¡Farsantes, mil veces farsantes!

Por: Francisco Parada Walsh*

Se les ordena a los más de ochenta  mil muertos que dejó la guerra civil levantarse, deben salir de sus tumbas, de esos hoyos olvidados donde yace la sangre salvadoreña porque ustedes son los más grandes farsantes que este país pueda tener.

Se les ordena a los niños decapitados ponerse la cabeza y seguir jugando, todo fue una farsa.

Se les ordena a los “samuelitos” descuartizados que se introduzcan los intestinos, el hígado, el bazo, todos sus órganos a la cavidad abdominal y que agarren la cuma y vayan a trabajar, todo fue una farsa.

Se les ordena a las jóvenes violadas que se dejen de babosadas, todo es una farsa y que lleven el maíz al molino.

Se le ordena al subteniente Artiga Bruni que se levante, que esa mina que lo hizo llegar al cielo es una farsa, que debe estar en formación.

Se le ordena al subteniente Lesigñana que recoja sus brazos, su cabeza y que cual muñeco de hule se los ponga en su lugar, que suba al vehículo, esa emboscada fue una farsa.

Se le ordena al subteniente “Cangrejo” Guzmán que siga pilotando el avión alcanzado por un misil cielo- cielo, todo fue una farsa y que ese avión hecho pedazos siga volando, no queremos pantomimas, todo fue una farsa.

Se le ordena a Enrique Álvarez Córdova que se levante, que no se haga el muerto, ese tiro con que se le ejecutó fue una farsa.

Se les ordena a las monjas violadas,  descuartizadas y asesinadas  que se levanten, que todo fuera una farsa.

Se le ordena a Rutilio Grande que vaya a dar misa, que su ametrallamiento fue una farsa.

Se le ordena a San Romero que ese disparo nunca existió y que siga recitando sus homilías porque todo fue una farsa.

Se le ordena a Roberto Poma dar la cara, su secuestro y cobarde asesinato fue una farsa, nunca fue secuestrado y menos asesinado.

Se le ordena al embajador de Sud África a dejar de mentir, que siga en sus alegres fiestas de la embajada pues todo fue una farsa.

Se le ordena a Domingo Monterrosa que siga combatiendo, el derribo de ese helicóptero fue una farsa y por mentiroso mandé a borrar su nombre de la Brigada de San Miguel.

Se les ordena a los soldados asesinados en la azotea del hospital de Zacatecoluca que vuelen de regreso a la terraza, que la bomba colocada en las gradas entre el cuarto y quinto piso de dicho hospital fue una farsa.

Se le ordena a todos los muertos apilados en la morgue del hospital Santa Teresa a que revivan, que se dejen de espectáculos baratos y que salgan y vuelvan a sus actividades diarias.

Se le ordena al mayor D´aubuisson desmontar los escuadrones de la muerte, ellos nunca existieron, todo fue una farsa.

Se le ordena a todos los sacerdotes asesinados por predicar el evangelio que vuelvan a sus parroquias, que no se hagan lo muertos pues todo fue una farsa.

Se le ordena al “Chele” Medrano a que libere a todas las personas secuestradas y torturadas pues todo fue una farsa.

Se le ordena a la guerrilla NO  liberar a todos los secuestrados pues todo fue una farsa.

Se le ordena a quien recolectaba dinero en Europa a nombre de la guerrilla, dinero proveniente de los conciertos de Atahualpa Yupanqui NO devuelva el dinero, nunca lo tuvo en sus manos y mucho menos hizo uso indebido de tales fondos pues todo fue una farsa.

Se les ordena a las enfermeras ametralladas camino a la Costa del Sol a que se levanten, que dejen de perder el tiempo, que sus pies vuelvan a sus lugares, que sus dientes encajen en la mandíbula a la mayor brevedad pues todo fue una farsa.

Se le ordena a las cúpulas del FMLN y del gobierno de Alfredo Cristiani que lo firmado en Chapultepec no es cierto, todo fue una farsa y esos acuerdos de paz debieron firmarlos un soldado y un guerrillero.

Se le ordena a los sacerdotes jesuitas, a la empleada y a su hija que se quiten esa sangre de mentira, nadie les hizo nada, todo fue una farsa.

Se les ordena a los salvadoreños que se quiten de la mente que hubo guerra civil en El Pinochini de América, nunca hubo un muerto, nunca, esto debe quedar bien claro para las actuales y futuras generaciones pues todo fue una farsa.

Se le ordena a Francisco Parada a que no mienta, todo lo anteriormente escrito es mentira, todo fue una farsa.

Se le ordena al General Merino Monroy a que ensucie sus botas, a que se tiña de rojo, siquiera las chapitas, que parezca soldado de verdad y no la farsa que es.

Se le ordena a Arriaza Chicas a que regrese la dignidad a la Policía Nacional Civil que usted servilmente arrebató.

Me ordeno a mí mismo a estudiar nuestra historia, nuestro dolor porque todo lo anteriormente descrito no es una farsa.

*Médico salvadoreño

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