Avances, retrocesos y demás populismos con la re-reforma de pensiones

Seguimos en estiras y encoges por una enorme posibilidad de re –reformas al actual sistema de pensiones en el país, que pueda disponer de una conclusión acordada por la mayoría de manera satisfactoria.

Por: Roger Hernán Gutiérrez*

Pero, lo común a todas las re-reformas anteriores y esta que se viene encima presenta la misma característica, una falta de debate nacional, sectorial, pueblo organizado y gobierno de manera horizontal y con todas las cartas sobre la mesa—es decir con toda la información para un debate integral, no necesariamente técnico eso viene después—el tema de pensiones es eminentemente un debate político, en tanto los intereses que se conjugan son de por si polarizados, ambiguos, poco transparentes, mezquinos, des humanizados, mercantiles en sumo grado, donde el asunto no es reivindicar el derecho humano fundamental de la protección social en eventos relacionados con la vejez, la invalidez y la muerte, sino ver como hago negocio de la necesidad de personas en condiciones de adultez mayor con altos grados de deterioro social y económico.

El anuncio trajo aparejada una dosis de imposición, diluida en la demagogia que la gobernanza está supeditada al mandato del pueblo a un gobernante que no consulta nada o lo hace muy poco en elites cerradas y muy compartimentadas. Eso puede no importar si luego del anuncio se manifestara apertura a lo que implica este tema, tanto periodística para trasladar al común del pueblo información de los distintos estamentos que se pronuncian por la re- reforma previsional. Todos o casi todos están de acuerdo en que hay que forzosamente reformar el actual sistema de pensiones—el punto acá es cómo debería ir la reforma, y es allí donde se vuelve el conflicto exponencialmente.

La reforma es clara en tanto a la base lo que se requiere es mejoramiento sustancial del beneficio primario el monto de pensión, pero eso significa que los fondos deben disponer de alta rentabilidad para poder redistribuirse de conformidad a requisitos y condiciones de los sectores cubiertos y no cubiertos por el sistema. Es por tanto que lo transitorio y lo gradual parecen ser las herramientas básicas para que la discusión que se tiene no vaya a desbordarse o irse fuera de control.

Hay diferencias en cuanto a los sectores cotizantes, para el caso salarios bien diferenciados, que cotizan una mayor cantidad y se sienten y demandan un mayor beneficio—el sistema de pensiones público, reconocía la solidaridad salarial, los que tiene más salario apoyen a los que tienen bajos salarios. El sistema privado de pensiones es egoísta e individualista (tanto tienes tanto vales).

Y los no cotizantes hablamos de 7 de cada 10 personas trabajadoras, al no cotizar está fuera y excluido de los beneficios—aunque sean mínimos, eso se palió con los 50 usd para los mayores de 70 años de determinados municipios pobres, lo cual es discriminativo para el resto de población en igualdad de condiciones etarias y económicas, pero viviendo en otro municipio calificado con otras condiciones, y lo más duro de este asunto es cómo se financia—por ello es importante la gradualidad, para ir mejorando la cobertura y el monto.

Avances se observan muy pocos, el debate es muy pobre por diferentes razones, la mayor de ellas es ganar protagonismo y salir con una propuesta que me traiga réditos políticos, otros buscan montarse en la re- reforma y alcanzar un perdón por lo que acordaron en reformas anteriores; aquéllas que llevaron al favorecimiento de los intereses del Estado en detrimento de cotizantes tal es el caso del endeudamiento previsional, así como el pago de la deuda a tasas de interés sumamente bajos. Y sobre todo por la incertidumbre que a futuro va implicar el sostenimiento del sistema que no tiene viabilidad al estar diseñado de esa manera.

Retrocesos es claro que esa es la táctica, mientras por el otro lado se miden indicadores de popularidad, de aceptación de la re- reforma por la mayoría de población afectada, a fin de que la oposición que pueda existir no sea un factor de peso para distorsionar ese camino y meta populista.

Los intereses corporativos de los actuales administradores del sistema que ven las intenciones de la propuesta y que tanto implicará quitarles 100% el negocio, o dejarles con una cuota de administración bastante reducida, luego de años de venir con altas cuotas (3.7%) que generaron una buena ganancia y que hoy se encuentra aún alta en 1.9%. Si es pública la institución administradora del sistema, sea nueva a partir de fusiones o directrices de rescatar una lógica basada en el principio de la negación de la negación. Finalmente veremos, pero el horizonte no está claro y las pugnas afloran para avances mínimos y altos niveles de estancamiento, populismos y retrasos.

*Sindicalista salvadoreño

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