Homo videns: la sociedad teledirigida

Giovanni Sartori, fue un politólogo italiano. Publica “Homo Videns: la sociedad teledirigida” en mil novecientos noventa y siete. En el sostiene que el mundo en el que vivimos se apoya en el video-niño, el cual ha sido educado en el tele-ver.

Por: José Guillermo Mártir Hidalgo*

Consecuencia de ello es el video-vivir. La televisión ha empobrecido el aparato cognoscitivo del homo sapiens. El hombre video-informado es incapaz de comprender abstracciones. La televisión ha modificado la comunicación, el hecho de ver ha trasladado el contexto de la palabra a la imagen. La imagen es una representación visual. Para verla basta poseer la vista y comprenderla en cualquier idioma.

Estamos en la edad multimedia. Los medios de comunicación son numerosos. La televisión ha dejado de ser la reina. El ordenador es el nuevo soberano. El ordenador unifica la palabra, la imagen y el sonido. Al mismo tiempo, nos introduce en las realidades virtuales. El video-niño es el niño formado en la imagen, se convierte en un hombre y mujer que no lee. Es decir, es un adulto sordo a la cultura escrita. Por otra parte, el niño ve televisión durante horas, habituándose a la violencia y originando un adulto violento.

El crecimiento cultural vía internet, depende del número de personas que lo utilicen como instrumento de conocimiento. Pero los niños que se inician con televisión, llegan a la internet sin interés cognitivo, ya que no están sensibilizados a la abstracción. La video-política es uno de los aspectos del poder del video. La opinión es un “parecer” sobre el cual no se requiere prueba. La opinión pública es una opinión “hetero dirigida”, por la exposición a flujos de información exógenos. La videocracia, es una fábrica de opinión hetero dirigida.

La televisión es el portavoz de una opinión pública. Es el eco de regreso de su propia voz. Los sondeos, son instrumentos de demo-poder. Los sondeos son la expresión del poder de los medios de comunicación sobre el pueblo. La televisión da menos información que cualquier otro instrumento de difusión masiva.

La fuerza de la televisión es “mostrar” las cosas de las que habla. Produciendo pseudo acontecimientos ante la cámara. Las noticias se reducen a uno o dos minutos. Desaparece el encuadre del problema. Hay una desinformación televisiva involuntaria y una distorsión informativa voluntaria: falsas estadísticas, entrevistas casuales y excentricidades, privilegian el ataque y la agresividad.

La televisión es un espectáculo. La televisión viola la convivencia cívica, llevando a la pantalla a asesinos. La televisión puede mentir y falsear. El espectador tiene la sensación de que lo que ve es la verdad. El efecto de fondo de la video-política es su incidencia en la opinión pública: su incidencia electoral y en el modo de gobernar.

La video-política personaliza las elecciones, el video-líder, por lo que son importantes los rostros. Vemos personas y no el programa del partido. La video-política tiende a destruir al partido. La televisión favorece la política dirigida. La cual se reduce a episodios emocionales, por la política emotiva provocada por las imágenes. La racionalidad está retrocediendo. El video-ver desactiva nuestra capacidad de abstracción.

El demos está dirigido por los medios de comunicación. La internet, la red, presenta una gran cantidad y velocidad de información. La elección es infinita e ilimitada por lo que termina por asfixiarnos. Y el quehacer se reduce a pulsar botones de un teclado. El hombre multimedia es incapaz de razonar. La Televisión tiene un efecto regresivo en la democracia, debilitando su soporte: la opinión pública.

*Psicólogo salvadoreño

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

A %d blogueros les gusta esto: