Religión, etnicidad y geopolítica. La inversión de las alianzas estratégicas

El Estado de Israel en muchas ocasiones es el único que vota en solitario con Estados Unidos en la Asamblea General de la ONU para mantener las sanciones contra Cuba, la inmensa mayoría vota por el levantamiento de las sanciones y los países de Europa se abstienen.

Por: Elio Masferrer Kan*

Podríamos pensar que esto es resultado de los convenios estratégicos de Israel con Estados Unidos, quien además financia parte de la defensa israelí. Sin embargo, en la guerra de Ucrania, Israel no se involucra e incluso inicialmente se ofreció para mediar entre las partes, el primer ministro y parte de su gabinete, que nació en la disuelta Unión Soviética viajaron a Moscú para conversar con Putin. V. Zelenski, el presidente de Ucrania y el único presidente judío del mundo, le reclamó a Israel por su falta de apoyo.

Los países petroleros árabes como Arabia Saudita, Omán, Emiratos Árabes Unidos (EAU) y otros países de la OPEP, que habitualmente negocian con Estados Unidos, le han hecho saber a Europa (y la OTAN) que no piensan reemplazar el gas y el petróleo ruso aumentando la producción y, menos aún. bajando los precios. Los precios de los energéticos y la falta del mismo son el Talón de Aquiles de la OTAN en su confrontación con Rusia (y China). El invierno europeo se avecina tumultuoso, los sindicatos exigen aumentos salariales para compensar la inflación galopante y la derrota de los europeístas en Italia por la extrema derecha, que se ha fortalecido en Francia, Suecia y se agrega a Polonia y Hungría, muestra la debilidad de los proyectos centristas y liberales. La guerra prolongada y el fracaso de las sanciones a Rusia que perjudican más a los europeos que la aplican, qué a los rusos sancionados, son una de las paradojas de la confrontación.

Los países árabes, musulmanes sunitas, estableciendo relaciones diplomáticas con Israel configuran la ruptura del Pacto Histórico de aislar a este país hasta que solucione su relación con los palestinos, merece una explicación. Los sunitas están convencidos que su principal enemigo es Irán, el país mas fuerte de mayoría chiita y que Israel les puede apoyar con tecnología militar de avanzada. Los palestinos no son aliados confiables, pues cuando Sadam Hussein invadió Kuwait lo respaldaron y terminaron perdiendo, tanto Iraq cómo los palestinos. El gobierno de Biden está interesado en firmar la paz con Irán, levantándole las sanciones económicas. En este asunto está incluida la continuidad del programa nuclear de Irán, que prometió “borrar del mapa a Israel” y los países sunitas están convencidos de que los que siguen serían ellos, Por ello, les interesa que la política de Trump, de aislar a Irán persista. Les conviene que en las elecciones de noviembre en Estados Unidos ganen los republicanos. En esta perspectiva le apuestan a que Estados Unidos entre en recesión para que pierda Biden y tenga que cambiar su estrategia política en Medio Oriente, por ello no piensan apoyarlo en la cuestión energética.

Un dato adicional es que los Estados Unidos impulsaron en varios países musulmanes, a los fundamentalistas islámicos para derrotar a las fuerzas del comunismo soviético, creando así monstruos políticos, que una vez desaparecidos los soviéticos, son fuerzas incontrolables, que ponen en peligro a los estados musulmanes moderados y cuestionan la seguridad de los Estados Unidos y los países europeos.

Israel a su vez está muy molesto con los planteos de Ucrania, los países bálticos (Letonia, Estonia y Lituania) y Finlandia de reivindicar como héroes nacionales a quienes colaboraron con los nazis en la Segunda Guerra Mundial (1939-45) y participaron activamente en el genocidio hitleriano del Holocausto. Tampoco puede olvidar los pogromos (masacres de población judía) en Polonia y Hungría (antes, durante y después) de la Guerra. La participación activa de los neonazis en estos países es algo que lo alarma, pues hay un alza de las provocaciones anti judías en Europa y los Estados Unidos. Por ello no se involucra con sus aliados tradicionales y abre nuevos frentes de coincidencias con sus antiguos adversarios.

Las confrontaciones generaron nuevas paradojas estratégicas: el resurgimiento del “Grupo de los 77 países más China” (G77+Ch), que agrupa a una multitud de países del Tercer Mundo, antiguas colonias asiáticas y africanas de las potencias europeas o del “Patio Trasero” de los Estados Unidos. El G 77+Ch acaba de designar coordinador a Cuba.

Debemos entender una vez más, que, en política, no hay amigos permanentes y que “el enemigo de mi enemigo es mi amigo”, por el tiempo que esto dure.

*Doctor en antropología, profesor investigador emérito ENAH-INAH.

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