No desear la muerte a nadie, y menos al Papa

Muchos ruegan a Dios por un nuevo papa acorde con su posicionamiento político-religioso, ya sea revolucionario o reaccionario, dependiendo de la preferencia. Una clara lección de esta disyuntiva es que no siempre la vía del justo medio resulta la mejor. Pero, por otro lado, decantarse por la radicalidad, a la diestra o a la siniestra, conduce con recurrencia al cisma o al rompimiento dentro de la totalidad.

Por: Fabian Acosta Rico

El pontífice, mal que bien, con alfileres y malabares, ha sabido mantener la unidad de la Iglesia contando solo con el apoyo de los moderados, quienes suelen ser mayoría. Sin embargo, esta mayoría no siempre es combativa o propositiva; los apasionados en el activismo y las propuestas son, casi siempre, los radicales y estos poco saben de prudencia y muchas veces tampoco de educación o decencia.

Y esto fue lo que perdieron los sacerdotes que, en plena transmisión de Internet, declararon, en tono de burla, que oraban porque el Santo Padre “se vaya al cielo cuanto antes”. No sé ustedes, pero a mí de pequeño me enseñaron mis mayores que la muerte no se le desea a nadie y menos, creo yo, a un vicario o representante de Dios en la tierra, a un papa.

Pecando de imprudentes, un grupo de sacerdotes que participaban en un programa de YouTube, al calor de una conversación acerca de la pertinencia de seguir dando la Comunión en la mano y a propósito de que ese día, 22 de febrero, se celebra la Cátedra de San Pedro, uno de ellos comentó respecto al Papa Francisco que: “rezó mucho por el Papa, para que pueda ir al Cielo cuanto antes”. Estas desafortunadas y socarronas palabras salieron de la boca del sacerdote Gabriel Calvo Zarraute, de la Arquidiócesis de Toledo. El comentario fue tomado por el resto de los participantes con hilaridad; junto a las espontáneas risas, el sacerdote Francisco Delgado añadió: “pues a ver si rezamos más fuerte”.

Reafirmando lo anterior, otro de los participantes, el sacerdote estadounidense, Charle Murr, declaró sin ningún empacho: “yo también me uno a las oraciones de Gabriel para el Santo Padre”, a lo que el padre Calvo Zarraute contestó: “somos muchos en esa intención”.

Un sacerdote mexicano también presente, Juan Razo, de la Diócesis de Saltillo, supo mantener la prudencia, no haciendo comentario alguno, al igual que el también sacerdote de las diócesis de Almería, Juan Manuel Góngora. También se conectaron a la transmisión los sacerdotes Rodrigo Menéndez Piñar de Toledo y Roylan Recio de la diócesis de Colorado Springs, Estados Unidos.

Los comentarios de estos sacerdotes trascendieron a la escena internacional y causaron un verdadero revuelo en Internet; recibieron mucha atención mediática y no tuvieron más opción que hacer un control de daños con premura. En su disculpa, dijeron que se trató solamente de una broma y que el mensaje había sido tergiversado maliciosamente. En su cuenta en X, los participantes del programa, la Sacristía de la Vendée, además de retractarse y afirmar que todo se trató de una muy ocasional broma, reiteraron también su adhesión al Papa Francisco, rechazaron los ataques contra él y la unidad de la Iglesia. Con puntualidad, afirmaron en un mea culpa: “Nos duele haber podido confundir a las almas sencillas que encuentran en nuestro programa formación y consuelo. Muchos nos reconocen un papel importante en su perseverancia en la fe católica y nos preocupa haber podido causar desconcierto o escándalo en sus almas.»

Finalmente, a sus inquisidores y delatores, que aprovecharon este desliz para descalificar su mensaje, los acusaron de fariseos y lamentaron haberles dado la ocasión para que arremetieran con ellos.

Tres de los sacerdotes participantes en el programa son de la Arquidiócesis de Toledo que preside el arzobispo Francisco Cerro; quien, a propósito de los comentarios de sus presbíteros, se pronunció enérgicamente en un comunicado, condenando toda manifestación de desafecto a la persona y ministerio del Papa Francisco, las cuales lesionan la comunión de la Iglesia y escandalizan al Pueblo de Dios.

En la lógica de que toda acción tiene consecuencias, el Arzobispado de Toledo pidió como reparación que los sacerdotes emitieran una disculpa, cosa que hicieron con toda puntualidad; pero, no siendo esto suficiente, no descartó aplicarles alguna medida correctiva.

Si uno revisa con anticipada indulgencia la emisión de la Sacristía de la Vendée en la que tuvo lugar este desafortunado episodio, puede que uno les compre la disculpa a los sacerdotes de que se trató de un desliz, de una broma mal manejada que finalmente se les salió de control. Pero lo que difícilmente se les perdonará es no tener la prudencia para expresar lo que parecen opiniones personales, tan comprometedoras, de frente a las redes sociales. Hay una urgencia para la Iglesia católica de modernizarse en el manejo de las nuevas tecnologías de la información; pero estas exigen la responsabilidad de capacitarse y concientizarse en su uso. Lo que digas o expreses en redes sociales siempre estará en riesgo, no solo de divulgarse masivamente, sino también de magnificarse y de trascender.

*Universidad de Guadalajara – México

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