Efímero

La vida es efímera, todo lo que me rodea es breve, aun la materia es efímera. Vivimos sin pensar en esa frágil existencia y nos olvidamos que, en un universo infinito somos apenas unas sombras, fantasmas en el tiempo.

Por: Francisco Parada Walsh*

Viajo al pasado, me veo sentado en un pupitre al final de la fila, luego  viajo al futuro, me veo en la universidad, luego en un hospital y acelero mi historia hacia el presente, estoy sentado en un cómodo sillón con la computadora en mis piernas, son casi seis décadas de existencia y si queda una década de vida será mucho, demasiado y por años dejé de hacer lo que amo y me subí a la rueda de caballitos de la vida y empecé a seguir las huellas de los demás, entre más profunda eran las pisadas, más fácil era el camino; me di cuenta que debía regresar a mis sueños que difieren del sueño del otro, decidí empezar a caminar contra una multitud que por ratos sentía que no avanzaba, decidí hacerme a un lado y poco a poco tomé mi camino, inicié mi propio peregrinar, quizá a veces adverso y poco a poco entendí que hice lo correcto para disfrutar lo que me queda de vida y aun, así siento que por momentos las fuerzas flaquean pero soy el único responsable de mi destino, soy la duda, la certeza; la esperanza, la derrota; la fe, la incertidumbre; el caos y el bien; la bondad y la maldad; todo reunido en un solo ser que veo en mi silencio lo hermoso de la vida.

Quizá apenas seremos recuerdos, lo entiendo que la vida sigue y el mundo gira, recuerdos buenos, malos recuerdos y todo termina. Mi existencia es puntual, no vivo en función de las presiones del mundo, quizá las únicas presiones que existen en mi vida sean tan sencillas o banales como la preocupación por la salud de un paciente, cuidar a mis perros y gatos y qué cerveza o ron tomaré; la pandemia me hizo entender que soy más efímero de lo que creía, ahora el futuro es más incierto que nunca, y comprendí que en segundos todo cambia, lo que daba por sentado hoy no sucede como tal, y día a día me entrego al capricho de la vida, pase lo que pase nada puedo hacer más que entender que soy efímero y todo lo es.

Quizá el ex presidente de Honduras olvidó que era efímero y creyó en ser eterno y todo acabó, todo. Quisiera que los jóvenes entendieran que no hay boleto de regreso, que una vez la vida nos recibe, debemos sacar lo mejor de nosotros para que sea esa nuestra herencia a otros, no se trata de que mi vida sea un dechado de virtudes, no, soy tan común, quizá como le dicen a los perros de la calle: Soy un criollos, así soy, uno más en esa multitud, solo que no esperé la edad de la jubilación sino que acepté un reto de transitar una soledad infinita y ella ha traído calma a mi vida, sé que todo es breve y yo formo parte de ese todo.

Creemos en nuestra suficiencia, nunca hemos elaborado un cuadro mental de ver nuestro cuerpo solo y abandonado en una morgue, no, le tememos a la muerte; por duro que parezca sí me he proyectado en mi muerte y es tan aburrida, todo se repite, todo sucede como a los funerales que asistido que son muy pocos, conversaciones de un grupo por aquí, otros fumando en la terraza; algunos, muy pocos lloran, todo es un compromiso social, todo es nada.

Así es la vida, efímera, esquiva, y como tal, yo soy la vida.

Me preparo para el viaje a no sé dónde, mientras disfruto verdes parajes, cantos de pajarillos, el ronroneo de un gato, el ruido al destapar una cerveza, el sonido que producen cada tecla que galopo, esa es mi vida; detalles, detalles  y más detalles hacen mi cosmos y vivo como si fuera eterno cuando sé que apenas mi apellido es Efímero.

Termino con una cita de Saramago: “No hacemos más en la vida que ir buscando el lugar donde quedarnos para siempre”.

 *Médico salvadoreño

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