Un santo adolescente para tiempo posmodernos: Carlos Acutis patrón del Internet

Ya sin cumplir con un rol protagónico, como antes lo tuvo, al menos en el Occidente, la Iglesia católica esgrimió sus críticas más teologales y morales a una modernidad que, en sus acentos culturales y hasta políticos, algo le debía y en sintonía con la postsecularización bendijo uno de los inventos más relevantes de esta sociedad sobre-tecnologizada: el Internet.

Por: Fabian Acosta Rico

En efecto hay un santo patrono del Internet y es un adolescente con grandes dotes informáticos que murió a la temprana edad de 15 años. Su nombre: Carlos Acutis.

En la persona de Acutis el Internet es bendecido y revalorado destacando sus buenas posibilidades como instrumento de propaganda de la fe considerando que éste fue el uso que le dio nuestro joven beato. Nuestro influencer católico recibió la beatifica bendición en el 2020 después de que le fue reconocido un milagro; diez años atrás el 12 de octubre, en la capilla de Nuestra Señora de Campo Grande, situada en Brasil, un niño diagnosticado con páncreas anular, beso una reliquia de Carlos y pidió por su salud. Personas cercanas al menor testificaron que después de esta visita su salud mejoró notoriamente y al ser llevado a revisión, los médicos se dieron cuenta de que estaba totalmente curado.  Como peldaños que lo aventajan en su ascenso a los altares, sus devotos están a la espera de más milagros.

Además de su corta edad, uno aspecto que sorprende de Carlos es su procedencia; no nació en un país de mayoría católica sino en Londres, Inglaterra, en el seno de una familia adinerada de origen italiano. Según explica su mamá, el dinero jamás lo banalizó, no obstante, siendo niño gustaba como la mayoría de los videojuegos y de la nutella; pero, por problemas de salud cambió de hábitos. Su niñera lo acercó a la religión y fue tal su convencimiento y su amor por Dios que decidió compartir la “buena nueva” con sus amigos haciendo uso del Internet razón por la cual se instruyó, por su cuenta e iniciativa, en los asuntos informáticos.

Si como dice el escritor y politólogo Agustín Laje, estamos en el reinado cultural de lo adolescente, el adolescentrismo, la corta edad de Carlos resultó más una ventaja que un problema; como muchos jóvenes, casi de manera natural logró gran pericia con las computadoras, no faltó quien lo calificara de genio. Pero no sólo en lo técnico destacó además en el contenido de su mensaje supo conectar con los internautas sobre todo con los más jóvenes. Un nativo digital evangelizando en el ciber-espacio y más allá de él. Uno de sus primeros conversos fue un muchacho de origen indio, que trabajaba para su casa de nombre Rajesh; en quien supo influir positivamente motivándolo para bautizarse en la fe católica.

En sus tempranos años de escuela, quiso ganar notoriedad comportándose como el típico payaso de clase; pero pronto supo que esa actitud no era correcta; sintió a temprana edad el llamado de la santidad; toda su vida se mantuvo casto pues consideraba que el sexo era algo muy especial que tenía que reservarse para el propósito que Dios le fijo. En una cultura hedonista tan presente en el ambiente escolar y juvenil, las palabras y actitudes del futuro beato rebotaban en la incomprensión y rechazo de sus compañeros. Este rechazo lo ponía verdaderamente triste.

El adolecente católico que predicaba y daba testimonio de su entrega a Dios buscó la manera de hacer efectiva su intención de servir a los fines prosélitos de su religión. Como en el cara a cara no obtenía los resultados esperados, entonces lo intentó, como ya lo mencionamos, en el Internet  y se puso como tarea hacer un recuento, que  luego exhibiría en un sitio Web, de milagros eucarísticos reconocidos por la fe católica; con este propósito viajó por varios lugares del mundo recopilando información. Hizo un buen trabajo; tenía las habilidades y se había preparado; y lo que más sorprende es que tenía escasos 11 años cuando emprendió este proyecto. El éxito de su sitio de Internet continúa y muy probablemente haya incrementado con su muerte y posterior beatificación. Algunas parroquias han tomado su exhibición de ejemplo e inspiración y han hecho sus propios montajes en físico.

En el 2006, tras cumplir 15 años le manifestó a su madre su deseo de ser cura; la mujer se alegró; pero, a los pocos días le vino una gripe inusual que ameritó que lo trasladaran al hospital; antes de su ingreso, como si presintiera su fin, se despidió de Antonia, su madre y al poco tiempo feneció de una leucemia fulminante. El cuerpo del joven beato fue tratado para su conservación con la intención de que los creyentes tuvieran oportunidad de visitarlo.

*Universidad de Guadalajara – México

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