La transición al culto virtual. El ocaso del clericalismo. San Judas Tadeo en México y Perú

Por: Rolando Macías Rodríguez.

Desde el inicio del papado de Jorge Mario Bergoglio, una de sus posturas principales fue el cambio del tipo de iglesia, pasar de estar encerrados en los templos a acercarse a los fieles, los creyentes, los devotos. La propuesta fue tomada a cuentagotas por algunos miembros de la institución y otros hicieron lo que en la época colonial americana: “se acata pero no se cumple”, pero la realidad es más terca que el voluntarismo. Me pareció interesante el comparar el culto a San Judas Tadeo en países donde cuento con trabajo de campo consistente: México y Perú.

Con la llegada del COVID-19, la alarma sanitaria ha provocado cambios de relaciones en todas las estructuras mundialmente, incluyendo el campo religioso y sus instituciones, impactando directamente a los mecanismos de interacción de los católicos con sus figuras sagradas. No podían ir a los templos ni recibir ellos y sus esculturas o estampas, la bendición de los sacerdotes. El sacramentalismo mostró sus limitaciones.

Los responsables institucionales del culto al santo en ambos países tomaron decisiones similares para satisfacer a sus devotos. Iniciaron la transmisión de las videomisas a través de las redes sociales desde el mes de abril. Es importante ponderar la recepción que tuvieron, pudiéndose notar una diferencia sustantiva del comportamiento de los feligreses en cada país.

Según los datos de los misioneros claretianos en México, las reproducciones oscilaron entre 635 y 1943, los comentarios entre 50 y 244 e iniciando las reacciones con 71 y terminando con 272.

El contraste con los datos peruanos es abrumador. Comenzaron con 3512 reproducciones y llegaron a 86100 en el mes de junio, los comentarios con 1106 y llegando a 13506, mientras las reacciones de 664 a 4560.

Comparando los datos, podemos indicar la contundente ventaja de los peruanos en reproducciones, comentarios y reacciones a las misas de un mismo santo, San Judas Tadeo, en dos diferentes sociedades con características similares. La diferencia va más allá de los números, al tratarse del modelo de iglesia que tiene cada orden religiosa. Los misioneros Claretianos presentan un modelo clerical que no da lugar a la participación de los feligreses, tratando el culto como una multitud. Mientras que, en el caso peruano, los Franciscanos abren la participación a laicos. En mi investigación de campo (2016-2017) tenían 6 hermandades masculinas y femeninas con más de 700 miembros tan solo en Lima(1) y al menos 7 más fuera de la capital; no descarto la existencia de más hermandades. Su participación en la devoción por el santo, tanto en las misas presenciales como en las virtuales, es más consistente.

La oposición de los modelos no deja nada librado a la imaginación, en Perú llegaron a 12 videomisas al día y en México solo una, considerando que las reproducciones podrían ser vistas por más de una persona. Sería importante observar otros cultos y los comportamientos del clero.

Podemos concluir que la cuestión no es un problema de estética en la presentación, sino de un trabajo sistemático en la consagración de relaciones de carácter social y espiritual con la feligresía, es en las situaciones críticas donde se evidencian los errores.

En estos tiempos, la Iglesia católica ha pedido aportaciones económicas en varias latitudes: hay un dicho popular que afirma: “para cosechar, hay que sembrar”.


(1) Véase Macías Rodríguez, R. (2020). Relación sociosimbólica femenina y masculina en la cofradía de San Judas Tadeo del Siglo XXI, en Lima, Perú. Cuicuilco Revista de Ciencias Antropológicas 27 (77). ENAH, México, 107-129 y Macias Rodríguez, R. (2018) «Hace posible lo imposible” El señor de las causas desesperadas. San Judas Tadeo en América Latina (tesis de doctorado inédita). ENAH, México.

                                                                                           Rolando Macías Rodríguez, Escuela Nacional de Antropología e Historia  – México

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