Por lo que los educadores luchan

El magisterio nacional posee un historial en el que destaca su compromiso; en los 70’s tomó las calles con las manos desnudas, de frente a la infame guardia nacional, con todo en contra y en un escenario de pre guerra.

Por: Luis Arnoldo Colato Hernández

En aquellas condiciones, en las que imperaban la desazón impuesta por el régimen militar, donde el terror que infundió lo determino sus crímenes aún impunes, los educadores se armaron de razón, de la justificación que otorga la legitimidad, y del valor con que se fortalecen aquellos que anima la historia.

Y ganaron.

Ganaron porque la razón y la justicia los asistía, porque sus demandas eran legítimas, porque la historia los acompañó.

Pero ganaron además porque sus acciones estaban impulsadas por el deber para con los altos ideales que enseñaron en sus aulas, los valores que enfundaron en sus educandos, por el compromiso que para con la República asumieron, porque fueron a la vez, la voz y acción que enfrentó al verdugo de la nación, los militares.

Aquella generación de educadores forjada en el hierro, con temple y compromiso, se llenó de gloria porque conquistó contra todo pronóstico, sus aspiraciones con aliados poderosos: la historia, la razón y el pueblo.

Y es que cuando los reclamos están asistidos por la legitimidad, todo cuadra.

Por supuesto la historia se escribe de regular favoreciendo la posición de quién la dicta, y en el caso particular que consideramos, debemos releerla para comprenderla, entendiendo la deriva del magisterio nacional.

En 1980 se impuso en el país la doctrina que los militares adelantaron desde su posición guerrerista y criminal contra la República, abrazando la causa de la oligarquía, la del gran hermano del norte, contra los intereses de nuestro pueblo.

Así adelantó toda una serie de medidas orientadas a atajar el pensamiento crítico y las ideas progresistas que le derivan, promoviendo recursos, ilegales la tácita totalidad, dirigidos a acabar con lo que comprenden como sus opuestos.

La represión se agravó, acabando con la formación docente que así tocó al final de su edad de oro en el país, y su formación fue transferida a las seudo academias que surgieron en casa de esquina por todo el territorio.

Ello ha derivado en la conformación de un docente cuyo perfil es más adecuado al modelo neoliberal: conformista y pasivo, en su mayoría sin ningún compromiso con la libertad o la construcción de un estado inclusivo.

De ahí el que haber congregado a algo más de 1000 educadores en los días pasados sea en verdad todo un logro, pues los antecedentes referidos arriba nos permiten atisbar que los mayores antagonistas del magisterio son su carencia de conciencia gremial y pobre compromiso con la República.

Sin embargo, si se logra dar el salto cuantitativo de conciencia a partir de estas legítimas demandas, superando el horizonte de lo particular, abrazando los intereses de la República, serán de nuevo la fuerza que adelante la construcción del estado incluyente que todos aspiramos.

El que es un deber para el educador construir.

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