La cara real de la democracia occidental

En este mismo instante la crisis social en Israel es tan grave, con militares abandonando filas y sumándose a las cada vez más extendidas protestas entre la población, con los periódicos hablando ya de una guerra civil, el Knesset agravando su división y el gobierno procurando por intermedio de la mediática a su disposición calmar a la población sin que realmente nadie o apenas pocos, le escuchen, pues el quiebre provocado por el gobierno es tan profundo, que aquellas prestigiosas fuerzas en un cada vez mayor número no responden a las órdenes de ese gobierno, debatiendo entre los formalismos del deber, y el deber mismo.

Por: Luis Arnoldo Colato Hernández*

En cada vez más ciudades de los EEUU los cinturones de pobreza de ciudadanos nativos se extienden, los salarios en general caen, se agrava el consumo de drogas duras, degenerando en el desarrollo y crecimiento de los llamados Zombieland, destruyendo familias, acabando con vidas, aumentando las masacres emprendidas por ciudadanos aburridos en contra de sus vecinos, con armas automáticas compradas libremente por simplemente ser mayores de edad, agudizando la descomposición social por la enfermedad que infecta a esa sociedad, sin recursos estatales para enfrentar estas consecuencias, mientras el gobierno sigue destinando extraordinarios recursos a la guerra en Ucrania y el norte y oeste de Siria, subvencionando fundamentalistas islámicos y saqueando aquel país.

En Francia las protestas se suman y entremezclan, mientras la gendarmería intenta poner orden en las calles, asesinando a otro inmigrante, los periódicos no prestan mayor atención, pero sí a la destrucción que las protestan desatan en las ciudades francesas, sumándose a esto los cuestionamientos que la población hace sobre las reformas pensionarias que sí o sí, el gobierno de derecha de aquel país impone a la ciudadanía sin importar el coste que ello suponga.

En Ecuador, la criminalidad campea al igual que la corrupción, mientras la ciudadanía se revuelve demandando a su gobierno, que no escucha, retornar a la legalidad; otro tanto se sucede en el Perú, donde la legalidad se ha roto y el estado asesina a su propio pueblo justificándose tras las advertencias públicas en las que le demanda a la ciudadanía “no hacer nada”, no protestar.

¿Y nuestra democracia?

¿Cuál democracia?

La democracia es un fenómeno social participativo, en el que la sociedad civil es el verdadero soberano, pero ha sido silenciada por decreto. En cambio, desde la firma de los Acuerdos de Paz, la nuestra la secuestró una partidocracia, que agotara por su ineficacia y corrupción al soberano, que así favoreció el retorno del fascismo en el actual ejecutivo.

Entonces la defensa a ultranza de los intereses de las élites que ha realizado el partidismo agotó a occidente, y la creciente tensión por la exclusión y marginación resultantes dió paso a la violencia que agobia a buen número de naciones occidentales, las cuales casualmente emprenden las mismas reformas que en la práctica sobre concentra las riquezas, mientras se deprime al soberano, que seguirá pagando, y perdiendo, valiosas vidas como bieses y se pierde la legalidad.

*Educador salvadoreño

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