Un 31 de octubre que rememora acciones contra el movimiento sindical

CONTEXTO DE 1989

Eran momentos históricos de lucha socio-política, por parte de las fuerzas sociales organizadas en sindicatos, federaciones y la unidad nacional de trabajadores, que abarcaban diferentes sectores de la sociedad salvadoreña. En aquel entonces se continuaba con el conflicto armado, y la lucha político-militar arreciaba en diferentes puntos del país.

Por: Róger Hernán Gutiérrez*

En mucho las fuerzas gubernamentales y la oligarquía habían tomado el poder y aparato del Estado, imponiendo su modelo económico. E imponían la filosofía neoliberal como atractivo al pueblo votante con Cristiani a la cabeza (hoy exiliado en un país de Europa), con características como la desarticulación y des-institucionalización del Estado, se pretendió imponer el discurso económico de otras acumulaciones de riqueza a través de las privatizaciones, la reprivatización de la banca, el comercio exterior y la distribución de energía.

Ahora, la acumulación de riqueza en áreas económicas como los servicios de la banca y sectores financieros, el comercio exterior y la energía, incluyendo las telecomunicaciones, pensiones, son sectores que han acumulado una inmensa riqueza. Como contrapartida a esto se introdujo en el discurso mediático y alienante para la población la teoría del rebalse, esperar que la economía se fortaleciera vía el neoliberalismo y la economía de mercado—una globalización económica que iba en la teoría de fortalecer los servicios y el comercio—aumentando las exportaciones y construyendo un país de servicios en la región.

Esta vez la oligarquía (Cristiani, Simán, Calleja, Meza Ayau, Murray Meza, etc) habían tomado el aparato del Estado (jun1989) y disponían a su antojo de los 3 poderes de Estado; fortaleciendo una élite dominante que fue tomando a su interés y necesidad el país y sus diferentes recursos.

En consecuencia, el movimiento sindical habiendo alcanzado un alto nivel de politización dentro de la coyuntura en que se vivía, era de acuerdo a la inteligencia militar de aquel entonces un foco de subversión e ingobernabilidad, siendo esas las razones de colocar un artefacto explosivo en total impunidad en el local de la Federación Nacional de Sindicatos de Trabajadores Salvadoreños-FENASTRAS, siendo el atentado dinamitero a mediodía en el local sindical sobre la 10 av. sur, frente al mercado ex -cuartel, ocasionando una centena de muertos y heridos—entre ellos nuestra lidereza sindical FEBE ELIZABETH VELÁSQUEZ, quien junto a otros tantos compañeros y compañeras sindicalistas ofrendaron sus valiosas vidas por la causa de la clase trabajadora.

Luego de estos incidentes represivos y opresivos en la coyuntura de la pacificación y terminación del conflicto armado, fue solicitado a la Asamblea Legislativa, que se conmemorara el 31 de octubre de cada año como Día del Sindicalista, según acuerdo legislativo D.L. N°589, del 4 de octubre de 1990.

Contexto Actual.

Los artefactos explosivos no son hoy una opción aparente del gobierno dominante y las fuerzas armadas como lo eran en aquella época, sin embargo la sociología y psicología intimidante de los grupos dominantes en el gobierno y fuerzas armadas incluyendo la policía nacional civil, vuelve similar el contexto de represión hacia el movimiento sindical—se tiene similar alianza entre los grupos empresariales y el gobierno—para responder a los grupos sindicales en clara disidencia contra las políticas del actual Presidente Bukele.

Hay un control socio- político por parte del régimen en el poder, en todo aquello que manifiesta una oposición organizada y el movimiento sindical autónomo e independiente, presenta una acción en contra de todo aquello que pretenda desarticular la acción sindical, a través del control político-administrativo del actual Ministro de Trabajo como de los aspectos ilegales y acciones anti sindicales del sector privado, en sectores que acumulan como son los servicios de la banca y financieros, las telecomunicaciones, la generación y distribución de la energía; y de aquellos otros sectores de comercio e industriales.

La coerción legalista por medio del discurso anti legal, a través de una acción estatal permanente de violación a los derechos humanos en general y a una casi total desprotección social: en salud, pensiones, salud ocupacional, protección familiar, maternal, educacional, vivienda y demás anulación y/o deterioro de necesidades de las personas trabajadoras. Que coarta e impide el acceso a justicia y al debido proceso legal.

Las libertades sindicales como en aquella historia durante el conflicto armado, están hoy limitadas por el régimen de turno, capturas ilegales, anulación de derechos, a través de mecanismos anti sociales y una cultura de anulación del derecho a inocencia; el hacer sindicalismo hoy como ayer, encuentra muchos valladares y oposición para hacerlo en total libertad, la férrea cultura y práctica anti sindical del régimen y sectores privados, al disponer leyes en pro de sus intereses y contrarios a un claro ejercicio del derecho de las personas trabajadoras a contratación colectiva, organización y huelga.

*Sindicalista salvadoreño

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