Hoy hace 60 años mataron a John Kennedy. Fue el 22 de noviembre de 1963. En El Salvador gobernaba Julión Rivera, militar de turno, y había un embajador de EE UU kennedista y reputado progresista: Murat Williams.
Por: Víctor Manuel Valle
Nos llegó la noticia al “Paraninfo Universitario”, antiguo salón de actos del Colegio Sagrado Corazón, sito entre la séptima avenida cerca del cruce con la Rubén Darío, de San Salvador. Ahí funcionaba la Rectoría después del incendió de la Casona (actual predio universitario enfrente a Catedral) de 1955.
No había, en 1963, medios de comunicación para transmitir en vivo. El medio preferido era la radio y, para la prensa, mensajes en teletipo y unas radiofotos borrosas.
En esa fecha, ya era Rector de la UES Fabio Castillo Figueroa que había tomado posesión unos ocho meses antes (el 1 de marzo), como candidato de un amplio movimiento universitario reformista con fuerte influencia de la izquierda histórica, es decir del Partido Comunista.
En esos tiempos la UES era la única universidad en el país, pues el gobierno de Rivera y el PDC aún no habían emitido la Ley de Universidades Privadas que dio paso a la fundación de la UCA en el segundo semestre de 1965, supuestamente para hacerle contrapeso a la universidad peligrosa.
Después vinieron los chistes tipo jodarria sobre la atractiva y joven viuda de Kennedy que quedaba: Jacqueline le dijo a John cuando lo vio muerto: “Oh John que me dejaste” y se decía que después de la tragedia; “Jacqueline no ha vuelto a Dallas”, lugar del magnicidio.
Desde entonces, cuánta lluvia ha corrido por los maltratados caminos de El Salvador. Cuánta lágrima, sudor y sangre se ha derramado. Cuánto chero se ha ido por la vía natural o la artificial de la violencia política. Asombroso estar “contando el cuento” y nos quedamos con la esperanza atragantada de que “después vendrá la luz que te decía” porque “una patria mundial ya se divisa”
