Por: Scarlett María Silhy
La impetuosa profundidad de tu mirada,
me lleva a encontrarte,
a sentirte
y aquella bella predilección,
en tu Preciado corazón tejerte;
pero sobre todo y ante todo
la esencia del amor leerte,
con el precioso fin que al encontrarte sin siquiera buscarte,
podamos abrazar el lozano fruto,
Que con toda la alegría,
Esas dos almas se descubrieron de modo astuto.
No es cuestión de buscar, buscar y buscar
y preguntarse cuando he de encontrar:
sino dejarse converger en el momento idóneo;
en que la lógica de la mente y la dialéctica
del amor,
permita que el verbo amar,
sea una verdadera
y no una utópica realidad,
entre tú y yo,
en el que EL TU Y EL YO,
tengan permanencia en el camino.
Benditas sean las etapas que finalizan,
los senderos que se adecuarían,
los sujetos que se sumarían,
y los cálidos y ciertos fríos momentos,
que nos acondicionarían;
para que TU Y YO confluyamos,
en el instante preciso,
en el que los vientos de la ternura
y las nubes del aquel sueño,
que un día gritamos con vehemencia al cielo,
nos acaricien por años,
con caricias de entresueño.
Tu ánima acaricia l alma,
tu mirada me reconfirma el amor en calma,
existen cosas que no se entienden
y no necesitas entenderlas para creerlas;
sólo el hecho de creer,
es paralelo a un nuevo amanecer,
a ese sentimiento que en su momento,
no te permitió desfallecer.
Anda siempre para adelante,
sin las situaciones tratar de controlar,
sin que nada ni nadie hagan regresar,
sin tu anhelo apagar,
sin Tus ganas y fuerzas malgastar,
sin tu sentimiento anular
Y por supuesto,
sin esa espera en el amor apagar.
Volquemos nuestra mirada de amor en predilección,
como una apacible adición,
a la más franca confección del encuentro,
en el que ni tu ni yo,
sabemos el momento;
en el que al amor,
llegue a nuestro corazón como fiel alojamiento;
para hacer de esos segundos,
un amor desde todas las aristas de la vida: fecundo
y un agasajo mutuo.
