Los orígenes del totalitarismo

Hannah Arendt, teórica política alemana nacionalizada estadounidense de origen judío, nos advierte que, en la sociedad de masas, la política se encuentra en vías de desaparición, por lo que no está exenta de la amenaza del totalitarismo.

Por: José Guillermo Mártir Hidalgo

Para Arendt, la acción es la única actividad que puede introducir novedad en el mundo. Y la pluralidad es la condición básica de toda acción. A través del discurso y la acción, que acaecen en el espacio público, los hombres manifiestan ser opuestos y heterogéneos. El poder se da en el espacio público y depende del acuerdo temporal entre un grupo de personas. La política, por tanto, remite a la experiencia de la diversidad. Surge cuando las personas se reúnen para actuar y dialogar en concierto. Sin poder, el discurso y la acción en el espacio público desaparecerían rápidamente.

“Los orígenes del totalitarismo” fue publicado en inglés en mil novecientos cincuenta y uno. El antisemitismo y el imperialismo constituyen las raíces del totalitarismo. Bajo las condiciones de dispersión, desde finales del Imperio Romano, los judíos sufrieron persecuciones, expulsiones y matanzas desde la Edad Media hasta nuestros días. Esto debido a su comportamiento de “secta” que les impide asimilar a otras culturas. En el siglo decimonónico, la Nación-Estado otorgó a los judíos igualdad de derechos. Los judíos tenían una posición exclusiva dentro de las finanzas públicas, ya que, durante siglos, trabajaron al servicio del Estado Monárquico.

Pero el imperialismo minó los cimientos de la Nación-Estado. La decadencia del Estado Monárquico produjo la disolución de las cerradas filas de la judería. Los judíos perdieron sus funciones públicas y su influencia, quedándose solo con su riqueza. Los intereses judíos desafiaron a las clases importantes de la sociedad, como la burguesía liberal, surgiendo la ideología del antisemitismo que organizo, posteriormente, partidos antisemitas supranacionales.

Los judíos fueron considerados como grupos al margen de la sociedad. Tenían riqueza, pero no poder y políticamente se encontraban aislados. A los ojos del populacho, grupo representado por residuos de todas las clases y siempre a favor del “hombre fuerte”, los judíos eran símbolos de todas las cosas que detestaban. La única respuesta que los judíos hallaron frente al antisemitismo fue, el nacimiento del movimiento sionista.

El imperialismo nació cuando la burguesía, emancipada políticamente, se alzó contra las limitaciones nacionales a su expansión económica. El imperialismo hace referencia a las posesiones coloniales europeas entre mil ochocientos ochenta y cuatro y mil novecientos catorce. Había una convicción en la nación conquistadora, que estaban imponiendo a los bárbaros una ley superior. El resultado de esa experiencia fue, la explotación brutal de las posesiones de ultramar al servicio de la nación europea. Los medios políticos de dominación imperialista fueron el racismo y la burocracia que “administraba matanzas” para mantener la colonia dentro del imperio.

Las naciones de Europa Central y Oriental carecían de posesiones coloniales, por lo que decidieron que tenían derecho a expandirse a nivel continental. El Pan Eslavismo (Rusia Zarista) y el Pan Germanismo (Austria-Hungría), proporcionó un fanatismo al populacho que desencadenó el comienzo del fin de la judería europea. Los Pan Movimientos estaban cargados de una ideología antisemita.

La Primera Guerra mundial hizo estallar la comunidad europea de naciones. En los países derrotados, tras la liquidación de la monarquía, la atmósfera de desintegración era más evidente. Minorías y grupos apátridas eran bofetadas a las Naciones Estados, ya que eran imposible desembarazarse de ellas. La solución hitleriana fue su liquidación.

Los regímenes totalitarios gobiernan y se afirman con el apoyo de las masas. La masa, son personas que, por su número, indiferencia o por ambos motivos, no pueden ser integrados en ningún partido basado en el interés común. Los movimientos totalitarios organizan a las masas en nombre de la raza o de la clase. Siguen las leyes de la naturaleza (sobrevivencia del más apto) o de la historia (lucha de clases). Estos se sitúan al margen y en contra del sistema de partidos, aunque, usan y abusan de las libertades democráticas con el fin de abolirla.

El objetivo del fascismo es apoderarse del poder e instalar una élite fascista como dominadora del país. En los países totalitarios, la propaganda y el terror son dos caras de la misma moneda. La propaganda se dirige a segmentos de la población sin suficiente adoctrinamiento y a países extranjeros no totalitarios. Propaganda es adoctrinamiento y va aparejada con el terror, es decir, horror sobre una población completamente sometida. Arendt afirma que el terror es la verdadera esencia de su forma de gobierno.

El verdadero objetivo de la propaganda totalitaria es la organización: poder absoluto de mando de arriba a abajo y absoluta obediencia de abajo a arriba. El dictador practica el arte totalitario de mentir y considera las riquezas de cada país como botín y medio para el siguiente paso.

Su núcleo de poder descansa en la policía secreta y su servicio de espionaje. Primero liquidan la resistencia abierta y luego cazan los “enemigos objetivos” definidos por el gobierno. Los campos de concentración fueron su verdadero secreto. En ellos se asesinaba a la persona moralmente, luego, se aniquilaba la persona jurídica para así destruir, finalmente, su individualidad. Quedando marionetas con rostros humanos que se comportaban como el perro de Pávlov.

Ideología es la lógica de una idea. La idea es una premisa. Pero la ideología totalitaria reivindica una explicación total. La idea explica todo el desarrollo de la premisa y ninguna experiencia puede enseñar nada. Por lo que una vez en el poder, el totalitarismo modifica la realidad conforme a sus afirmaciones ideológicas.

El aislamiento y la impotencia de los hombres, es el comienzo del terror. El hombre aislado e impotente ha perdido su lugar en el terreno político de la acción. Las dos formas de dominación totalitaria fueron la dictadura del nacional socialismo y la del bolchevismo.

*Psicólogo salvadoreño

Bibliografía

Arendt, Hannah (1998). Los orígenes del totalitarismo. Madrid: Grupo Santillana de Ediciones. En: https://maytemunoz.net/wp-content/uploads/2017/08/arendt-hannah-los-origenes-del-totalitarismo.pdf

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