Coronel Adolfo A. Majano en el 40º aniversario del “15 de octubre de 1979”, recuerda gesta histórica

El Independiente tuvo acceso, este día, en que se celebra el 40° aniversario del Golpe de Estado, a las palabras que el Coronel Adolfo A. Majano, uno de los principales líderes de dicha gesta histórica, compartiera en un encuentro privado. Con su autorización las compartimos con nuestros lectores: ¡Compañeros de armas! ¡Militares presentes en este desayuno conmemorativo!

¡Amigos en general!

Llegó la hora. La hora de celebrar el 40º. Aniversario del “15 de Octubre de 1979”, fecha en la cual, en papel estelar político y militar de primer orden, asumió la Fuerza Armada de El Salvador ante el país, por medio de la iniciativa que ustedes tomaron, entonces jóvenes oficiales, una responsabilidad histórica. La de propiciar cambios políticos, sociales y económicos en paz que restauraran un estado de derecho, perdido en gran parte; incrementaran la justicia social y, sobre todo, evitaran la tragedia que por medio del terrorismo y violencia desenfrenada, amenazaba al país. Lastimosamente, la página negra del drama no se pudo completamente evitar, lo cual es otra parte de la historia y que no corresponde por ahora analizar en mi mensaje aquí.

Desde la Independencia, el golpe de Estado, guerras y revueltas habían sido frecuentes en El Salvador. Lograr un cambio de Gobierno como fue el 15 de octubre, con un plan de largo plazo, con una acción enérgica incruenta sin derramar una gota de sangre, más que accidental, cuarenta años después, merece un pleno reconocimiento. ¡¡Mis felicitaciones sinceras!!

El tiempo ha pasado, no parece. A la hora que escribo, noche del 14 de octubre, ¿qué hace qué estábamos en los últimos preparativos, transmitiendo órdenes y coordinando? Por más decididos que estuviéramos, la incertidumbre reinaba pues a decir verdad nadie sabe, en un evento militar, lo que en realidad va a pasar. En este hay dos oponentes. Nadie sabe en definitiva, las variantes y posibilidades son muchas. Un sabio dicho que alecciona dice: Los planes comienzan cuando se inicia la acción. Es de tomar en cuenta. Complementando, otra también dice: Las batallas se ganan hasta que han terminado. El día de la ejecución del 15 de octubre de 1979, ambas cosas se hicieron, contó la determinación y esta se tuvo. Riesgos existían que se afrontaron. Con un paso en falso y dudas, podríamos haber terminado en la cárcel, si bien nos iba, afrontando un Consejo de Guerra y aún hasta la pena de muerte. No pasó, había convicción.

A los líderes del movimiento militar, tantos años después, a la hora que están desayunando en los amplios salones del Círculo Militar, les recuerdo, ¿qué hace que estábamos ejecutando la operación del 15 de Octubre? En aquella mañana precisamente. Es grato hacer memoria pues fue un golpe de Estado que ejerció el derecho de rebelión de un pueblo, reconocido por la Constitución el cual a la vez es un derecho inmanente del Ser humano, sin extremismos ideológicos de ninguna clase; ni de izquierda dogmática ni derecha intransigente. Democrático en todo el sentido de la palabra. Sirvió en bandeja de plata las posibilidades de resolver los graves problemas del país en Paz, incluyendo el de la violencia política, terrorismo y tragedia que tenebrosamente amenazaban a nuestra sociedad. Al instante, la Junta de Gobierno que se constituyó fue reconocida internacionalmente por las diversas Delegaciones Diplomáticas con las que teníamos relaciones entonces.

La misión fue cumplida, el movimiento cívico militar del 15 de Octubre, con visión levantó la frente por parte del gremio militar. Cívico militar digo porque la participación de numerosos sectores civiles y personalidades nacionales fue una realidad, es largo de decir, no hay tiempo aquí. Y porque del país, de la población en general, llegó hasta el militar joven la inspiración para actuar. Fue un deber con la República a la que todo militar debe servir. El sentimiento de optimismo debe prevalecer, este movimiento cumplió  su misión.

Como reflexión final diría que, el movimiento de militares jóvenes de 1979 al cual ustedes, reunidos en el presente desayuno conmemorativo, representan, vigorosamente demostró que se puede hacer cambios en paz. Cuarenta años de sobrevivencia nos contemplan. Con coraje, con optimismo este movimiento ha mantenido la convicción; en aquellas circunstancias difíciles supo “presentar en su diestra el acero de la guerra o el olivo de la paz”.  Para las generaciones civiles y militares actuales, es una gran lección. Otros ausentes por razones ajenas a su voluntad, como yo viviendo en el extranjero, los saludo. Y a otros más que por razones insalvables nos dejaron en este plano terrenal, memoria eterna. Mis saludos y felicitaciones para ustedes integrantes del 15 de Octubre de 1979, con sinceridad.

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