Ecos de la marcha del 15 de septiembre

El 15 de septiembre la población salvadoreña hizo uso de su derecho legítimo a manifestarse y a protestar por los hechos que considera que le afectan, además de llamar al gobierno a no tomar medidas inconsultas, y consensuar acciones económicas que nos permitan palear de mejor manera la crisis financiera en la que nos estamos viendo envueltos, esta multitudinaria marcha de más de 60,000 personas debería de llamar a la reflexión al gobierno, que para muchos de los salvadoreños que nos hicimos presentes al evento no nos encontramos satisfechos con el rumbo que está tomando el país.

Por: Igor Ivan Villalta*

Claro el gobierno como siempre hace oídos sordos a la demostración masiva de la población que se expresó contundentemente en rechazo al bitcoin, a la militarización del país, en contra de la corrupción gubernamental, en contra de la persecución política, a la exclusión de amplios sectores de la población en la toma de decisiones sobre el manejo de la cosa pública. La lectura de la parte gubernamental fue la de echarle la culpa a los financistas extranjeros, a la oposición política, a las oenegés y otros, menos a hacer mea culpa y reconocer que muchas cosas en el manejo del estado no se están haciendo correctamente.

Culpa a los líderes históricos de hacerse presentes a la marcha, que son los mismos de siempre, a mí particularmente conversar con Rubén Zamora, o Nidia Diaz, de conocer personalmente a Marcela, hija de Rubén Zamora, cineasta salvadoreña de gran talento, que aborda en su temática las realidades que otros no tratan, ni comentan. El poder conversar con ellos de cuando nos vimos aquí o allá, los mismos de siempre como nos etiqueta el presidente y sus incondicionales. Los mismos de siempre que hemos luchado por la paz, por la democracia, por la justicia social y económica, que venimos luchando desde generaciones contra las diversas dictaduras que se nos han impuesto, y que seguiremos en ese camino hasta que nuestras fuerzas lo permitan.

Otra situación muy reconfortante fue compartir con muchos jóvenes que, de seguro para muchos de ellos era la primera vez que sentían el poder popular, mientras el presidente Bukele justificaba que su gobierno era democrático, ¿quizá porque no nos echó la Unidad de Mantenimiento del Orden (UMO)? o ¿acaso quiere que le agradezcamos por no ejercer la violencia en contra de los sectores populares?

El hecho que los viejos políticos marchen con el pueblo y hagan suyas las reivindicaciones de estos, no es nada criticable, al contrario, es de exaltar su talante moral, aunque para el gobierno en su lógica todo aquel que pase de los 60 años ya es corrupto, menos los que están conmigo y responden a mi diatriba por supuesto. Este tipo de argumentación es la que genera violencia, no dudamos que todos los ciudadanos que acompañaron la marcha son personas con una vocación pacifica, pero también, como en todo grupo, pudiesen existir personas violentas, u otras que son infiltradas para desmeritar la misma, esa es una vieja táctica de las dictaduras.

Por otro lado, todas las sociedades tienen sus referentes morales, que en muchos de los casos son intelectuales de alta valía, o ciudadanos que se han perfilado en la defensa de las causas justas, en defensa de la justicia social, de la libertad de expresión, del medioambiente, del respeto de las minorías, personas que las encontraremos en todos los sectores. La magia política es no verlos como enemigos, sino como aliados, cuando el régimen decide destruir esas figuras, ya sea personas u hechos que forman parte de la cultura nacional o popular, que representan grandes logros en la consecución de la paz, de la justicia o la democracia, y se erigen ellos como los únicos referentes porque son enviados, son iluminados, que poseen el monopolio de la verdad, y las soluciones que el país demanda, no podemos más que preocuparnos por el rumbo del país.

El presidente Bukele como que ya no confía que la población que vive en nuestro territorio le seguirá confiando el voto, al menos como lo ha hecho anteriormente, recurre a habilitar el voto en el exterior, que es un derecho negado por mucho tiempo a los compatriotas que residen en el extranjero, lo malo es que lo hace violando la ley electoral que establece que el documento a presentar a la hora de emitir el sufragio es el Documento Único de Identidad (DUI) no pasaporte o partida de nacimiento, luego que los hijos de emigrantes también pueden ejercer el sufragio, y aquí surge otra duda, que tan empapados de la realidad nacional tendrán los hijos de nuestros compatriotas para elegir autoridades, además que abrir el proceso a otros documentos que no sean el DUI, abre la puerta también a desconfiar de todo el proceso.

El presidente Bukele debe reflexionar que de continuar con el atropello a las leyes, a la institucionalidad del país, este movimiento aún incipiente pero que tiene perspectivas de un amplio crecimiento a todo lo largo y ancho del país, se irá radicalizando de acuerdo a sus respuestas, si este continua con sus ambiciones de perpetuarse en el poder, de saltarse todos los estamentos de control político y económico, el fin de mucha gente ya no será ganar las elecciones, puesto que estas irán careciendo de legitimidad. Póngale atención a una de las consignas: ¿CUAL ES LA RUTA? ¡SACAR AL HP!

*Docente Investigador

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