Feminicidio, santería y pánicos morales

Por: Yared Neyli Morales Sosa*

Desde que el caso de Andrés N, presunto feminicida serial –conocido como “El caníbal de Atizapán”– vio la luz, los medios de comunicación centraron su atención en diversos aspectos: el hallazgo de restos óseos y pertenencias de mujeres en el domicilio, (https://www.excelsior.com.mx/comunidad/encuentran-mas-de-mil-restos-oseos-en-casa-de-feminicida-serial-de-atizapan/1450326); los actos de canibalismo perpetrados (https://www.eltiempo.com/mundo/mexico/capturan-al-feminicida-de-atizapan-que-comia-los-restos-de-sus-victimas-589773); la afiliación política del que parecía un ciudadano ejemplar (https://heraldodemexico.com.mx/elecciones/2021/5/19/capturan-presunto-feminicida-canibal-en-campana-politica-de-atizapan-297890.html); y la destacada labor del comandante que, en busca de su esposa, dio con Andrés (evidenciando la ineficacia del sistema de justicia mexicano) (https://www.eluniversal.com.mx/opinion/javier-tejado-donde/el-comandante-que-atrapo-al-canibal-de-atizapan). Numerosas notas (algunas de corte amarillista) narraron los hechos y recalcaron –en negritas– las polémicas declaraciones de “El caníbal”. Entre ellas, las que señalan que los asesinatos iniciados en 1994, eran parte de un rito de santería.

La difusión masiva de tales declaraciones, sin un análisis de fondo, contribuye a la creación de pánicos morales en la sociedad. Esto es, la idea desproporcionada de la peligrosidad de ciertos grupos o actores sociales, elaborada por outsiders (quienes no pertenecen al sistema que se denuncia) desde distintas arenas públicas (medios de comunicación, redes sociales, etc.); de modo que la diversidad religiosa es vista como un problema social. Así, se asume que la Regla de Ifá o santería, es un sistema religioso de origen afrocubano que atenta en contra de la vida de las mujeres, lo que conduce a la criminalización y demonización de creyentes-practicantes de la santería o santeros, traduciéndose en casos de discriminación religiosa. Por tanto, se vuelve necesario visibilizar que el sacrificio humano no tiene sentido en las religiones afrocaribeñas (santería, vudú, candomblé, palo mayombe, etc.) y tal como señala Fausto Torres Ramírez, la santería no es un sistema religioso feminicida (http://www.extradelalaguna.com.mx/la-santeria-no-es-un-sistema-religioso-feminicida/?fbclid=IwAR0B1kctIYru4Hw2_sUP174NzJk6D9ocNXrNAAJF-uFAuR6HdnjqxLFSQNA).

El feminicidio es la expresión máxima de violencia contra las mujeres y en México es un fenómeno que va en aumento desde hace más de 25 años, sin embargo, hay que desasociarlo con la praxis de fe santera, o con religiones de matriz afro, pues tras ellas existe una nube de pánicos morales que se extiende en América Latina (http://www.diversidadreligiosa.com.ar/blog/cronica-tv-sigue-mintiendo-acerca-de-la-umbanda-y-otras-religiones-de-matriz-afro/?fbclid=IwAR0cwvvJphzdBBAPTirwYS3owiXZV9lm7_Xd46G2Rh6nHx8GgoHVAeOw7lk).

Los prejuicios, discriminación y criminalización por motivos religiosos, obnubilan problemáticas centrales en la sociedad. En este caso, desvían la atención de la violencia feminicida centrándose en un sistema religioso poco conocido y fácil de culpar. Si bien, practicantes de toda fe no están exentos de ejercer este tipo de violencia, cabe señalar que –lejos de lo pensado– la creencia y la espiritualidad se han convertido en estrategias para resignificarla.

*Universidad Autónoma Metropolitana unidad Azcapotzalco (UAM-A) – México

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