Tradición o proselitismo pro-católico: la polémica judicial en torno a los nacimientos

Una gran polémica está por venir una que posiblemente sacuda a la sociedad mexicana; según sea recibida o detonada seguramente nos polarizará, como otras tantas veces, en opositores y defensores al proyecto de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) en el tenor de prohibir el montaje de nacimientos navideños en edificios públicos y de gobierno.

Fabian Acosta Rico*
El problema está por estallar conforme vayamos entrando en las fechas navideñas. ¿Cómo procederán los ayuntamientos, las ciudades, los poblados, ante esta tentativa de hacer valer el estado laico excluyendo cualquier imagen religiosa de los espacios públicos? Esta situación ya está por resolverse y no sabemos tampoco cuál será la reacción de los ciudadanos comunes, que dirá la opinión pública y la voz popular ante esta iniciativa.

Los nacimientos más que montajes de ornato o de veneración con sus obvias connotaciones religiosas hay que entenderlos desde otra óptica; son un patrimonio cultural del pueblo mexicano que da identidad como otras tantas tradiciones; de allí que sorprendiera que la Suprema Corte de Justicia de la Nación diera cauce a los tres amparos promovidos por la ONG Kanan Derechos Humanos A.C, en materia del derecho a la libertad religiosa, sobre los casos del Estado Yucatán donde a su entender se vio violentado el Estado laico en los ayuntamientos de Mérida, Chocholá y Mococha. La acusación que pesa sobre los tres, desde diciembre del 2020, es por haber colocado en espacios públicos, con cargo al erario, nacimientos de la navidad de Cristo Jesús.

La ONG demandante aclaró que no busca prohibir la navidad ni su celebración en ámbitos privados; pero, entiende que el caso de los ayuntamientos, estos están obligados a apegarse a los principios constitucionales que garantizan la laicidad del Estado mexicano; en consecuencia, deben mantener su neutralidad ante las diversas religiones que son practicadas en México y también lo hará por respeto a aquellas personas que simplemente no profesan ninguna. De allí que se entienda que sí es la Iglesia católica la que más pondera, de entre todas las iglesias cristianas, la utilización de imágenes religiosas para su veneración el que las autoridades municipales, o de cualquier otro nivel de gobierno, monten nacimientos resulta, al entender de esta ONG, un acto de proselitismo religioso a favor de dicha Iglesia que violentan el principio de laicidad.

¿Quién ha tenido la experiencia de ver personas hincadas rezándole a los nacimientos montados por los ayuntamientos? En la consideración popular estas imágenes son valoradas como parte de una traición que no logra la conversión de nadie a ninguna religión en particular. El pueblo mexicano tiene la suficiente madurez cívica y formación laicista, una ya de décadas, para diferenciar una manifestación religiosa de una cultural. Pensemos que el árbol de navidad es un signo religioso luterano cuyo montaje en los espacios públicos no invita a seguir la fe del monje agustino protestante ¿también este tendría que ser prohibido para mantener el apego rígido e irrestricto al estado laico?

La misma lógica prohibicionista debería ser aplicada a los altares de muertos, tan emblemáticos de México, que en sentido estricto fomentan creencias religiosas no compartidas por todos los mexicanos acerca de que los muertos, por un día, tienen la licencia de visitar a sus seres queridos.

El propio presidente, Andrés Manuel López Obrador, sumándose a la oposición o disentir con la Corte se pronunció con palabras claras: “Yo no estoy a favor de eso, yo creo que eso no tiene fundamento legal ni tiene que ver con nuestras tradiciones, con nuestras costumbres”.

*Universidad Del Valle de Atemajac campus Guadalajara- México

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