El mundo evangélico y su adaptación de las últimas tres décadas en tan solo dos horas

En el mundo del séptimo arte (el cine) ha tenido un conjunto de representantes muy interesantes, por no decir paradigmáticos, en los que el tema religioso ha estado presente e incluso como tema principal.

Ana Paola Alcalá González y Rolando Macías Rodríguez

Desde el clásico filme “El Padrecito” (1964) protagonizada por Mario Moreno “Cantinflas”, pasando por “El Crimen del Padre Amaro” (2002) estelarizada por Gael García Bernal o “La pasión de Cristo” (2004) dirigida por Mel Gibson, pocas películas de otro corte no católico han mostrado parte de la forma de vida de un mundo católico, más bien se han enfrascado en temas de carácter delicado por acciones ilegales en contra de su feligresía, por ejemplo “Nada que perder” (2018), biografía sobre Edir Macedo, líder de la Iglesia Universal del Reino de Dios (Pare de Sufrir), o los distintos documentales que han salido últimamente sobre la Luz del Mundo.

El pasado 16 de noviembre se estrenó en los cines mexicanos el largometraje “Nosotros los de la Fe”, filme que aborda la temática evangélica y el proceso que muchos de los templos vivieron en los años 90 del siglo pasado. Esta película tiene como personaje principal a Wafer, el hijo y nieto de pastores evangélicos que a su corta edad (8-10 años aproximadamente) busca y encuentra “su propósito”, el cual trabajará en el templo de su padre heredado de su abuelo, así como en una educación hogareña la que destaca por aprender conocimientos en ciencia, pero recaerlos en las prebendas de Cristo.

Mientras su crecimiento sucede, por parte del profeta de su denominación religiosa, que se destaca por ser un hombre anciano de habla inglesa a quien se le revela en medio de un servicio religioso al que asiste la familia del protagonista, que alguien será cambiado de nombre y cambiará la Iglesia en toda la expresión de la palabra, esta persona será el niño al que se le renombrará como “Josué”.

A lo largo de su adolescencia, “Josué” perderá a su hermana por el legalismo que aplica su padre en su casa y en su templo. Al tiempo que se convierte en adulto y no tiene ninguna relación amorosa o erótica con alguna mujer, puesto que Dios le reveló en un sueño rasgos de la mujer con la que él se casaría. En este contexto, su padre sufre una parálisis del cuerpo y él tiene que hacerse cargo, como tercera generación, de su iglesia, algo que había estado esperando y su padre no le daba la oportunidad. Es interesante destacar que, cuando la familia hace la solicitud para que “Josué” sea el pastor principal ante un par de “ancianos” que actúan como vínculo entre los templos mexicanos y la organización general de la denominación, hacen hincapié en la necesidad del casamiento del joven.

La segunda parte de la película se basa en la búsqueda del joven por entender las señales de Dios para identificar a su musa, mientras que en los 6 meses que le dieron como límite los “ancianos” para casarse y así poder ser el pastor principal de su templo. A destacar en este segundo acto del filme, después de que el templo había perdido cantidad de asistentes por el legalismo que el padre colocaba ante su comunidad, “Josué” hará cambios que van desde el tiempo del servicio religioso (pasar de 3 a 1 hora) hasta la aceptación del uso de tatuajes, cambios de vestimenta en las mujeres (uso de pantalón o maquillaje), aceptación del cabello medianamente largo en los hombres o la destacada participación de ritmos musicales “modernos” en la celebración religiosa, sin olvidar los cambios en el recinto, usando proyectores o luces para hacer más atractivo el servicio religioso. El otro aspecto a destacar es que, Gabriela quien se casará con “Josué”, despierta de un coma gracias a la fe de la familia cristiana de su novio y la suya. Finalmente, el padre acepta los cambios hechos por el hijo, el cual se casará con la mujer que vio en los sueños que le dio Dios y se casa con una mujer socializada en el catolicismo con un padre sacerdote que abrazó el serlo después de que su esposa muriera e incluso, se está a punto de aceptar a un amigo homosexual en el servicio religioso, pero, este último resuelve ser heterosexual, dando solamente un guiño al decir “que todos son aceptados en esa casa de Dios”. Todo el proceso es amenizado por canciones del primer disruptor en el mundo evangélico en la música, el pastor y cantautor Marcos Witt quien además, hace una breve presentación al final de la película

A decir verdad, que este largometraje es un resumen de lo que ha vivido la gente evangélica (los llamados cristianos) desde la última década del siglo XX. De lo más destacable es el mensaje que proporciona, el cual indica desde el propio nombre del filme la identificación de un “Nosotros” agremiando a quienes tienen Fe a diferencia de los “otros”, en los cuales se entienden a todos aquellos que no son de su sistema religioso. En este sentido, se identifica el proceso de adaptación que se vivió en un número considerable de denominaciones y templos evangélicos para retomar su feligresía que había perdido confianza en loslegalismos y el mundo.

Será que la presencia de la identificación de los cambios que ha vivido el cristianismo-evangélicos en las últimas décadas es una postura de reconocer la importancia de la adaptación a los “nuevos tiempos” para mantenerse en la elección de los feligreses y reincorporarlos al camino de la fe.

Será que pronto tendremos alguna respuesta desde el mundo católico o es esta obra fílmica una clave para renovar Fe en sus feligreses, próximamente lo sabremos.

*Investigadores Independientes – México

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