Metaverso presidencial vs la ciudad de carne y hueso

«Mientras en redes como espejismos virtuales todo brilla, en calles de carne las penurias ciernen su sombra sobre el pueblo»

Por: Enrique Fernández

Vivimos en tiempos extraños. Pareciera que habitamos un gobierno metaverso, donde a través de perfectos renders maquetados todo se presenta radiante y futurista. Grandes obras faraónicas se promocionan como si fuesen la panacea que el país requiere, sin que se discutan estudios serios sobre su verdadero impacto.

Rebota el insultante «metaverso presidencial» que simula prosperidad, con la ciudad de carne y hueso  en donde habita la población, donde los problemas nos ahogan sin que nos echen la mano y sin esperanza de solución cercana.

«Exportamos megaproyectos, importamos hambre»;mientras que ,con selfies y obras faraónicas no se tapa la pobreza y el hambre del pueblo»

Se tiene la primer sede paraíso fiscal de las Blockchains , pero aquí solo lo usan los de siempre, políticos y empresas que no quieren en otros países, aunque casi nadie local , solo los inversionistas nacionales y externos la utilizan para trafickers.

El «metaverso del presidente» que se la da de próspero rebota con la dura realidad de la gente. Acá en la ciudad de carne viva la rabia, «Venden proyectazos al exterior y acá importan el hambre»; mientras se toman selfis con obras faraónicas no engañan a nadie, que la pobreza y el hambre sigue reinando entre la gente.

Dicen que armaron el primer paraíso fiscal de las criptos, pa lavar la plata malhabitá. Mientras, a nosotros nos dejan como estamos, pelando el hambre y la miseria.

Mientras tanto, en el mundo real las dificultades se acumulan para millones. Cada día es más difícil conseguir que llevar a la mesa. Pero poco importa esto, pues en las redes y medios locales todo se enfoca en  selfies, eventos internacionales y una narrativa mesiánica donde su gobernante se presenta como el líder más cool e influyente de todos, incluso más famoso que el Papa Francisco, a quien no le incomoda, ni un pelín , pues  el anda tras los tesoros  que no son de este mundo.

Quizás para fines de poder y protagonismo personal todo funciona bien. Pero para una madre que hace malabares  para alimentar a sus hijos: «María mira con ojos cansados a sus hijos. ‘Otro día sobrevivimos’, piensa, escondiendo el hambre que no se sacia con promesas ni selfis»

La realidad de un joven que no encuentra oportunidades, o  que está en peligro que los lleven preso a la “megacarcel”por su facha de pobre , la realidad dista mucho de los flashes. Su realidad nada tiene que ver con la fiesta de flashes que el gobierno promociona. A él y a los demás ya les impusieron vivir al día, solos contra la marea de problemas. Ni les queda alternativa ante el autoritarismo,el bombardeo de las redes y la censura que calla lo que no les conviene que se sepa.

Ese Joven sin trabajo ,sin oportunidad de estudios y sin fe, Juan se aferra a su dignidad. Pero ¿podrá escapar del precipicio cuando la alternativa es la jaula o el abismo?»

En este metaverso, los ciudadanos parecen personajes sin agencia que los represente, apenas figurantes en la historia de quien detenta el poder. Pero la patria es mucho más que una narrativa megalómana. Es la gente, son sus necesidades reales y derechos fundamentales los que deben primar sobre cualquier ego.

«Así, en esta elección entre lo irreal e inasible  frente a lo tangible y cercano, se libra la batalla del mañana. ¿Triunfará la esperanza sobre la simulación o la realidad será silenciada?»

La moraleja que se desprende es que los gobiernos no deben engañar a la población promoviendo una imagen irreal de prosperidad a través de grandes obras faraónicas y marketing político, cuando en realidad la gente común sufre necesidades básicas insatisfechas.

Es importante que los gobernantes estén atentos a resolver los problemas reales de la gente, como el acceso a la alimentación, educación y seguridad, en vez de enfocarse solo en la propaganda y su propia promoción personal. Una sociedad sólida se construye atendiendo las necesidades concretas de sus ciudadanos, no a través de una narrativa virtual desconectada de la dura realidad.

¿Hasta cuándo el futuro es promesa lejana y el presente, una pesadilla? ¿Hasta cuando la verdad se liberará de su jaula de apariencias?.»

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