Buscando oxígeno

Por: Yamila Berdaye

Seguro has oído decir: si estas bravo o molesto, lo mejor es respirar profundo. Investigadores –en estos asuntos– creen encontrar el camino neural que pudiera controlar tal proceso.

Un experimento realizado en ratones –científicos de la Universidad de Stanford, California–, identificó un circuito de neuronas, de más o menos 350 neuronas, entre las millones que tiene el cerebro de estos animales y que regula la conexión respiración-actividad cerebral, o sea, la que puede decir: que tan calmado o alterado está un ratón.

Al retirar las mencionadas células, descubrieron que los ratones seguían respirando de manera normal pero se les notaba calmados. Según el equipo de trabajo, el hallazgo, podría derivar en terapias para socorrer a quienes padecen de estrés, ansiedad y ataques de pánico.

Respirar es acción involuntaria y uno de los compases básicos de la vida. Un proceso en el que se inhala oxígeno para crear energías a nivel celular y después se exhala dióxido de carbono, bioproducto de la respiración celular.

Los científicos conocían que los circuitos neurales son los encargados de regular la respiración en el cerebro, pero ahora, señalan con precisión el camino neural que conecta a esta con los estados emocionales de ansiedad y calma.

El trabajo, que estuvo liderado por el doctor Mark Krasnow, buscó la principal región del cerebro que controla el ritmo de la respiración, llamada complejo pre-Bötzinger. Y por medio de otros experimentos descubrieron que un subconjunto de neuronas transmite señales a la región que modera las sensaciones de alerta, atención y estrés.

También se dieron cuenta de que estas se expresan a través de dos proteínas: cadherin-9 (CDH9) y la del desarrollo del cerebro homeobox 1 (DBX1). Entonces, apelaron a ratones genéticamente modificados, en los que podían silenciar los genes Cdh9 y Dbx1, lo que les permitió seleccionar y matar aproximadamente 350 neuronas que conectan la respiración a la excitación, dejando las otras ilesas. Después, los investigadores revelaron que los ratones pasaban más tiempo en estado de calma.

Aunque la respiración profunda es una manera fácil y segura de controlar la ansiedad y el estrés, los entendidos en el tema ven potencial para el desarrollo de medicamentos que apunten a estos genes.

“En trastornos de pánico, puede ser casi imposible para el paciente controlar la respiración”, dicen los expertos. “Por lo tanto, un enfoque farmacológico puede ser crítico para prevenir estos ataques de pánico provocados por la hiperventilación”.

Incluso, afirman los especialistas que el síndrome de muerte súbita infantil, pudiera ser resultado de que el cerebro no percibe la falta de oxígeno mientras el bebé está durmiendo y por lo tanto no despierta al cuerpo. Refieren como positivo el empleo de terapias que mejoren la señalización neural entre la ingesta de oxígeno y la excitación.

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