Régimen de Excepción: evaluación y perspectivas

El Régimen de Excepción (en adelante RE) es un recurso jurídico que proporciona herramientas extraordinarias a los gobiernos para enfrentar situaciones que, por su gravedad, requieren medidas únicas, este régimen debe ser utilizado como último recurso y temporal, aunque prorrogable.


Por: Miguel A. Saavedra

En la constitución de El Salvador está regulado en el artículo 29, expresamente dice que puede declararse “En casos de guerra, invasión del territorio, rebelión, sedición, catástrofe, epidemia u otra calamidad general, o de graves perturbaciones del orden público…”. Debe ser decretado por la Asamblea Legislativa y sancionado por el Órgano Ejecutivo. Según el Gobierno de la República el incremento de asesinados ameritaba recurrir a la medida. Fue decretado el 26 de marzo y entró en vigencia el día siguiente.

Cincuenta días después de su entrada en vigencia se pueden hacer algunas apreciaciones. Precisemos, a juzgar por su ejecución, el RE decretado por el Gobierno lleva implícita una táctica de ataque frontal y una envoltura del adversario. Esta maniobra tiene como objetivo el control del territorio, ubicación y captura de los miembros de maras y pandillas, y en caso de resistencia la aniquilación física. Por consiguiente, por la observación de los acontecimientos, esta maniobra está siendo contrarrestada por un desplazamiento interno y externo de los sujetos buscados.

La consigna del Gobierno #GuerraContraPandillas, las maniobras realizadas, las instituciones participantes, la forma como se han intervenido las colonias, barrios y comunidades, la superioridad de fuerzas, el poder de fuego, incluso el abatimiento físico del sujeto deja ver el ataque frontal. Asimismo, todas las maniobras ejecutadas, detenciones masivas, el nivel de coordinación institucional y precisión en la ubicación de los inquiridos revelan una táctica de envolvimiento cercano que busca cercar al adversario. Es decir, se percibe una maniobra cuidadosamente planeada.

Todas estas acciones y operaciones descritas han mostrado el músculo del Estado y a la vez han disminuido o suspendido el poder temporal del enemigo. Sin embargo, las pandillas han respondido a este operativo de intensidad, obviamente no con el mismo poderío militar pues no tienen las condiciones para confrontar, las pocas veces que han respondido atacando con armas en todas han salido abatidos o capturados. Más bien, la respuesta que se percibe es una táctica de desplazamiento y camuflaje como maniobra de sobrevivencia y de contrapesar la embestida del Estado.

Ciertamente, los miembros de las pandillas, sobre todo los mandos medios y altos, se han desplazado de los territorios intervenidos por las fuerzas de seguridad a zonas de alta plusvalía material, otros han salido del país. Incluso, algunos habían salido de sus territorios controlados previamente a la incursión militar, y otros, en el trascurso de la operación, han sabido camuflarse y han logrado escapar.

El desplazamiento a zonas de lujo es validado por algunas capturas realizadas por las autoridades en colonias de clase media y alta en San Salvador y Santa Ana. Asimismo, se han ejecutado capturas en las fronteras con otros estados, incluso, se conoció el caso que autoridades de otra nación capturó un pandillero y lo entregó a las autoridades del país. Estos datos has sido públicos por los medios de comunicación, también por la Policía Nacional Civil.

Asimismo, los habitantes que conocen el fenómeno de las pandillas y su forma de operar por convivir durante años en sus territorios, afirman lo mismo “muchos se han ido a huir, están escondidos, pero después volverán” sostienen los habitantes, haciendo alusión implícita, que el RE no será permanente, al pasar los pandilleros saldrán de sus refugios, si no son ubicados por las autoridades, y retornarán.

Otro elemento que destaca la población es el alto nivel de aceptación a la acción tomada por el Gobierno, más del 90% están de acuerdo con la implementación del RE. La violencia es la primera o segunda preocupación que expresa la población en las encuestas de opinión pública, ese mismo sentir se manifiesta con una alta aprobación a la operación ejecutada. Ciertamente, estas acciones a muchas personas les han servido como salir a flote, de momento, y tomar una bocanada de oxígeno, pues no solo es cansancio, también hay ansiedad y hoy ven una esperanza, aunque aún no se demuestra, por el momento, que sea la solución definitiva.

Las rentas se siguen cobrando. Las víctimas siguen pagando la famosa renta impuesta por maras y pandillas. Así lo manifiestan taxistas, dueños de bares y restaurantes, incluso un taxista consultado afirmó que les están cobran un dólar adicional. Este dato es importante porque deja ver que la estructura económica de estas organizaciones sigue recibiendo fuentes de financiamiento.

Otra apreciación de la población es el grado de apoyo y precisión en las capturas; “de seis capturados, cinco eran miembros o tenían relación con las pandillas, pero los jefes se fueron”, afirmaba un joven de una colonia de Apopa. De igual forma, otro joven de una colonia de Ciudad Delgado expresaba, “todos los que se han llevado de mi colonia son miembros de pandillas, aunque el palabrero anda suelto”. Una señora de Panchimalco afirmaba que “también se han agarrado jóvenes que no tienen nada que ver con maras, pero está bien por la tranquilidad”, puntualizaba.

Otro dato que aporta la ciudadanía a partir de sus testimonios, que debe ser observado, es, además de la asertividad y apoyo, manifiestan que los cabecillas no han sido apresados, “la mayoría son colaboradores o “civiles”, no los palabreros o de más alto…” decía el joven de Apopa, esta apreciación era compartida por la mayoría de los participantes. Las autoridades han afirmado que los cabecillas de la pandilla más grande, la MS13, son alrededor de 17, de los cuales se habían capturado seis. De la otra pandilla no se sabe cuántos han detenido ni cuántos son en total los cabecillas.

En general, la población apoya el RE, manifiesta cierto grado de esperanza, aunque al mismo tiempo dejan ver cierto nivel de incertidumbre y miedo sobre ¿qué va pasar cuando se cierre este ciclo de combate frontal contra las pandillas y maras?

Después de cincuenta días de RE ¿quién va ganando la guerra? Es importante hacer esta pregunta para evaluar posibles escenarios después del RE. Lo primero que se puede decir es que un sentido aguzado rápido avista cabezas detrás del pugilato ¿Quién va ganando la guerra? No se puede hacer juicios perentorios en proceso, se puede inferir a partir del dispendio de recursos utilizados, de la evaluación de las tácticas que se observan, de la apreciación por parte de la población, capturas, etc. Pero es espinoso hacer juicios, no obstante, se puede hacer análisis a partir de la información que se conoce y describir posibles escenarios.

Según informes de la Policía Nacional Civil, hasta el 15 de mayo, se habían capturado más de 30 mil miembros de pandillas y maras, sé están arrestando alrededor de 500 personas diarias, es posible que al final del mes lleguen a las 40 mil detenciones. Ese dato debe inquietar al Ejecutivo si lo asocia al cálculo de 60 o 70 mil pandilleros perfilados según algunas afirmaciones de políticos, militares y miembros de la Policía Nacional Civil (el anterior Ministro de defensa estimó 60 mil, un dirigente sindical de la PNC calcula 70 mil).

A partir de esta estimación cuantitativa de pandilleros capturados se puede desprender que bien se podría arrestar entre el 55 al 60 por ciento de los miembros activos de estas organizaciones, si a este dato le sumamos un margen de error del 10% en las capturas, como expresa la población, los encarcelados al final podrían ser un 52%.

Por otra parte, hay indicios que las pandillas se estén autodepurando. Muchos miembros han sido “desactivados”, como dicen ellos, y han podido reintegrarse a la sociedad, tienen pareja, hijos, trabajan, estudian, son miembros de iglesias, etc. Otros, debido a su récord de indocilidad continua, han sido ultimados por la misma pandilla, hay casos registrados. El RE puede significar una ocasión propicia para depurar asociados indeseables, bien desapareciéndolos o denunciándolos con las autoridades, incluso, puede ser aplicado para personas no confiables dentro de sus territorios.

La policía ha puesto un número anónimo, confidencial y gratuito, para que la población puede denunciar los pandilleros, sin embargo, la misma población manifiestan temor que ese recurso sea utilizado como venganza de personas y de las mismas pandillas, ya existen casos de denuncias anónimas sobre sujetos que afirman no tener relación con pandillas.

Para cerrar este apartado hay que avisar de una situación peligrosa para la población. Existe el riesgo que en la medida que se extiende el RE el margen de error en las capturas aumente y la ubicación inicial de los pandilleros se deforme, pues el elemento sorpresa de la intervención y ubicación inicial ya no es válido. Actualmente, existen testimonios de personas que han sido detenidas por lucir tatuajes de adorno. El nerviosismo cuando deriva del mismo poder debido a la insuficiencia proyectada puede ceder al uso del abuso, ya se percibe signos. La pesca precisa con arpón puede dar paso “atarrayasos” donde caen no solamente los perseguidos, también los parecidos o acusados por mala fe. ¡Cuidado!

¿Qué viene después del RE? ¿Cuáles son los posibles escenarios que pueden configurarse?
Un primer escenario es que el gobierno aprisione la mayor parte de pandilleros activos y cabecillas. Es posible si capturan el 80%, el resto se disperse, este esparcimiento los dejaría en estado de vulnerabilidad, el gobierno puede aprovechar esta situación y obligarlos a su rendición y apoyarlos con programas sociales. Si esto sucediera, las autoridades pueden declarar el fin de estas estructuras criminales. Otra posible acción del gobierno es una declaración política, en la placidez adherente de los políticos todo es posible, aunque no sea real.

Un segundo escenario consiste en que las maras y pandillas resulten fortalecidas y depuradas. Si la mayoría de los cabecillas y militantes no son arrestados, es muy probable que retornen a su territorio, la mayoría no son foráneas, han nacido y crecido en su colonia, el apego no solo es material, es también afectivo y el capital relacional que tienen es enorme. Al regresar reagrupen sus miembros con nuevos rostros y con una política operacional más camuflada.

En negocios, sus empresas pueden hacer mudanzas e iniciar estrategias de camuflaje más depuradas, es decir, se muden a negocios estratégicos como restaurantes, hoteles, bienes inmuebles, etc., también estos procedimientos ya existen, todo encaminado al blanqueo de dinero proveniente de operaciones ilícitas.

Un tercer escenario. Probablemente, la renta se incremente. Es obvio que van a necesitar dinero para apoyar a las familias de los que han sido arrestados. Además, deben pagar abogados para el seguimiento y asesoramiento jurídico de sus pares en la cárcel. Se sabe que el mayor financiamiento que tienen es la renta y la venta de droga y esto se ha visto temporalmente afectado.

Un cuarto escenario probable consiste en bajar la tensión entre pandillas rivales, hace unos años esto era impensable por el odio que los divide, pero con la nueva amenazas pueden implementar una reingeniería organizativa, nuevos jefes y perspectivas, es muy probable que tengan acercamientos por beneficios recíprocos al ver una amenaza común.

Por otra parte, la población teme que al pasar este operativo masivo, las pandillas tomen represalias con personas que sospechan que los han denunciado durante el RE, y contra familiares de miembros de corporación policial que viven dentro de sus territorios, incluso con policías y soldados. El desconcierto e inseguridad sería frustrante.

Por último, si la “intifada” contra pandillas y maras no proyecta los resultados deseados por el gobierno, es muy probable que se busque una salida negociada al conflicto. Esta salida no es nueva, tampoco sería la primera vez que se ejecuta. Es sabido que otros gobiernos, incluso se afirma que el actual, ha tenido acercamientos dialógicos con las pandillas y maras. Hay declaraciones de las pandillas llamando a una pasificación del país por la vía negociada.

En general, en la población civil se percibe una bifurcación sugestiva entre esperanza e incertidumbre. Muchos tienen la ilusión que probablemente estemos presenciando el fin de las pandillas y maras. Al mismo tiempo, se percibe cierta incertidumbre que el RE no logre dar un golpe contundente a las organizaciones que persiguen y al final las pandillas salgan fortalecidas y tomen represalias contra la sociedad civil, familiares de soldados y policías.

Asimismo, se percibe miedo que al prolongarse este RE se incremente el uso y abuso por parte de las autoridades. Ya existen denuncias de detenciones de personas que no tienen relación con pandillas. Ciertamente, toda prolongación de un conflicto trastoca otras dimensiones de la persona y de la estructura social, afectan la integridad del sujeto y de la sociedad de forma simultánea y en ensanchamiento.

Así pues, es difícil afirmar el desenlace de esta situación, lo único que se puede ver con claridad es, primero, la decisión del Gobierno de atacar frontalmente con todas las instituciones del Estado los grupos pandilleriles. Y segundo, el RE va a marcar un antes y un después en la lucha contra el crimen organizado.

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