿Qué futuro aguarda en este laberinto de contradicciones?

La Crisis Silenciosa: El país se sumerge en una crisis multifacética. La economía tambalea, la democracia se resquebraja y la sociedad se desangra y desintegra. La opacidad en la gestión pública y la represión de la disidencia amenazan los cimientos. ¿Quién pagará el precio de esta voracidad de poder?

En El Salvador, entre nuevos inviernos y viejas tormentas, a la espera de los corazones resilientes que se alzan. La esperanza, como un brote frágil, busca luz en medio de la oscuridad. ¿Podrá la democracia renacer de sus cenizas? Solo el tiempo lo dirá.

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

A %d blogueros les gusta esto: