Por: Mauricio Mejía*
En un escenario militarizado y alerta máxima para prevenir actos de violencia de los fanáticos del ex presidente Trump, Joe Biden iniciará su mandato de cuatro años como el presidente número 46 de los Estados Unidos, con un antecesor considerado por la opinión pública mundial, como el peor presidente que a la fecha ha tenido dicho país, en tanto ejerció el poder de su investidura al estilo de emperadores romanos como Nerón o Calígula, quienes, en su locura y delirio de poder, se creían dioses, alucinación que su propia realidad se encargó de condenar, como de seguro el Congreso, le condenará en su segundo juicio político, ahora en marcha.
Para la salud mental del planeta, con el retiro de Trump, ya no se escucharán las groserías, el discurso de odio, el ataque xenofóbico y racista contra hispanos y otras culturas que provenían de un personaje que pasará a la historia política estadounidense como un detractor de los principios del republicanismo que mancilló, al grado de dejar una mancha indeleble en la actual democracia liberal más poderosa, importante referente del mundo occidental, deshonrada por un mal perdedor, que por medio de la matonería política y el asalto a las instituciones públicas se aferraba al cargo que no pudo retener siguiendo las reglas de la democracia y del Estado de derecho.
Joe Biden, comenzará a gobernar su país, en un mundo globalizado que de lo multipolar puede volverse bipolar con China, despuntando el liderazgo económico y con una sociedad estadounidense dividida, en la que actúan grupos muy irracionales que tienen adeptos en todas las estructuras del Estado, lo cual explica la facilidad con la que el 6 de enero fue asaltado y tomado el Capitolio en Washington D.C. y también explica la inmoral doble cara de Trump, que como mentor populista de esta muchedumbre, movilizada por impulsos emocionales, luego de incitarlas a tomarse el Capitolio, condena a los que le obedecieron y después con cinismo declara: «la violencia política es un ataque a todo lo que apreciamos como estadounidenses. Nunca se puede tolerar», muy parecido a declarar que los Acuerdos de Paz del 16 de enero, son una farsa, y luego para lavarse la cara frente a la masiva indignación, el presidente salvadoreño, declara el 16 de enero el día de las víctimas, mostrando lo voluble de todo funcionario populista.
Son tan graves las secuelas sociales, políticas y económicas que deja Trump al mundo, que muchos politólogos y académicos creen que con Biden se inicia una nueva era; en nuestro horizonte vemos que los desafíos para una gobernabilidad democrática con respaldo del pueblo estadounidense, son enormes; de lo que haga Biden en los primeros cien días en los temas: pandemia, medio ambiente, bloqueo y embargo a Cuba, distensión con las otras potencias, desmilitarización y desarme, cooperación para el combate de la pobreza, la corrupción y el tratamiento humano a los migrantes actuales y los que están en camino, se evidenciará que tan real y bienaventurada es la anunciada nueva era de Biden, no sólo para nunca más haya nuevos Trump, sino también para contribuir a la soberanía y autodeterminación de los pueblos y a su convivencia en una paz firme y duradera 106.9 FM radio.
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