La continuidad de la inseguridad

Las encuestas que diferentes instituciones han practicado a la aprobación sobre la actual gestión arrojan sin distingo un resultado consistente de aprobación. La razón de tal resultado: la relativa seguridad que la población percibe.

Por: Luis Arnoldo Colato Hernández*

Es decir; la población explica que ahora es posible transitar libremente por los diferentes territorios del país, sin fijarse en el lugar de procedencia o de destino, lo que apenas un año atrás suponía probablemente sufrir algún daño para el ciudadano en general.

Incluso la muerte era una probabilidad, y peor aún, las autoridades judiciales eran incluso sustituidas en esos espacios por las pandillas, imponiendo una suerte de ley alterna a la del estado por ser los que ocupaban dichos espacios.
Eso no sucedió de la noche a la mañana ni fue casual, sino el resultante de las privatizaciones implementadas en los años 90’s por ARENA, y profundizadas durante los 20 años que rigió el país, sin haber logrado más que desmontar al estado, incapacitarlo, trasladar a privados las funciones constitucionales de éste, y hacer humo en los bolsillos de apenas el 0,1% de estos privados todos los activos estatales, algo más de 50 billones de dólares, como resultado de ello haya algún beneficio tangible para el soberano.

El resultado fue la pauperización de la población, provocando una desbandada de 2,2 millones de nuestros conciudadanos, quienes huyeron de la violencia social resultante a la profundización de la pobreza a través de la migración ilegal, y el escandaloso enriquecimiento a costa de todos de apenas el 1% de la población que pasó a adueñarse del 70% de la riqueza del país mediante aquellas truculentas privatizaciones, mientras el restante de la población y desde entonces sufre las consecuencias pagando la socialización de su empobrecimiento [FMI, BM, BID].

Fueron los días en los que surgieran las Afp’s, se privatiza la banca, se implementaron las medidas de ajuste económico, y se aseguran por ley los privilegios de las élites, mientras por la misma vía se envenenaron las relaciones sociales de la población, que viera surgir a las violentas pandillas como respuesta a la violencia institucional estatal.

El resto es simple historia, pues estas estructuras se apropiaron los espacios abandonados por el estado implementando en ellos una suerte de ley de la selva urbana, donde su fuerza se impuso a la debilidad institucional estatal que abandonó a su suerte al ciudadano. Las miles de muertes resultantes y la consecuente ansia de justicia de parte de la población favorecieron entonces al régimen. Por otro lado, la pérdida de sus derechos naturales, como las cada vez menos fuentes de empleo consecuente con la falta de inversión, o el incremento exponencial del coste de vida, no parecen constituir una prioridad para la población en este escenario, como tampoco la carencia de políticas estatales que las promuevan, que sin embargo sí constituyen un germen que asegura continuará la inseguridad.

Simplemente porque se alimenta de las elementales carencias que nuestro pueblo, huérfano de ellas desde siempre. Y esa, esa es la historia que sigue.

*Educador salvadoreño

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