Un sindicalismo cooptado por las fuerzas del mercado

El ejercicio sindical después del conflicto armado, determinó grados de abatimiento en términos de propuesta, de fortaleza para negociar sus intereses ante las fuerzas del mercado, grupos económicos con el partido ARENA, FUSADES, ANEP y otros grupos dominantes impusieron su lógica económica de convertir todo en mercancía, ya no solo como un producto o servicio con un valor de cambio.

Por: Róger Hernán Gutiérrez*

El trabajo no escapó a tales designios de quienes dominaban la economía del país, todo se convirtió en negocio, y ello optó por deshumanizar la lógica de existencia humana, prevaleciendo lo comercial, se privatizaron activos importantes de beneficio estatal, otros como la banca, los servicios financieros y el comercio exterior se reprivatizaron; se firmaron tratados de libre comercio con la lógica de mínimos arancelarios, se rebajaron impuestos a la ganancia, y se entró en un proceso de globalización económica como modelo, siendo el libre mercado el elemento motor del supuesto desarrollo económico-social.

El arraigo sindical fue un debilitamiento organizativo, que rompió con una lógica de esfuerzos de entendimiento socio-político con la clase empresarial y los procesos productivos diversos. En el agro, nunca existió fuerza sindical organizada, los fenómenos represivos y de dominación de la oligarquía terrateniente siempre lo impidieron y la opción de lógica social fue potenciar el cooperativismo como modo de impedir “revoluciones” similares a la de 1932.

Un agro que con cero reformas agrarias mínimas (1972-1980) no alcanzó los niveles de una redistribución de la tierra; el modelo agroexportador había llegado a su término—la lógica del mercado común centroamericano no alcanzó para una fuerte industrialización en la región—las dependencias fueron mayores con el imperio estadounidense y las mínimas prebendas comerciales como el tratado generalizado de preferencias o de la cuenca del caribe se sustituyeron por el CAFTA.

La post guerra no fue superada y volvimos a caer en un estado de derecho nada progresista y muy conservador, los mínimos cambios laborales no fortalecieron las libertades sindicales y la convención internacional ratificada fue muy mínima alcanzándose convenios que no recogieron la defensa-protección, desarrollo organizativo y democrático del sindicalismo; situación que llevó resultados hasta 2006, bajo presiones comerciales de la Unión Europea para reformas constitucionales mínimas para ratificar la convención sobre libertad sindical 89, 98, 135, 151.

El sindicalismo preso y cooptado por esa lógica económica no alcanzó a superar sus debilidades y sus fracasos fueron tomando visos de cooptación de su voluntad por el poder dominante, la economía con la teoría del rebalse no significó cambios sustanciales en las políticas públicas laborales: salarial y de empleo, y mejores derechos al trabajo; por el contrario, se redujeron sustantivamente los puestos de trabajo en el sector público y en la empresa privada se accionaron estrategias como la flexibilidad y desregulación laboral, que terminaron por precarizar los empleos y las condiciones laborales se deterioraron a tal grado que los derechos laborales se fueron perdiendo o en el mejor de los casos disminuyendo y retrasándose su cumplimiento legal.

Se trabajó con el modelo no sindicato, al cual la conocida derecha sindical, acordó pactos oscuros con los gobernantes de turno (1989-2009) y empresarios de los grupos dominantes, se falló en la insurgencia para posibilitar un nuevo modelo económico diferente (FCES,1993), al fracasar el Foro de Concertación Económico Social, al final resultó ser más importante y fundamental lo político y la desmilitarización de la sociedad, cuestiones que derivaron en vaivenes en pro y contra de pequeños grupos sindicales.

Ahora, si no puedes vencer a tu enemigo, únete a él (proverbio árabe) y en esto es clave la historia con el gobierno actual, con el que grupos sindicales se identifican y donde importante fuerza laboral no organizada que es una mayoría, confía en que la economía va ir mejorando por tenerse al frente a una persona con liderazgo y grupos económicos propios y de la oligarquía tradicional, que bajo una acción mediática genera confianza que los anteriores grupos dominantes y gobernantes no pudieron sembrar.

La situación sindical es compleja y líderes sindicales se van destacando en posturas a favor o en contra de la gestión de Bukele, en una contienda que los elementos contrapuestos buscan, por todos los medios puestos al alcance, y tiene como significado imponer su voluntad al otro. Las formas de hacerlo si bien varían en cada circunstancia pueden, sin embargo, reducirse a dos: llevar al adversario a un enfrentamiento directo que lo obligue a claudicar, o acercarse a él y unírsele a fin de cambiarlo desde su interior. Con un conjunto de variables, estas dos formas de enfrentar las contiendas sindicales han persistido a través de los tiempos y se muestran especialmente activas, en nuestros días, dentro de las justas políticas.

*Sindicalista salvadoreño

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