Y si se captura hasta el último pandillero, ¿se habrá ganado la llamada “guerra contra las pandillas”?

No. Ahí la respuesta corta.

Luis Arnoldo Colato Hernández*

Para analogar podemos preguntarnos: ¿se acabó el fascismo al final de la segunda guerra mundial? No.

Se recompuso en el denominado neofascismo y su expresión menos incómoda, el neoliberalismo. Así las cosas, la campaña emprendida por el gobierno salvadoreño supuestamente dirigida a desmontar las pandillas, en sus propias palabras y con sus propias cuentas, pronto concluirían, puesto que la mayoría de pandilleros ha sido refundido en el sistema carcelario.

Esto porque de acuerdo a las cifras del GOES la totalidad de elementos que constituye a estas estructuras es de 90, 0000, lo que implica que habiéndose detenido algo más de 56, 000, al ritmo presente, en breve se podrá cantar victoria.

Por supuesto debemos al menos suponer, que las cifras manejadas adolecen de hierros capitales, como el que no todos los detenidos son miembros activos de las tales pandillas, admitiendo el mismo ejecutivo que algo más del 1% de las detenciones pueden probablemente ser equivocadas, pues se realizaron por su apariencia, léxico, espacio de circulación y no por causales jurídicas, pero además porque no hay referente que nos permita contrastarlas, ni medios para comprobarlas.

Empero y de acuerdo a las cifras implicadas como a las variables en sí mismas, un porcentaje más acertado en términos estadísticos es el del 10% de detenciones equivocadas, misma que sin duda se incrementará de acuerdo a las diferentes circunstancias implicadas en cada detención, y suponiendo que se revisará jurídicamente de forma apropiada cada una.

Como sea, es el caso que cuando finalmente de acuerdo a lo prometido por los diferentes elementos gubernamentales que se han pronunciado al respecto, finalmente, se haya detenido hasta el último de los miembros activos de las criminales pandillas, ¿podrá verdaderamente el estado cantar victoria? No.

Simple y sencillamente No, porque el fenómeno pandilleril es una derivación de un mal intrínsecamente estructural, que tampoco ha sido abordado multidisciplinariamente, por lo que la persecución y eliminación de la pandilla como estructura visible físicamente no constituye su final, sino su ocultación, puesto que las causales de su existencia, entiéndase los patógenos sociales que la causan, es decir la injusticia, la exclusión y la marginación sociales, siguen existiendo, y de hecho se han profundizado, en consecuencia, solo mutaran constituyéndose siempre en una expresión del repudio al modelo que a su vez los repudia, en razón de su origen, en un círculo perverso del que apenas es el 1% de la población elitista la única ganadora: siempre a expensas de la desgracia ajena.

Entonces y ya próxima la celebración, deberemos por un lado plantearnos cómo abordar la recuperación de estos miles de detenidos, para reformarlos y reconvertirlos como ciudadanos útiles, para que cuando sean liberados no constituyan una nueva amenaza o carga social, y sean de provecho para sí mismos como para el resto de la sociedad.

También y ya con seriedad, deberemos abordar las causales sociales que los forjó, desactivarlas y de paso abrir a nuestra sociedad para que todos y todas quepamos.

Interesante tarea, ¿no?

*Educador salvadoreño.

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