Mentes tiránicas

Dean Allen Haycock, es un escritor estadounidense de contenidos científicos y médicos. Escribe “Mentes Tiránicas: perfiles psicológicos, narcisismo y dictadura” en el dos mil diecinueve.

Por: José Guillermo Mártir Hidalgo*

La metodología usada para escribir esta obra consistió en leer biografías de déspotas, tiranos y terroristas responsables de la muerte de decenas de millones de personas. Ver entrevistas, documentales y películas sobre las personalidades tiránicas. Realizar entrevistas oficiales y extraoficiales, sobre psicópatas, a psicólogos y psiquiatras. Revisar material clasificado, incluyendo expedientes psicológicos elaborados por profesionales de los servicios de inteligencia estadounidenses y el Departamento de Estado.

Uno de los datos encontrados por Haycock fue que, las personalidades tiránicas como Stalin, Hitler o Mao Zedong, realmente creían en sus causas. No fueron sólo los sinvergüenzas hambrientos de poder, que explotaron las condiciones sociales inestables de sus países, para alcanzar sus posiciones de dominio. Ellos creyeron con vehemencia en sus causas. Stalin, dice Haycock, tenía una biblioteca repleta de libros sobre marxismo.

Y el complejo mesiánico de Hitler ya era evidente en Mein Kampf. Este aseguraba que había sido elegido por el destino o por la Providencia para llevar a Alemania a la gloria. Esta creencia fue un componente clave en la búsqueda del poder. No hay duda de que las personalidades de estos hombres estaban dominadas por rasgos narcisistas, maquiavélicos, psicópatas, sádicos y paranoicos. Todos ellos eran muy astutos y, en los casos de Stalin y Mao, muy inteligentes.

Aproximadamente el uno por ciento de los líderes políticos que amenazan las democracias, presentan características psicopáticas relevantes y alrededor del seis por ciento, niveles de narcisismo acentuado. Entre estas subpoblaciones se encuentran individuos con atributos de ambición, carisma e inteligencia. Así como con rasgos de maquiavelismo, sadismo y paranoia. Estos se convierten en amenazas, cuando sus sociedades o naciones se encuentran debilitadas, vulnerables, con tensiones económicas, conflictos sociales o guerras.

En otras palabras, cuando los tiempos son adversos, un número considerable de personas recurren o apoyan a uno de estos anti sociales que aspiran llegar al poder. En definitiva, el factor clave para el surgimiento de una dictadura no es el hecho de tener un tirano en el poder, sino el medio ambiente. El entorno provoca el surgimiento del tirano.

Muy pocos dictadores son psicóticos, en cambio todos muestran «los factores oscuros de la personalidad» o factores D. Estos incluyen el maquiavelismo, el narcisismo, el sadismo, la insensibilidad, la ausencia de empatía y el rencor. Entonces, una combinación de rasgos psicológicos y una situación sociopolítica determinada, crea a los líderes despóticos. Los rasgos psicológicos pueden proporcionar información sobre las motivaciones y acciones de los líderes peligrosos, estos, nos permiten predecir su comportamiento e incluso cómo detenerlos.

En general, los perfiles psicológicos pueden ayudarnos a comprender los impulsos de los tiranos por dominar, subyugar, torturar y masacrar. Y a medida que aumenta el número de hombres fuertes y líderes autoritarios en todo el mundo, comprender los comportamientos tiránicos debería servir de aviso a cualquier persona indiferente, sobre las amenazas que plantea el extremismo político.

Para convertirse en tiranos, se requiere una confluencia particular de eventos para obtener el control absoluto sobre naciones enteras. Primero, debe nacer con el potencial para desarrollar rasgos de personalidad brutales.  A menudo, se trata de “La Tríada Oscura” que es una combinación de narcisismo, psicopatía y maquiavelismo, así como elementos de paranoia y una extraordinaria ambición de lograr el control sobre los demás. En segundo lugar, su personalidad peligrosa debe desarrollarse y fortalecerse durante la infancia. Esto por medio de maltrato físico, psicológico o crecer en tiempos difíciles. Finalmente, debe alcanzar la mayoría de edad, cuando el sistema político de su país sea inestable. Juntos, estos eventos, establecen una base para un ascenso al poder.

Joseph Stalin, Adolf Hitler, Mao Zedong, Saddam Hussein, Muammar Gadafi y Osama bin Laden, vivieron en tiempos y lugares diferentes. Provenían de entornos muy diferentes. Pero, frecuentemente, parecían reconocer sus rasgos «oscuros» de personalidad, como fortalezas. “Entrarse en la cabeza” de líderes y terroristas extranjeros es una forma en que los gobiernos estadounidenses intentan comprender, predecir e influir en sus acciones.

Donald Trump no es Stalin, ni Mao, ni Hitler, sin embargo, es el objetivo de una tensa polémica de la comunidad médica en el área de salud mental. Algunos psiquiatras y psicólogos están convencidos que sus rasgos de personalidad y comportamiento, constituyen un peligro evidente para los Estados Unidos y, en última instancia, para el mundo. Hay otros que lo consideran extremadamente narcisista, pero, no lo perciben como desquiciado. Haycock se refiere a estos dos lados de la controversia. Sostiene que el evidente narcisismo de Trump, le impide ser un verdadero tirano. El gran peligro es que el narcisismo de Trump lo convierta en un líder autoritario.

La imagen distorsionada que tiene de sí mismo y de sus habilidades le hace creer que puede gobernar bien con la gente. Trump es un showman y un timador. Miente constantemente para sortear contratiempos y vergüenzas y engañar a sus seguidores, que son indiferentes a su comportamiento. Pero más importante que eso es que logró atraer seguidores en números suficientes para convertirse en presidente. Sus seguidores son un grupo muy heterogéneo. En última instancia, síntomas de los males mayores que afectan a la sociedad estadounidense. Algunos son blancos que temen convertirse en minorías, otros temen a los “alienígenas” y otros están simplemente fastidiados en la forma tradicional de hacer política y apoyan a Trump, porque no actúa ni habla como la mayoría de políticos en los que ya no creen. Finalmente, sin duda, es responsabilidad de todos los ciudadanos y de todos los países impedir el ascenso de los tiranos al poder.

*Psicólogo salvadoreño

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