¡LA CUCARACHA YA NO PUEDE CAMINAR!…

Por: Lic. Fernán Camilo Álvarez Consuegra.

La Cucaracha, ha sido un tema musical, del folklor español, peyorativamente aplicado en México, a los franceses invasores y a los dictadores, en la Revolución mexicana, en su versión moderna, se la dedican al dictador Victoriano Huerta.

Victoriano Huerta, presidente de México de 1913 a 1914, luego de su Golpe de Estado, sufrió burlas, por su adicción al alcohol y la mariguana y habiendo asumido el poder, por un Golpe de Estado, su legitimidad, legalidad y gobernanza, se sustentaba en la fuerza, por lo que se refieren a él, como la cucaracha, que habiendo perdido sus patas traseras, aún se mueve y baila.

Las tropas revolucionarias de Francisco Villa, entonaban esta canción para cuestionar la legitimidad del Gobierno de Huerta y burlarse, de sus adicciones. La Cucaracha, permite reflexionar sobre las consecuencias y efectos del “funcionario de hecho”, o que ejerce un cargo público, pero con potestad cuestionable, porque se pone en entredicho, la legalidad de su cargo y la validez de sus actos.

La candidatura inconstitucional de Nayíb Bukele y Félix Ulloa, no pudo ser legitimada por las credenciales otorgadas por el Tribunal Supremo Electoral, pues no ha habido una aceptación pública general, porque el Régimen de Excepción, la impide, y al no haber aceptación o rechazo popular, sólo la sostiene el ejercicio de la coacción del Estado.

Una abstención del 78.15%, solo puede interpretarse como rechazo o inconformidad con el sistema, que ha emitido las credenciales de las autoridades electas, por lo que, ni aún formalmente, puede presumirse su legitimidad, luego de un “fraude institucional”, para obtener dichas credenciales.

El “Régimen de Excepción”, garantiza que la inconformidad política no pueda expresarse, pero el incumplimiento del pacto con las pandillas, sí se esta manifestando, en un aumento de los homicidios, extorsiones y demás actos delincuenciales contra la población, que en definitiva, son un reto, a la autoridad electa.

El Gobierno, pese a no tener legitimidad, aún se mueve y baila, o sea que funciona, pero la cuestión es ¿cómo y con qué fin?, pues ya se habla de una nueva Constitución que perpetue el triunfo de estos funcionarios y sus nuevos proyectos, que afectarán la propiedad privada y la libre iniciativa. Se rumora que, bajo el pretexto de preservar el interés público, deben desaparecer las garantías individuales, incluyendo la libertad de culto y asociación. Vale notar que, en el último año, no ha habido participación de los funcionarios ´públicos en actos religiosos y que ya hay presiones sobre la Iglesia Católica y las demás instituciones evangélicas, en cuanto a la libertad de estas, en su función social.

Todo lo realizado por la presidencia, está bajo el concepto del “funcionario de hecho”, pues trasladar millones de Bitcoin y la compra de los mismos, es un acto de Gobierno y su traspaso a cuentas privadas, sin la debida auditoria y fuera de las normas para el manejo de dineros públicos, puede considerarse como peculado, o cualquier otra tipificación de delito contra la administración pública.

La Doctrina administrativa francesa, no considera las actuaciones del funcionario de hecho, pues éste, es un instrumento de la Ley y por la Ley, pero la jurisprudencia nos dice que los actos del funcionario de hecho, pueden considerarse válidos, por la institucionalidad, si considera que dichos actos, están enmarcados por la Ley y, declararlos inexistentes, si han ido contra la Ley y el interés público, por lo que seguramente, en algún momento, todos los actos de la presidencia, serán revisados conforme al Derecho y al debido proceso. Esto será cuando la Cucaracha deje de bailar o, se quiebre su único apoyo, la fuerza.

Enrique A. Madero y José María Pino Suarez, exigieron un retorno a la Constitución y derrocaron a Huerta, y se revisaron sus actos de Gobierno, teniendo que morir en el exilio.

 

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