El Salvador en la encrucijada: ¿Democracia o dictadura?

«El gobierno de un solo partido en El Salvador es una forma de dictadura encubierta que atenta contra la democracia y el bienestar del pueblo». El Salvador es un país que ha sufrido mucho a lo largo de su historia. Ha padecido guerras, violencia, pobreza, desigualdad y corrupción. Sin embargo, también es un país que ha luchado por su libertad, su justicia y su democracia.

Por: Miguel A. Saavedra

Un país que ha tenido momentos de esperanza, de progreso y de solidaridad. Pero, ¿qué pasa con El Salvador hoy? ¿Qué tipo de gobierno tiene? ¿Qué tipo de democracia practica? ¿Qué tipo de futuro le espera?

Pero para el grupo de poder y sus funcionarios ,no hay crisis ,¡de cuál crisis hablan? o como dijo un diputado oficialista irónicamente: «Con este sueldo apenas subsistimos»… mientras Juan Pueblo, dice:¿todavía quieren más?. En El Salvador, el gobierno está concentrado en manos de un solo partido, que gasta el dinero en cosas que no importan ni favorecen a la gente. El gobierno oculta información sobre el presupuesto nacional y la gestión de los fondos públicos, impidiendo el control ciudadano y la rendición de cuentas. Reduce la agenda de gobierno a un solo tema visible, la contención de pandillas, y descuida otras áreas vitales como la salud, la educación y la agricultura.

Está demostrado aquí y en todo el mundo que ,Si damos todo el poder a un solo partido o persona, lo más probable es que se abuse de él. El poder absoluto CORROMPE, fomenta la injusticia y la desigualdad. La democracia no es perfecta, pero siempre se puede mejorar. Para eso, hay que escucharse, participar y controlar a los gobernantes. Cuando el poder está concentrado en manos de unos pocos, se aprovechan de él para sus propios intereses. Esto lleva a la corrupción, la injusticia y la desigualdad.

El gobierno gasta cantidades exorbitantes de dinero en propaganda, seguridad y partidas presidenciales, mientras las áreas más importantes como Salud, Educación y Proyectos Sociales no reciben los recursos necesarios. Parece que el gobierno prefiere destinar recursos a propaganda y tecnología de espionaje y control, así como a partidas de gastos presidenciales , obras , proyectos con costos sobreestimadas adjudicados a sus amigos, justificar inversiones absurdas como el Bitcoin y similares, sin importarles que estos gastos superen significativamente lo presupuestado.

Mientras que miles de personas han pasado a engrosar las filas del ejército de desempleo, aceleradamente en estos últimos 5 años. Mientras que el otro ejército, utilizado como aparato represivo para al control social ,ha crecido también en un 200% en tiempos de paz, donde se gasta 3 veces más en un efectivo militar que en invertir en un estudiante universitario. La población desde el año pasado se ve afectada por el 35% de pérdida adquisitiva del ingreso de las grandes mayorías ante el alza inclemente de los precios de la canasta básica.

Los legisladores, en lugar de velar por el beneficio de la sociedad, aprueban leyes que les otorgan sueldos jugosos y prestaciones onerosas, seguros de vida y salud, seguridad y vehículos oficiales, etc…, en contraste con las pensiones de hambre que imponen al resto de la población, donde la pensión promedio aprobada para los jubilados no es ni la décima parte de lo que ganan los diputados al mes. Además la cacareada ley de pensiones abre la puerta a que el Estado, utilice los ahorros de pensiones de los ciudadanos como una fuente de dinero fácil (Caja chica) para cubrir sus propias urgencias financieras).

Al final todo se reduce a quién controla los recursos y quién queda excluido. Mientras existan amos y siervos no podremos hablar sinceramente de auténtica colaboración entre iguales. El día que los poderosos entiendan que su deber es servir al pueblo, más que servirse del pueblo, vamos a poder avanzar de verdad como nación unida. Pero mientras haya distancias entre quien manda y quien obedece, «seguiremos en las lonas». Solo un nuevo pacto social donde rija la equidad sustituirá estas construcciones ficticias en beneficio siempre del poderoso de turno. Así es la naturaleza humana, aunque por el momento digamos lo contrario.

Las generaciones futuras serán las que hereden el mundo que creamos hoy. Si no nos preocupamos por la democracia, el medio ambiente, la justicia social y otros temas importantes, lo pagarán.

Las generaciones futuras nos preguntarán por qué no hicimos más . Nos preguntarán por qué no luchamos por la igualdad de derechos para todos. Nos preguntarán por qué no nos preocupamos por su futuro.

No podemos ignorar estas preguntas. Tenemos la responsabilidad de crear un mundo mejor para las generaciones futuras..

El Salvador necesita un cambio político urgente, que implique una mayor participación ciudadana, una mayor transparencia y rendición de cuentas, y una mayor distribución equitativa de los recursos. Solo así se podrá garantizar una democracia verdadera y un bienestar colectivo.

No podemos permitir que un gobierno autoritario y corrupto siga pisoteando nuestros derechos y nuestras libertades.

Es hora de despertar, de organizarnos y de exigir un país mejor. El Salvador somos todos y todas, y juntos podemos hacer la diferencia.

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