El poder de los sin poder

Václav Havel nació en Praga, en el seno de una familia burguesa. El Estado le puso trabas para seguir estudiando, por su origen burgués. Se matriculo en la Facultad de Ciencias Económicas, de la cual se licencio. Estudio arte dramático, consolidándose como dramaturgo. Sus obras “La Fiesta” y “El Memorándum”, le granjearon la enemistad con el régimen.

Por: José Guillermo Mártir Hidalgo*

Apoyo las reformas de Alexander Dubcek, en la Primavera de Praga. Firmó el “Manifiesto de las 2000 palabras”, motivo por el cual fue encarcelado. Durante la década de los setenta, fue encarcelado múltiples veces. En mil novecientos ochenta y cuatro, fue nombrado líder del grupo opositor “Foro Cívico”. Tras la Revolución de Terciopelo, fue electo presidente de Checoslovaquia, en diciembre de mil novecientos ochenta y nueve. Fue elegido presidente de la República Checa, después del desmembramiento de Checoslovaquia, en mil novecientos noventa y tres.

En el libro “El poder de los sin poder” explica, que el agotamiento del régimen comunista se debió a la imposibilidad de satisfacer los deseos de la gente. El sistema ya no podía seguir fundamentándose en la brutal aplicación del poder. La ideología comunista, supuestamente basada en el bien común, actuaba en forma degenerada en la realidad. Era una forma engañosa de relacionarse con el mundo. Su objetivo era que la gente falseara la conciencia de su existencia degradada. A través de ella se daba la ilusión de estar en consonancia, con el orden humano y el universo.

El sistema era más que una dictadura, era un sistema “post totalitario”, más precisamente, una dictadura de la burocracia política. Se caracterizaba por su pretensión de que se identificara al centro del poder, como el centro de la verdad. En este sistema de gobierno burocrático, la hipocresía y la mentira permeaban la vida, que terminaba en la completa degradación del individuo. El régimen era preso de sus propias mentiras, por lo que se vio obligado a falsificar todo. Por ejemplo, el respeto los derechos humanos, que no perseguía a nadie y no disponía de un aparato policiaco omnipotente.

Se prohibía el pensamiento independiente. Las consignas eran aprehendidas y servían para ocultar la obediencia al poder. Los individuos debían vivir en la mentira, aunque no creyeran todas esas mistificaciones, pero, había que comportarse como si las creyeran. Los individuos confirman el sistema, son el sistema. Mediante la aceptación y aprobación de las consignas, se convierten en víctimas e instrumentos del sistema.

Pero cuando dejan de vivir la mentira, es decir, cuando empiezan a decir lo que piensan, a expresar su solidaridad para aquellos que su conciencia les reclama defender y dejan de votar en elecciones cuya falsedad reconocen, hay consecuencias variadas y automáticas a su rebelión. Este es un mecanismo de defensa que devela que cualquier acción subversiva por revelar la verdad oficial, puede dar lugar a la autodestrucción del sistema. Oponerse a la presión alienante del sistema, es una actitud disidente, es vivir en la verdad. Lo cual es un hecho de potente dimensión política.

El sistema navegaba en la mentira y la disidencia desenmascaraba la verdad oficial. La rebelión por la verdad es un acto profundamente moral, por los perjuicios que acarrea. El sistema post totalitario creo un engranaje de leyes y reglamentos que burocratizan la vida. El ordenamiento jurídico es parte integrante de la función ideológica. Es un vehículo con intenciones represivas ordenadoras del sistema.

Los disidentes muestran su desacuerdo pública y sistemáticamente. Deben actuar conforme a la legalidad. Apelar al cumplimiento de los postulados legales, es un ejercicio de develación de la inequidad del sistema. Hay que hacer respetar la ley que beneficia la vida humana, desechando las que la confrontan o vilipendian. Se trata de la implementación de espacios culturales y políticos, al servicio de la sociedad civil independiente. Es la creación de “polis paralelas” como elementos de combate sociopolítico. Cuya característica principal es, la universalidad de las soluciones que promueven ante las esquizofrenias legalistas del sistema post totalitario.

Las principales actividades de los grupos de oposición son, la defensa de los derechos civiles y humanos mediante la solidaridad, el apoyo mutuo y la acción directa. Para que un grupo sea eficaz debe haber un intento continuo de vida en la verdad, una expresión del desacuerdo pública y sistemáticamente, un trabajo por y para la mayoría social y poner en marcha, mecanismos defensivos fomentando el asociacionismo y el sindicalismo. Hay que implementar mecanismos para conseguir una “revolución existencial”, como último intento de “reconstrucción moral de la sociedad”. Donde las nuevas estructuras políticas se basen en potenciar los valores eminentemente humanos. Donde los individuos dejen de estar controlados por leyes absurdas. Apostando por un sistema que potencie el autocontrol y la autodisciplina, para crear ciudadanos comprometidos con el devenir social.

El principal aporte de “El poder de los sin poder” es la idea de la “Polis paralela”. El concepto es del matemático y disidente checo Václav Benda. Quien sostenía que el comunismo lograba mantener oprimido al pueblo por el aislamiento, al fragmentar los vínculos sociales naturales. La “Polis paralela” denuncia al gobierno y apoya la participación positiva en el mundo, aportando soluciones concretas. Su aspiración es establecer o restablecer prácticas que puedan revertir la fragmentación de la sociedad actual.

Su fin político es restaurar la verdad y la justicia, en un orden significativo de valores. Donde se remarque el carácter inalienable de la dignidad humana. Es tiempo de crear “Polis paralelas” para contrarrestar nuestro actual régimen autocrático.

*Psicólogo salvadoreño

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