El milagro económico irlandés

Muchos economistas de profesión, y financistas y políticos de nuevo cuño, aseguran admirar el denominado milagro económico irlandés por los desafíos y vicisitudes que superara, y, hay que señalarlo, porque su tipología al menos de modo parcial, responde a los intereses de estos.

Por: Luis Arnoldo Colato Hernández*

La razón: hasta 1986 Irlanda era de acuerdo a la propia UE, el estado europeo más rezagado en términos financieros, lo que se correspondió entre otros a la asfixia económica británica.

Así, de ser la última economía europea en 1986, ahora Irlanda ocupa el lugar número 5 en la economía global, con un ingreso per cápita de 98,990 euros en 2022 [Datosmacro.com], que coloca al país como la economía europea más pujante incluso ahora, solo detrás de Luxemburgo.

Las claves: disciplina fiscal, supresión de gastos innecesarios, pago de deuda externa, priorizar la generación del mejor clima para los negocios y la inversión en general.

Debemos acotar que a la par de lo señalado arriba, de acuerdo a Pilar Ramos Naveira y José Ramon García, reputados economistas responsabilizados por la UE para darle seguimiento año con año al caso irlandés, la rendición de cuentas, la transparencia, la sostenibilidad, la salud y la educación de la población, son los ejes reales sobre los cuales se sustenta y descansa el éxito irlandés.

Sin embargo; hay que acotar que ese mismo éxito a derivado en algunas dificultades, como por ejemplo la desigualdad entre la economía derivada de las multinacionales establecidas en Irlanda, y la economía real local, lo que gradualmente profundiza una zanja cada vez más insalvable entre ambas, de acuerdo a Kieran McQueen, docente del IIES Dublín, y que ya supone otros desafíos sociales para Irlanda.

Como sea, el punto de fondo es que el primer paso para alcanzar estos envidiables logros fuera la “inversión 0”, es decir, la absoluta des obligación social del estado irlandés para con su población, con el ánimo último de superar esos atavismos que referimos arriba, y que, entre otros de acuerdo a sus gestores, están la manía de victimizarse de los propios irlandeses, endilgando a GB la razón universal de su retraso.

Para individuos como nuestro actual ejecutivo, es claramente una receta deseable para atender nuestra dislocada economía, pues implica validar las recetas del FMI y las ya superadas tesis neoliberales, que en el último decenio del S XX, y los primeros lustros del actual, solo profundizaron la pobreza mientras aumentó exponencialmente la riqueza del 1% de la población [BM].

Para agravarlo, a la negativa institucionalizada al desarrollismo y la autonomía económica por intermedio de la disciplina fiscal, se opone la cultura de la corrupción institucionalizada, que deriva de la exaltación del líder mesiánico, y la cooptación política institucional, generando así el estado disfuncional que padecemos, que solo es operativo dentro de la narrativa fantasiosa oficialista.

Lo más importante: sin invertir en educación y salud con altos estándares de calidad, transparencia, rendición de cuentas y disciplina fiscal sostenible, la propuesta partidaria del oficialismo inspirada en Irlanda está condenada a ser otro fracaso.

Nuestro fracaso.    

*Educador salvadoreño

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