Cabeza de Ayote

Por: Francisco Parada Walsh*

Era y es una canción de cuna, linda tradición donde el niño se rinde a los arrumacos de la abuela y cae en un profundo y soporoso sueño. Crecemos y nada cambia, solo que nuestra abuela es el ejecutivo que cantando canciones de cuna a un pueblo medio confundido en un santiamén tenemos a un Pinochini de América adormitado y babeando.

“Arruru niñito cabeza de ayote sino te dormís te come el coyote” pero ¿Quién es el cabeza de ayote?: Todos tenemos cabezas de ayote, sucumbimos ante la mentira cual si se hipnotizara a una sociedad entera, pareciera que nos echan una humareda de burundanga o bazuco y perdemos el buen juicio, no hay excepciones; solo me imagino a El Salvador del Mundo chineando en su regazo y cantándole al oído al El Salvador de Qué, poco a poco El Salvador se queda dormido, cree que está en los brazos más seguros y en un descuido el bebé se cae y se golpea la cabeza; el chichote no es el problema sino las secuelas neurológicas que deja dicho trauma, no tiene cura, solo cuidados paliativos para que El Salvador de los Mentirosos camine sin rumbo, a la deriva.

¿Quién es el coyote?: Todos lo somos, no se deja pasar nada si esto involucra dinero, coyotes hambrientos que han clavado sus colmillos ponzoñosos en la yugular de un  pobrecito país y funcionarios cabezas de ayote se regodean de la debacle que lleva el país; es más, creo que ya nos comimos al coyote, acá no se perdona nada, nada, desde hacer un suculento guisado con nuestra flor nacional hasta  tirarle una pedrada a nuestra ave nacional; ¿Qué le tenemos miedo al coyote?: No, nos tenemos miedo nosotros mismos, somos nosotros que en una forma moderna o sofisticada practicamos una especie de antropofagia donde nos comemos, nos matamos, nos jodemos.

El peregrinaje de un salvadoreño es durísimo, desde que se levanta todo es cuesta arriba y ver que día a día todo se vuelve más complicado solo habla por los tiempos que vivimos y viviremos. Quizá debemos ajustar la letra del cuento a nuestros tiempos y sugiero una letra que se cante así: “Arruru El Salvador Cabeza de Ayote si te dormís te come el coyote”, como mencioné anteriormente, todos somos cabezas de ayote donde no le tenemos miedo al coyote sino a otro cabeza de ayote y debe El Pinochini de América abrir sus ojos y no dormirse pues poco a poco este país es devorado; un día le zampan una mordida a la economía, en el almuerzo le arrancan la esperanza, a la hora del café le vuelan la dignidad y a la hora de la cena meten sendos mordiscos devorando la fe de un pueblo cabeza de ayote; esto no termina, viene el día siguiente, desayunan el futuro de los niños; hora del almuerzo, el plato fuerte y clavan los caninos en la institucionalidad del país; así, poco a poco el país pierde el rumbo y las autoridades cabezas de ayote no saben que las cárceles están llenas de delincuentes cabezas de ayotes que un día, un día creyeron ser cola de león y no cabezas de ayote y las consecuencias son fatales.

Un problema que vislumbro es que El Salvador Cabeza de Ayote pare autoridades y pueblos totalmente perdidos, sin rumbo, sin una meta trazada, es día a día que se inventa algo y viene el siguiente día  y el cuento se sigue escribiendo y si a esto le agregamos una suculenta sopa de pitos tenemos aquel salvadoreño que bala, duerme y cae bajo los influjos de la mentira, del oprobio, del irrespeto; nada bueno se avecina, solo que tenemos el gobierno cabeza de ayote que nos merecemos donde el pueblo cabeza de ayote justifica lo injustificable, se perdió el juicio crítico y entramos en ese juego perverso del sado masoquismo; jamás  he imaginado a El Salvador de los Pecadores luciendo unas provocativas medias negras y altos tacones sin embargo hemos caído tan bajo que gozamos cuando el látigo aparece, es el gobierno cabeza de ayote que se pone un traje de látex negro como mí alma y por no dormirnos como reza el cuento debemos aguantar una zurra que a pesar de lo dolorosa que es nos hace feliz ¡Si amo, pégame más fuerte, soy tuyo, todo tuyo! Esto es triste y peligroso, nunca se había despreciado ese falso estado de derecho cabeza de ayote como ha sucedido actualmente y debemos ir a las próximas elecciones y no votar con el hígado sino con la cabeza de ayote, escoger lo mejor de lo peor pues el partido gobernante de la nada lleva una pacotilla de mal vivientes cabezas de ayote que cual aves de rapiña quieren darle las últimas tarrascadas a este país despedazado como nunca, dividido por la línea no de Ecuador sino por una línea blanca. Ojalá en Febrero podamos cantar: “Arruru El Salvador cabeza de ayote elegiste al menos coyote”.

*Médico salvadoreño

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