Conmemorar las personas desaparecidas es hacerles justicia

La Desaparición Forzada es considerada como la privación y ocultación de la libertad y, en muchos casos, de la vida de la persona por parte del Estado u organización criminales, al mismo tiempo, se crean mecanismos para ocultar información sobre el destino de la persona desaparecida, de esta forma se impide que la víctima pueda ser protegida por las leyes o tenga una pronta y eficaz justicia.

Por: Mauricio Manzano*

La Desaparición Forzada es un hecho inhumano, una de las más atroces violaciones a los derechos de la persona, debido a la brutalidad de sus conductas constitutivas y a la pluralidad de víctimas que involucra, Sferrazza Taibi, Pietro. (2019). Ciertamente, desaparecer a una persona es una acción que concurren muchos delitos y afecta a muchas personas.

En la DF no solo se realiza una privación de libertad del sujeto, también lleva incluido: violaciones, torturas físicas, psicológicas, asesinatos. Asimismo, esta repudiable acción afecta, en primer lugar, a la persona agraviada, también a la familia, amigos y la sociedad en general.

Pero la DF no se limita a la concurrencia de acciones y las consecuencias dolorosas que provoca a la familia y amigos. A la par lleva otro objetivo claro, que no es nuevo, ya lo encontramos en otros acontecimientos en la historia, quizá uno de los más representativos es la crucifixión de Jesús de Nazaret hace más de 2 mil años, se trata, pues, de desaparecer el mensaje de justicia, libertad, compasión y solidaridad.

Y, esta abominable acción de desaparecer personas, no es exclusiva de una región, cultura o país, se ha ejecutado a través de la historia, se suele citar a Hitler en Alemania durante la segunda guerra mundial, quien uso la DF como método de guerra. En América Latina, durante las dictaduras fue un método habitual, y en nuestro país una tragedia humana desgarradora que aún sigue sangrando.

Conmemorar los Desaparecidos es una forma de visibilizarlos. ¿Por qué hablamos de conmemoración y no de celebración? Según la RAE, la celebración “es llevar a cabo actos públicos, como reuniones, ceremonias, espectáculos, etc.”. Es decir, la celebración, es una fiesta que hace referencia a festejos, ceremonias, cumpleaños, mediante actos festivos, alegría, No hace alusión a hechos relacionados con el sufrimiento, ni mucho menos con la muerte o desaparición de un ser querido.

Nosotros hablamos de conmemoración porque esta palabra encierra un sentido que se adecua a lo que significa, es decir, hacer referencia al contenido que relacionamos, lo que queremos simbolizar, tanto mental como afectivamente, aquello que recordamos, en este caso, lo que significa para nosotros un familiar o amigo desaparecido.

La conmemoración es la “Memoria o recuerdo que se hace de alguien o algo, especialmente si se celebra con un acto o ceremonia”. De la definición de la RAE se puede derivar que la conmemoración es un recuerdo de un acontecimiento histórico mediante la celebración solemne que se celebra en una fecha determinada, esta fecha puede ser por el día que aconteció lo que se recuerda, de nacimiento, por una declaración solemne de una institución, o por otra causa que evoque el hecho.

Conmemorar es recordar y hacer presente algo o alguien con el corazón, cariño y con la razón, memoria. Recordar viene del latín Re (de nuevo) y Cordis (corazón). Por tanto, recordar significa «volver a pasar por el corazón».

Aún más, conmemorar significa hacer presente. En griego, la palabra recuerdo es ‘anamnesis’, es una rememoración de una acción, es un verbo activo, tener en la mente un suceso o acontecimiento ocurrido, pasado, siempre presente. Es decir, conmemorar quiere decir ‘traer al presente los recuerdos del pasado’.

Conmemorar las personas desaparecidas también es un sacramento. San Agustín decía que un sacramento es un “signo visible de algo invisible”. Nuestros desaparecidos no los podemos ver, tocar, abrazar, ciertamente, ya no están materialmente con nosotros, pero al conmemorarlos los hacemos presente, reivindicamos su rostro y escuchamos sus clamores en su ausencia diciendo, sigan recordadnos, “haced esto en conmemoración mía” (Lc 22,19).

En fin, conmemorar a los desaparecidos es una forma de hacerles justicia, una justicia que históricamente no solo se les ha negado, sino también se sigue encubriendo y defendiendo a los victimarios, en este caso los poderes legalmente constituidos.

Los desaparecidos violentamente son símbolos de justicia, verdad y solidaridad. ¿Por qué se conmemora el día internacional de las personas desaparecidas? Siempre se ha recordado a personas por su valentía, por defender proyectos humanizantes, por vivir en zonas de riesgo o por falsas denuncias han perdido lo más sagrado que la naturaleza nos ha heredado, la libertad y la vida.

El arte rupestre evoca personajes ilustres del pasado, la poesía, la literatura épica se exalta a caudillos y militares.

Los cristianos del primer siglo cambian este paradigma conmemorativo, no recuerdan a grandes héroes militares o reyes, no, ellos conmemoran las víctimas a quienes llaman mártires por ofrendar su vida por sus convicciones. Es decir, se recuerdan a los sacrificados por el poder, a los que la justicia terrena, con frecuencia administrada por los victimarios, se les ha negado los derechos más sagrados, como la vida.

Las Naciones Unidas recogen el legado histórico de conmemorar las víctimas, y, en concreto, se lo aplican a los que han sido Desaparecidos Forzadamente. Es así, como el 30 de agosto del año 2011 fue declarado el Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas, con el fin de proteger a todas las personas víctimas de este delito que vulnera múltiples derechos humanos, al mismo tiempo se convierten en símbolos de verdad justicia y solidaridad.

Conmemorar los Desaparecidos es un símbolo de verdad y libertad. La verdad está en relación con el saber y con la libertad. Una sociedad que se fundamente en la mentira es una sociedad aprisionada. Es así, porque la mentira es un mecanismo que esclaviza a la persona y la sociedad, y toda esclavitud produce sufrimiento. Conocer la verdad de nuestros desaparecidos es una forma de liberarnos de la angustia que produce el no saber dónde están nuestros familiares, a la vez es una denuncia y señalamiento de los victimarios. “Solo la verdad nos hace libres” y sin verdad no puede haber justicia

Conmemorar los desaparecidos es símbolo de justicia. La justicia es la reivindicación del derecho perdido. Al conmemorar las personas desaparecidas no solo las estamos haciendo presente, además, de una forma simbólica les estamos haciendo justicia, les estamos devolviendo los derechos negados, su presencia, su vos, su rostro, su vida.

En nuestro país, según la PNC del 2013 al 2018 se reportaron 11,766 casos de desapariciones y según la FGR del 2013 al 2018 se reportaron 22,767 víctimas de Privación de Libertad. En el 2019 la PNC recibió 2,035 avisos de personas desaparecidas, en el período de enero a octubre de 2019, es decir, siete personas desaparecieron cada día, 33% eran mujeres, equivalente a 676 y 67% eran hombres (1,356). Conmemorarlos es un símbolo de justicia y solidaria.

Conmemorar es los desaparecidos nos revela elementos para una pedagogía de la solidaridad. “Tuve hambre, tuve sed, estuve desnudo, estuve desaparecido” ¿Dónde estamos?, cuál es la actitud. Las personas desaparecidas nos llaman a no ser como el levita o el sacerdote judío que al ver la víctima rodea y pasan de lejos. Los desaparecidos es un grito, como decía el Padre Ellacuría, a cargar y encargarse de la realidad, es un llamado a estar al lado de las víctimas y como curar las heridas de los que sufren, los que han sido golpeados, despojados, desplazados, y desaparecidos violentamente.

En fin,  conmemorar los desaparecidos es una forma de denunciar la injusticia en su totalidad, a la vez es, una forma de hacerles justicia mediante la memoria y el corazón, hacer presente su vos, su rostro, su vida, sus derechos negados.

*Investigador social y educativo. Teólogo, filosofo, master en políticas educativas y doctorando en educación.

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