¡No va a llevar suerito mi niña!

(Por: Francisco Parada Walsh)


Los tiempos cambian. Las profesiones se enaltecen o se degradan. Una de mis profesiones como es la medicina no puede quedar fuera de esos cambios. Será este artículo la descripción de una realidad que raya lo sublime y la decadencia.

Recientemente recibí una llamada telefónica de una desconocida que me preguntaba si estaba en mi clínica y le respondí afirmativamente, confirmando que llegaría por la tarde a que le pusiera “otro suero” por lo que le respondí que no pongo sueros por auto medicación del paciente ni por dolencia alguna sino es necesario, ella, algo confundida se disculpó y colgó.

Por otro lado tenemos un paciente que se apersonó a mi clínica con una sección total de la falange distal de un dedo de la mano por lo que lo referí al hospital de Chalatenango, el paciente en su angustia llevaba en hielo la parte seccionada y le dijeron que lo podían referir a un cirujano plástico y que los honorarios serían siete mil dólares. Estamos ante dos casos puntuales donde podemos ver el engaño tradicional que significa poner un suero vitaminado y por el otro, unos honorarios fuera de la realidad de un joven que gana siete pesos al día.

Realmente en la vida y en la práctica médica cada paciente tiene el derecho de ir donde le plazca y gastar o pagar los honorarios que en muchas ocasiones de justos no tienen nada pero así camina el mundo. Es común ver rótulos en clínicas en ciudades como La Palma que ofrecen constancias médicas y actas de defunción como que si el médico fue preparado para dar muerte y no vida, por eso el título de este artículo que lo comparo cuando uno viaja en buses interdepartamentales y al llegar a Aguilares las vendedoras con sus estridentes voces cual Tina Turner gritan: ¿No me va llevar quesadilla mi niña? , ¿”No me va a llevar suerito mi niña”?, ¿Tan patas arriba está la profesión médica?: Si, tan patas arriba y falta más; llegará un momento que debido a la proliferación y desempleo de médicos que harán procedimientos tan raros, exóticos e irreales cual Víctor Frankenstein para la bolsear al paciente.

En el área rural el ejercicio de la medicina se abraza con el delito y la mala praxis: Inventar operaciones para que un médico ladrón se lucre a costa de un pobre paciente que tuvo que hipotecar su terreno para pagar los honorarios médicos, hay unos aparatos que basta poner la palma de la mano y aparecen una lista infinita de enfermedades que afligen al incauto paciente donde casi se le dice que está muerto en vida; esa es la medicina en El Salvador donde cada quien hace lo que quiere; me pregunto ¿Dónde están las autoridades que rigen a esos médicos farsantes?: No aparecen, y las cosas se vuelven peores en la capital del pecado donde un paciente es crucificado y esquilmado como oveja ante un médico que deja en la administración del hospital un recibo cobrando honorarios inimaginables; casos conocidos cuando le dicen a la familia del paciente que mejor lleven a su grave enfermo a un hospital público, no lo hacen por su maravilloso don de gente sino porque ya lo exprimieron y poco importa si vive o muere, aun, mejor que fallezca en otro lugar. Estos ejemplos parecen sencillos, cotidianos o que no tienen relevancia alguna pero ese es el pan de cada día del gremio médico; por supuesto, hay excepciones de médicos honorables y con una reputación intachable pero es una minoría y casi siempre, casi siempre son médicos pobres.

“El médico pone sueros”, el medico que se inventa exámenes de gabinete van ganando terreno a pasos agigantados ante un paciente cada vez más confundido, indefenso y pobre. ¿Cuántos Frankensteins están inscritos en la Junta de Vigilancia de la Profesión Médica?: ¡Vaya usted a saber!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

A %d blogueros les gusta esto: