¿A dónde está hoy la ideología en el movimiento sindical salvadoreño?

De acuerdo a determinados estudios, las personas salvadoreñas de forma conveniente se han alejado de las ideologías—ya sea de derecha, de izquierda, y se sitúan en una rara conveniencia de algo céntrico.

Por: Róger Hernán Gutiérrez*

Y esa nueva existencia la asumió el movimiento sindical, quizás podríamos preguntarnos a partir de qué razones, motivos, circunstancias han determinado que las personas sindicalistas se encuentren acomodadas esperando que algo o alguien, por arte de magia cambie la situación laboral.

Por algunos aspectos que conocemos como desviaciones, deformaciones que se criticaban mucho en tiempos atrás, a saber: el reformismo, aquellas personas que no querían ver su realidad y se afanaban por decir que los dogmatismos no eran sanos en la teoría, el pensamiento y la acción. Muchos eran claramente denunciados por esa forma de pensar, por cuanto retrasaba la revolución y los ideales de la lucha se confundían por este tipo de desvíos filosóficos y hasta traicioneros por momentos, que hasta existían condiciones duras que más tarde se sufrían en detrimento de la causa.

El movimiento sindical apegado a la lucha de clases—burguesía y proletariado—quienes tienen los medios de producción y quienes sólo poseen su fuerza de trabajo, tenía claro su horizonte de lucha, nadie se perdía pensando así, en esa relación laboral hay injusticia, inequidad plena, abusos y arbitrariedades de quien tiene el sartén y el mango también. Era la base para mantener la explotación, obtención de plusvalía—ganancia acumulada sin haberla pagado a la persona trabajadora—que no toman en ciertos contextos una conciencia clara—y la tarea sindical formativa y educativa, es hacer verles esa realidad a través de los procesos estructurales de concienciación y de la necesidad de impulsar una acción de lucha organizada para cambiar la situación de opresión.

Siempre ha existido una aprehensión—proceso de asimilación y entendimiento de algo que estaba pasando—pero también existían fuerzas laborales acomodadas, que no asumían riesgos en el proceso de lucha, que niegan su realidad de empobrecimiento, se abstienen intencionalmente de participar, la pasan de escépticos y no quieren compromisos y, cuesta que se afilien a la organización sindical, y son estas masas las que hoy prevalecen y tomaron a su suerte el discurso del nuevo Presidente (feb2019), quien abolió este asunto de las ideologías, expresando que la situación difícil por la que pasaba el país, había que entender que era causa de los mismos de siempre (ARENA-FMLN), y había que asumir el trago amargo con estoicismo—asumirlo sin cuestionamiento y análisis.

Las bases se estaban construyendo, y en lógicas sindicales que siempre han existido: fuerzas sindicales con la ideología del patrón oligarca, y allí tenemos dirigencia sindical que se pasa al otro bando, dejando los intereses propios y genuinos para otro momento. Y están las personas trabajadoras que en su realidad de miseria no ven otra salida, que ligarse a los objetivos y metas del que tiene los medios de producción, para poder conseguir algo de provecho en un claro oportunismo y arribismo, que no deja nada y que claramente alimenta la deslealtad y la traición. Esta situación ha ido en crescendo, desarrollando debilidades estructurales en el movimiento sindical, cooptado por la ideología del modelo no sindicato, impuesto en el período de arena (1989-2009) y sus secuencias.

La base de esta filosofía esta en sostener que las dos partes (patronos y trabajadores) de una relación laboral son iguales, y por tanto el fenómeno de la producción es algo de colaboración para hacerla crecer y no de explotación, ni de injusticia social, y por ello la conversión de personas trabajadoras explotadas a desideologizadas y colaboradoras del capital.

El miedo a perder el empleo y quedarse sin el sustento diario, propio y familiar, a trabajar de manera continua (24/7), teletrabajo adicional, y otras formas de laborar como los centros de atención al cliente, restaurantes de servicios 24 horas, alcanzar metas de producción para conseguir bonos ($) que no son incorporados al salario; sin prestaciones socio-económicas, que los hace llegar una o dos horas antes del horario de entrada o quedarse más horas sin pago extraordinario después de la hora de salida.

Este marco es el claro contexto del país, el empobrecimiento constante y permanente, que va afectando a todas las clases, y va dejando a pequeña burguesía o personas trabajadoras con salarios muy arriba del promedio para enfrentar el costo de vida, que vayan perdiendo y deteriorando sus condiciones materiales de existencia y comodidades, pasando a clases inferiores en tanto su poder adquisitivo se va deteriorando sin cambios. Y la ideología ligada a lo partidario ha perdido su fuerza, pero la forma de pensar y ver la realidad de cada persona ciudadana no puede perderse, en tanto es tuya y sólo tienes que establecer si tu existencia en pobreza es resultado de grupos que mantienen una ideología en su favor o es una realidad que necesitas cambiar.

*Sindicalista salvadoreño

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