Convulsión en el caribe

Haití, un polvorín a punto de estallar. Estados Unidos cerca militarmente a Venezuela

Haití, el país más pobre de América y que vive actualmente una grave crisis económica, nuevamente es escenario de violentas protestas que esta vez buscan la salida del poder del presidente Jovenel Moise, quien hasta ahora cuenta con el apoyo de la comunidad internacional.

Desde hace diez días, Haití se ha visto sacudida por saqueos y protestas, que han dejado al menos nueve muertos, y que tienen su raíz en la grave crisis económica, en la corrupción y la inseguridad.

El inicio de las protestas coincidió con el segundo aniversario de la llegada al poder de Jovenel Moise, un empresario de 50 años del Partido Haitiano Tet Kale (PHTK), y con el 33 aniversario de la caída del régimen dictatorial de Jean-Claude Duvalier.

Un país paralizado

Después de la multitudinaria protesta de la semana pasada, la capital haitiana lleva nueve días paralizada, con las escuelas y los bancos cerrados, así como los negocios y las estaciones de combustible, mientras que los hospitales ya enfrentan problemas por los bloqueos de carreteras y la falta de medicinas. Con casi el 60% de la población viviendo bajo la línea de la pobreza (2,41 dólares al día) y más del 24% por debajo de la pobreza extrema (1,23 dólares al día), según cifras del Banco Mundial, y una inflación galopante que afecta a los productos de primera necesidad por la devaluación del gourde, la moneda oficial, la ira de los manifestantes se dirige contra Moise a quien responsabilizan de la grave crisis económica. En opinión de los analistas, Moise no ha respondido a las expectativas y una parte importante de la población considera que su gestión ha sido un fiasco.

Escándalo de corrupción

A ello se suma la indignación popular por el escándalo de la presunta malversación millonaria de fondos del programa Petrocaribe, a través del cual Venezuela suministra petróleo a este país a precios blandos.

Una auditoría presentada a inicios de febrero por el Tribunal de Cuentas reveló irregularidades entre 2008 y 2016 en este programa e involucró a 15 exministros y actuales funcionarios, así como a una empresa que dirigía Moise antes de llegar a la presidencia. Desde agosto del año pasado se han multiplicado las protestas en Haití para exigir justicia en este caso, sin que hasta ahora, y pese a las promesas del Gobierno de «arrojar luz», nadie haya sido procesado.

En declaraciones el excónsul haitiano en la República Dominicana, Edwin Paraison, señaló que la «corrupción ha hecho que la desconfianza se extienda hacia toda la clase dirigente», y apuntó que una gran parte de la población entiende que hay una diferencia abismal entre las condiciones de vida de los dirigentes y las masas populares. «Tenemos que hacer esfuerzos por tender puentes entre los distintos grupos sociales porque lo que hay actualmente es un abismo, y ese abismo ha provocado una ira social», añadió.

Llamada al diálogo

Después de varios días de silencio, Moise volvió a llamar este jueves al dialogo, que rechazan los sectores más radicales de la oposición agrupados en el Sector Democrático y Popular, que exigen su renuncia.

Moise respondió a la oposición asegurando que no dejará el país «en manos de bandas armadas y narcotraficantes», que quieren utilizar la empobrecida nación para sus intereses personales.

El presidente haitiano también rechazó la idea de un «gobierno de transición» respaldada por algunos sectores opositores, al considerar que en el pasado estos gobiernos de transición han causado mucho daño al país.

Estados Unidos cerca militarmente a Venezuela

Los recientes movimientos de tropas estadounidenses, reportados por fuentes públicas y medios de prensa, confirman que Washington se dispone a cercar militarmente a la República Bolivariana de Venezuela bajo la excusa de una supuesta “intervención humanitaria”.

Cuba aseguró el pasado 13 de febrero, mediante una declaración del Gobierno Revolucionario, que Estados Unidos pretende fabricar “un pretexto humanitario para iniciar una agresión militar contra Venezuela” y denunció vuelos militares en la región del Caribe como parte de los preparativos.

Aunque fuentes en Washington y algunos de los países involucrados se aprestaron a negar las denuncias cubanas, las últimas informaciones disponibles ratifican y amplían las evidencias de un cerco militar premeditado contra Caracas.

“Estados Unidos acumula silenciosamente su poder militar cerca de Venezuela”, señaló en el diario Washington Examiner el periodista y experto militar británico, Tom Rogan. “Una importante presencia naval y marítima de los Estados Unidos está operando cerca de Colombia y Venezuela. Ya sea por coincidencia o no, estos despliegues le brindan a la Casa Blanca un rango creciente de opciones”.

De acuerdo con Rogan, en menos de una semana el Pentágono está en condiciones de desplegar 2 200 marines, aviones de combate, tanques y poner dos portaaviones en Venezuela.

Las tres puntas del tridente norteamericanoson El Caribe, Colombia y Brasil. No es casual que el almirante Craig Faller, jefe del Comando Sur, haya visitado Bogotá, Brasilia y Curazao durante los últimas semanas, bajo la cobertura de la supuesta organización de la entrega de “ayuda humanitaria” a Venezuela.

El Caribe: Del portaaviones Abraham Lincoln a Curazao

Con la autorización de Holanda, Estados Unidos organiza un centro de distribución de la supuesta ayuda en la isla de Curazao, a escasos kilómetros de las fronteras con Venezuela.

Pero la movilización militar es mucho más amplia en la región del Caribe. En la denuncia cubana, se explica cómo entre el 6 y el 10 de febrero de 2019, se realizaron vuelos de aviones de transporte militar hacia el Aeropuerto Rafael Miranda de Puerto Rico, la Base Aérea de San Isidro, en República Dominicana y hacia otras islas del Caribe estratégicamente ubicadas.

Ahora se suma el anuncio de que la Marina de los Estados Unidos desplegó un Grupo de Ataque con Portaaviones (CSG) en el Océano Atlántico y frente a las costas de Florida.

La flota está compuesta por el portaaviones USS Abrahm Lincoln (CVN-72), un crucero misilístico y cuatro destructores, además de una fragata de la marina española invitada a participar.

“Los GSG tienen capacidades multiplataforma para operar donde sea y cuando sea requerido. Además de poseer la flexibilidad y sustentabilidad para pelear guerras de gran escala y asegurar la libertad de los mares, los CSG son símbolos visibles y poderosos del compromiso de Estados Unidos hacia sus aliados, socios y amigos”, señaló una nota de prensa oficial de la marina estadounidense.

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