Luis Argueta Antillón: universitario con vida de lucha serena por la dignidad

Luis Argueta Antillón

El acercarse uno a los 80 años de edad, la mazorca de conocidos se desgrana veloz y muchos parten de esta vida y se transforman en los elementos originarios. La pandemia ha venido a agudizar esa inevitable condición. Los fallecidos próximos abundan.

En ese transcurrir, el 11 de agosto en curso falleció, a los 88 años, el economista izquierdista Luis Argueta Antillón quien estudió economía cuando en El Salvador, entre 1841 y 1965, solamente existía la Universidad de El Salvador.

La Facultad de Economía fue fundada en 1946 por el visionario Rector Carlos Llerena. Desde los años 1950 funcionó en el Edificio Chahín de la Calle Rubén Darío de San Salvador, donde, en los 1960, era un hervidero de rebeldía universitaria en el que confluían docentes y alumnos para, a la luz del estudio incipiente de la economía, entender la realidad de El Salvador y hacer luz para transformarla positivamente.

En el crisol de afinidades universitarias de los años 1960 se formó como economista Luis Argueta Antillón que nació en 1932, el de la masacre obrero-campesina-indígena, y falleció en agosto último. . “Lucho” Argueta fue, durante más de 50 años, estudiante, profesor, investigador y autor en economía y disciplinas afines. Su labor fue prolongada, callada, humilde y fecunda, y principalmente, en función de las causas de los de abajo.

Según el concepto de Gramsci, Luis Argueta Antillón podría tomarse como un intelectual orgánico de la izquierda salvadoreña en la perenne búsqueda, aún no lograda, de tener clara conciencia sobre lo que hay que hacer en lo político, lo social y lo económico, y un pensamiento homogéneo para hacerlo.

Lo más destacable de la vida y luchas de Luis Argueta Antillón, para los fines de esta reseña de homenaje a su memoria, es la entereza -mezcla de serenidad y firmeza-con la que asumió, sin ruidos ni forcejeos, la Rectoría de la Universidad de El Salvador, UES, la primada del país y la que está consustancialmente integrada a la historia nacional, pues nació con el Estado salvadoreño en 1841.

Luis Argueta Antillón fue Rector de la UES durante 7 años, en 3 oportunidades. Las dos primeras veces, el país pasaba por tiempos de violencia política, estatal e insurgente. La Universidad se mantenía constantemente en la mira de la represión estatal organizada. Estaban frescas las heridas de julio de 1972, cuando el gobierno del coronel Molina intervino militarmente la Universidad.

La primera vez que Luis Argueta llegó a la Rectoría, interinamente, fue en 1979, año de muchos acontecimientos definitorios para la vida del país, sobre todo que ese año fue el golpe de Estado que dio al traste con la larga dictadura militar instaurada en 1931 y fue la antesala del asolador conflicto armado de los años 1980. Como siempre, a la UES concurrían universitarios de varias tendencias rebeldes contra el sistema y eso la exponía a nuevos zarpazos de la violencia estatal. Esos tiempos necesitaron conducción firme y serena de la UES, en lo cual Luis Argueta contribuyó callada y humildemente.

En 1979 la violencia política y la represión estatal escalaron y eso creó condiciones para un golpe de Estado en octubre. . En mayo ocurrió la masacre de las gradas de catedral cuando, por casualidad, un camarógrafo extranjero filmó la balacera y los muertos que caían sobre las gradas del templo y dio a conocer al mundo las escenas. Esos mismos días ocurrió otra masacre cerca de la Embajada de Venezuela cuando fueron asesinados manifestantes entre ellos la profesora Emma Rosales Carpio, hija del dirigente político revolucionario, Salvador Cayetano Carpio.

En el mismo 1979, del interinato de Luis Argueta, el 1 de noviembre, asumió la Rectoría de la UES Félix Ulloa, quien fue asesinado casi un año después, en octubre de 1980. El mes siguiente secuestraron, para nunca más volverlo a ver, al arquitecto Antonio Handal, y asesinaron a la dirigencia del FDR presidida por Enrique Álvarez Córdova y en diciembre violaron, para después asesinarlas, a cuatro religiosas de los Estados Unidos. En 1980 asesinaron a Monseñor Romero. Año duro de sangre, fuego, plomo y lágrimas.

Entre 1986 y 1990, el Dr. Luis Argueta Antillón ocupó por segunda la vez la Rectoría de la UES. La guerra interna estaba en un punto alto y letal y se comenzaron a ver atisbos de arreglo político negociado. Ocurrió la ofensiva del FMLN de noviembre de 1989, la masacre en la UCA y comenzó en 1990 la negociación que condujo a los Acuerdos de Paz de 1992. La UES necesitaba, otra vez, una conducción firme y serena y ahí estuvo Luis Argueta para proveerla con el apoyo de las fuerzas progresistas de la Universidad.

Llegó la paz política en enero de 1992 y con ella renacieron las esperanzas de un país mejor. La historia siguió convulsa en la arena política. Ahora las disputas políticas se dirimían con palabras en los municipios, en la Asamblea, en una sociedad civil más activa y una ciudadanía más consciente de sus derechos. Con la paz se abría la posibilidad de construir la democracia largamente esperada, tarea aún inconclusa.

Llegó el siglo XXI y mucho de lo acumulado en progreso social y político fue dilapidado y, de nuevo, la reacción acosó a los sectores populares. Así, por tercera vez, Luis Argueta Antillón llegó a ser Rector de la UES entre 2015 y 2017 con lo cual contribuyó a calmar aguas revueltas en lo interno de la Universidad que desde 2017 vive un período de estabilidad .de corta edad que ojalá se mantenga para beneficio del desarrollo nacional..

Ser Rector de la UES es la mejor contribución al país de Luis Argueta Antillón, por lo cual debe ser recordado y homenajeado. A ese cargo llegó sin prisas ni codeos, sereno y firme, pero sobre todo pensando y actuando en función de los intereses y las necesidades del pueblo y de una Universidad al servicio del desarrollo nacional. Honor y gloria a Luis Argueta Antillón.

Por: Víctor Manuel Valle Monterrosa, docente universitario salvadoreño.

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