PROPOSICIONES: DEL DICCIONARIO GUATEMALTECO*

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A los guatemaltecos les fascina acortar las palabras, como si les fueran a pagar una fortuna por ahorrar sílabas. Por esa razón dicen «Guate», en vez de Guatemala; «la Muni», por Municipalidad; «el poli», por policía o «la refa», por refacción (merienda), y así sucesivamente.

También les encanta expresarse en superlativo, al emplear el prefijo «re». Por eso ellos se sienten «rebien» o «remal». O la pasan «realegre». Y califican a una cosa de «rebonita» o a alguien de «repilas» (muy listo).

«Tan bello» o «tan lindo» es como reconoce una mujer una buena acción o un halago de un hombre. De esa manera aprecian la belleza interna de alguien.

Pero si hay un pecado capital para los guatemaltecos es decir alto y claro el monosílabo «no». Se van por la tangente, como diríamos en Cuba. Hay que ser experto para interpretar que un «sí, no tenga pena, nos vemos el lunes próximo sin falta» significa algo así como «si te he visto no me acuerdo» o «espérame sentado».

Si después uno tiene la osadía de, amablemente, preguntarles por la cita prometida, responderán «usted me va a matar, pero fíjese que…» y seguidamente les oye decir las más disímiles justificaciones.

Si les seguimos el hilo, al pie de la letra, pueden que hasta se nos escape una lágrima conmovidos con su escenificación. Porque eso sí, los guatemaltecos tienen el don para dramatizar.

A algunos les molesta bastante que se hable de «la hora chapina». Lo cierto es que «la hora chapina» es, mínimo, media o una hora más tarde después del horario de convocatoria de cualquier actividad. Obviamente, no todos son así. Siempre hay guatemaltecos que son «repuntuales» y «reformales».

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