Libro | Los autoritarios

El autoritarismo, es algo que seguidores y líderes autoritarios elaboran entre ellos. Los seguidores se someten demasiado a los líderes, confían demasiado en ellos y les dan demasiada libertad para hacer lo que quieran.

Por: José Guillermo Mártir Hidalgo*

El psicólogo canadiense, Robert Anthony, “Bob” Altemeyer, escribe el libro “Los Autoritarios” (“The Authoritarians”), en el dos mil seis. Altemeyer distingue dos tipos autoritarios. El primero, es el autócrata, el déspota que gobernaría su país, su oficina, departamento o equipo de fútbol como un dictador. El segundo tipo autoritario es, alguien que se somete y se inclina a la autoridad. Efectivamente, el aspirante a tirano, dirá Altemeyer, es un guasón a menos que una enorme ola de partidarios lo suba al poder.

Los seguidores autoritarios suelen apoyar a las autoridades instituidas y muestran afiliación a lo establecido. A la vez, expresan niveles de agresión en nombre de sus autoridades y un alto nivel de convencionalismos. El autor nos habla que hay seguidores autoritarios de derecha y de izquierda. Los seguidores autoritarios de derecha, son personas que se someten a las autoridades establecidas y son conservadores políticos. Mientras que, los seguidores autoritarios de izquierda, apoyan a un movimiento revolucionario y buscan el derrocamiento del orden establecido.

Altemeyer organiza la escala Right-Wing Authoritarians (RWA) que, identifica los seguidores autoritarios de derecha. En el “Experimento de MIlgram”, los estudiantes culparon menos al experimentador por lo que le ocurrió a la víctima, que recibía choques eléctricos. Culpaban al operador que se le ordeno aplicar la descarga y a la víctima. Los psicólogos sociales piensan que la gente culpa a la víctima, porque mantienen la creencia en un mundo justo. Opinan que a la gente mala es a la que le suceden cosas malas.

Los seguidores autoritarios de derecha pueden mostrarse, aparentemente, sociables, pero, tienen una gran hostilidad hirviendo en su interior. Sus autoridades pueden desatar esa hostilidad fácilmente. Hay varias teorías que intentan explicar la agresión de los seguidores autoritarios de derecha. El psicoanálisis plantea que el futuro autoritario, es severamente castigado por su padre, por cualquier señal de independencia o rebelión. A través de la formación reactiva, el niño se convierte en obediente, pero, en el fondo, odia a su padre. La hostilidad tiene que salir de alguna forma. Los seguidores autoritarios, proyectan su hostilidad hacía objetivos seguros.

El aprendizaje social considera que la agresión ocurre después de la aparición de dos interruptores: el estímulo instigador y la superación de las restricciones morales. A los seguidores autoritario se les enseña que, el mundo es un lugar peligroso y solo se está seguro si se identifica con la familia, la religión y el Estado. A los seguidores autoritarios les falta un pensamiento crítico e independiente. Su pensamiento puede respaldar ideas inconsistentes, utilizar dobles raseros en sus juicios y encontrarse una cantidad considerable de hipocresía.

Igualmente, Altemeyer nos dice que el fundamentalismo es un conjunto particular de creencias religiosas. Un fundamentalista sentirá que, sus creencias, contienen la verdad fundamental que se opone a las fuerzas del mal, a las que tiene que combatir vigorosamente. En Estados Unidos, el fundamentalismo creció dentro del protestantismo, como reacción a los acontecimientos del mundo moderno.

El autoritarismo puede producir fundamentalismo, si uno crece en una familia religiosamente conservadora. El fundamentalismo puede promover el autoritarismo, cuando enfatiza la autoridad religiosa. No deberíamos subestimar la importancia del dogmatismo para los fundamentalistas. El dogmatismo proporciona, la alegría y consuelo de certeza que el fundamentalista respeta. Los fundamentalistas religiosos, son seguidores autoritarios.

Otro tema en la obra de Altemeyer son, las personalidades dominantes o dominadores sociales. Estas son aquellas que, desean dirigir ejércitos de gentes haciendo lo que ellos quieren que hagan. El dominador social es explotador manipulativo, amoral y deshonesto. Presenta un deseo de poder mucho más grande que la mayoría de las personas. A la vez, presenta una actitud “dura” hacía las personas que tienen dificultades y pueden simular ser religioso, hablar moralmente y afirmar tener una creencia religiosa.

Pero son hostiles, la dominación, es una relación en ellos. La agresión responde al deseo de dominar. Los dominadores sociales y los seguidores autoritarios, lanzan ataques por diferentes motivos. El dominador social los hace como acto intimidador o controlador. Los seguidores autoritarios, los hacen por miedo o fariseísmo en nombre de la autoridad. Los dominadores sociales manifiestan una solvencia de pensamiento que, los hace capaces de decir cualquier cosa que les ayude salir adelante. Los dominadores sociales, no creen en el valor democrático.

Altemeyer piensa que el futuro dominador social, tiene experiencias tempranas de vida que le han recompensado su proceder. Las experiencias de engaño le hacen tomar ventaja sobre otros y sus manifestaciones agresivas asustan a la gente. Concluye que puede llegar lejos haciendo algo equivocado. El autor piensa que es posible que algunas personas nazcan, con tendencias a intimidar y a dominar a los demás y otros, pueden convertirse en dominadores sociales a través de sus experiencias. Hay que señalar que comportamientos de “diente y garra”, pueden ser aprendidos de sus padres. La unión fatal se da cuando se encuentran los dominadores sociales y los seguidores autoritarios, estos últimos, disfrutan trabajar para los dominadores sociales.

El autoritarismo de derecha es, un rasgo psicológico que respalda a la autoridad y no a una ideología política. La obediencia a la autoridad, es una de las “fuerzas fuertes” en la vida. Se nos dice que la desobediencia es un pecado y la obediencia una virtud, por lo que la posibilidad de desafiar abiertamente a la autoridad es débil. De igual forma, la conformidad con la manera en que actúa la gente, llamada trampa etnocéntrica, hace difícil resistir a la autoridad. La pertenencia y lealtad al grupo, hace ajustarse a los demás, es decir, seguir a la multitud. Altemeyer sugiere, a largo plazo, reducir el autoritarismo reduciendo el miedo, reduciendo la superioridad moral, combatiendo el fundamentalismo, enseñando a resistir a la autoridad y convencer a los seguidores autoritarios, que son desinformados sistemáticamente.

*Psicólogo salvadoreño

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